Una de las peores películas que haya visto nunca. No tiene nada, absolutamente nada del llamado "séptimo arte". Es un anuncio publicitario, una caricatura sin guión, ni inteligencia ni gracia. Un chiste malo que busca rascarte los bolsillos mientras te llena los oídos de insultos, palabras soeces y mal gusto, es decir, de palabras "transgresoras". Una auténtica bazofia que debe evitarse a toda costa. No dejes que tus hijos la vean.

O a los críticos se les va la olla o alguien les unta bacalao del bueno para escribir de esta película cosas como es bella, atrevida, especulativa, retórica, discursiva, armónica y un largo etcétera de idas de olla solo aptas para lunáticos. La película es mediocre, absurda, aburrida y sobre todo, soporífera. No tiene nada rescatable, excepto si en la butaca de al lado se sienta una tía buena con ganas de marcha. Salí del cine pitando y sin mirar atrás. No quería que los niños se rieran de mí.

Pues eso. A ver si aprendemos de Alien que no necesitó de un lenguaje técnico sobre la vida ni tecnicismo de ningún tipo para ser una buena película. En los últimos años se ha apoderado de Hollywood una especie de cientifismo que satura la mente del espectador con explicaciones industriales, expertas, recargadas y sobrevaloradas, que han convertido el cine de culto en un sesudo documental. Cuando estrenan una cinta de ciencia ficción, me lo tengo que pensar dos veces antes de ir a verla, porque no se si acabaré visualizando una especie de Teoría del Todo de Stephen Hawking. Volvamos al cine, damas y caballeros, y dejemos los documentales a la National Geographic.