El cavernícola acostumbra el llamado de la selva para elaborar o cepillar la herramienta. A ojos del cine objetivo o extrictamente comercial, me pasa por excusa drámatica tropezar con un "fiambre". No hay carne (excepto la del yaciente y cruda más encima), ni necesidad de hambre que justifique romperse los dedos contra las piedras de edición. No imagino al editor arrojando un hueso por los aires al estilo Kubrick, pero admitámoslo, resiste sobrehumanamente a su capacidad de selección, defendiéndose.
Luego, el click retiene un matrimonio para toda la vida y el flash lo imprime como "un matrimonio de papel". Hay tan poco engaño en la verdad fotográfica, el uso de filtros no cuela las promesas ni los rostros, la imagen latente no pierde la memoria como la retina. El cine arte nos refiere cuales pasajeros en el macro argumento; David Hemmings, viviendo su mañana de verano, exitándonos y embriagándonos, en el redondo sentido de la palabra, hasta la más cotidiana extinción. Entonces, cómo asalta la delincuencia en su trastocado mundo?
Tesis: Como no he visto a ningún escritor morir ultimado por el ataque de un lápiz, prescribe un legítimo hartazgo incluso hacia el desempeño más devoto y entusiasmado. -