No son tiempos para aventuras costosas y despliegues innecesarios. Son tiempos de crisis, de infinito desapego al cine español y de micromecenazgos por doquier. Y también de películas partidas por la mitad. Es lo mejor del debut de Sorogoyen, una parte anodina con momentos de vergüenza ajena (esa insistencia del muchacho, esa sonrisa de la muchacha ante las "locuras" de él, ese despojarse de ropa, esa parejita cómplice....) y otra parte que casi todos hemos vivido en primera persona pero que nunca la habíamos visto en el cine español. Se trata de...

Blake Edwards era grande, muy grande. En argumento pero también en la dirección, y para muestra esta película, con soberbios movimientos de cámara y usos magníficos de las elipsis enfrentados a un argumento que no hay por dónde cogerlo. Un asesino del que no se sabe nada pero que hace lo que quiere frente a una policía que nunca está vigilando donde debe estar (la cafetería, la gasolinera, el pub, etc, etc) y que descubre cosas por ósmosis.

Siempre me pregunto lo mismo cuando veo este tipo de productos. ¿Es esto cine? ¿Hay verdadero talento detrás de la cámara... e incluso delante? Creo que no. Que esto no es cine. No se puede mover TODO EL RATO la cámara alrededor de los personajes para aportar una falsa ligereza, no se puede MENTIR al espectador contando cosas que él no ha visto y abusando de risibles giros de guión y, por último, no se puede hacer perder el tiempo a la gente de forma tan lastimosa. En estos tiempos que corren, con tantas películas esperando en las estanteráis o en el ordenador, el Sr. Leterrier pretende que su filme es mejor que otros. Pues no. Es un truño. Un truño como el que parece oler Mark Ruffalo todo el rato. Esa cara....

No ha hecho ningún bien el paso del tiempo a una de las películas más premiadas y reconocidas de Gutiérrez Aragón, que recurrió a sus recuerdos infantiles para narrar un drama de miserias, estraperlo e hijos ilegítimos. Ana Belén y Encarna Paso son lo mejor de un filme lleno de altibajos, con secuencias buñuelescas (el toro entrando en la Iglesia, la foto final) y otras antiguas como la vida misma muy propias de nuestra transición cinematográfica (los bailes de pueblo, las secuencias sexuales, los niños mimados...).

Ojka

Pues sí, está el abogado alcohólico y ultrafumador que acaba durmiendo en el sofá con (siempre) planos delante y atrás de botellas vacías, está la chica guapísima 20 años menor que él que no duda en sentirse enormemente atraída por su veterana personalidad, está el admirador-fan-psicópata que le sigue y que le quita a la chica con el consiguiente peligro, está el amigo comisario de policía o forense o los dos juntos que le facilitan la labor en un plisplás, está aqueeeello tan bueno de despertarse en un bar justo cuando sale la pareja del portal (como lo de aparcar en la puerta de la casa donde se va), está la cosa moderna de director con influencias que consiste en rodar alguna secuencia con obras de arte o incluso con ¡grupos de teatro salvaje! y finalmente...