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Críticas ordenadas por utilidad
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6,3
30.031
3
23 de abril de 2025
23 de abril de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no empieza mal y tiene cierto magnetismo; el nombre de thriller lo cumple perfectamente. La sensación de tensión y ansiedad también está bien lograda, pero no termina de cumplir con todo lo que promete. Quiere abarcarlo todo y, al final, deja muchos frentes abiertos.
Para empezar, a Bardem no lo termino de ver en este papel. No transmite el peso que necesita el personaje, exagera demasiado y pierde toda naturalidad. A medida que avanza, la película se les va de las manos. Parece que intentan imitar a Lynch, pero el resultado queda cutre y forzado. Aronofsky parece creer que cuanto más kafkiano, más lyncheano y más surrealista sea todo, mejor será la obra. Lo siento, amigo, pero ¡no! Lo kafkiano y lo complejo hay que saber hacerlo, estar a la altura de la magnitud que implica, no parecer que el guion lo han escrito dos esquizofrénicos puestos de keta.
Jennifer Lawrence no lo hace del todo mal, pero tampoco logra una conexión real con el espectador. Le pongo esta nota por las ínfulas que tiene la película, por la complejidad que intenta alcanzar y cómo se estrella en el intento: guion, diálogos, actuaciones... Lo único que más o menos la salva son algunos planos, pero poco más.
Para empezar, a Bardem no lo termino de ver en este papel. No transmite el peso que necesita el personaje, exagera demasiado y pierde toda naturalidad. A medida que avanza, la película se les va de las manos. Parece que intentan imitar a Lynch, pero el resultado queda cutre y forzado. Aronofsky parece creer que cuanto más kafkiano, más lyncheano y más surrealista sea todo, mejor será la obra. Lo siento, amigo, pero ¡no! Lo kafkiano y lo complejo hay que saber hacerlo, estar a la altura de la magnitud que implica, no parecer que el guion lo han escrito dos esquizofrénicos puestos de keta.
Jennifer Lawrence no lo hace del todo mal, pero tampoco logra una conexión real con el espectador. Le pongo esta nota por las ínfulas que tiene la película, por la complejidad que intenta alcanzar y cómo se estrella en el intento: guion, diálogos, actuaciones... Lo único que más o menos la salva son algunos planos, pero poco más.

3,8
672
1
29 de septiembre de 2019
29 de septiembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La otra noche me apetecía echarme unas risas y verme una comedia decente , vi estrenada este titulo y parecía que iba a ser una película tronchante.Pero cuándo la comenze a ver cada vez se hacia más estúpida y absurda la trama cuyo argumento carece de sentido , si es verdad que tiene algún golpe de humor al principio pero nada que pueda defender la comedia de Spindel que se cae a trozo
7
27 de febrero de 2025
27 de febrero de 2025
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de tener las expectativas muy altas (o incluso insuperables) con Peaky Blinders, Mil golpes no iguala la obra maestra de Steven Knight, pero no decepciona en absoluto. La ambientación de la época en Londres es impecable, los diálogos son muy buenos y los personajes y sus historias logran enganchar desde el principio.
Como gran fan del boxeo, Knight recrea perfectamente los inicios del noble arte y las escasas oportunidades de la época. El personaje de Sugar cautiva desde el principio con su personalidad arrolladora y su agresividad, que Stephen Graham plasma a la perfección.
Son seis capítulos que no quieres que terminen; ocurre lo mismo que con Peaky Blinders: cada episodio supera al anterior y te hace empatizar aún más con los personajes. Tenía muchas expectativas y, la verdad, las han superado con creces. Espero con ansias la segunda parte.
Como gran fan del boxeo, Knight recrea perfectamente los inicios del noble arte y las escasas oportunidades de la época. El personaje de Sugar cautiva desde el principio con su personalidad arrolladora y su agresividad, que Stephen Graham plasma a la perfección.
Son seis capítulos que no quieres que terminen; ocurre lo mismo que con Peaky Blinders: cada episodio supera al anterior y te hace empatizar aún más con los personajes. Tenía muchas expectativas y, la verdad, las han superado con creces. Espero con ansias la segunda parte.
Serie

8,0
42.844
10
25 de abril de 2025
25 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil definir una serie como esta, porque todos los halagos o adjetivos que le pongas se quedan cortos para describir esta obra. No es solo un “serión”, es una auténtica obra maestra. Qué nivel en todas las temporadas y en todos los personajes. No hay ni un solo personaje que sobre: todos son relevantes y necesarios en la historia y en este grato viaje que nos ha dado A dos metros bajo tierra.
En la vida te puedes reír de muchas cosas con facilidad, pero tomarte la muerte de una forma tan natural y sarcástica como lo hace esta serie, y encima lograr que sea divertida, es muy pero que muy difícil. A dos metros bajo tierra trata este tema con tanta naturalidad y humor que consigue hablar sin tapujos de aquello que a todos nos asusta: la muerte. Y lo hace mostrando que en la vida solo hay una cosa segura: que todos vamos a morir.
Sé que al principio la serie puede parecer lenta, pero si sabes tener paciencia y la aprendes a apreciar, te das cuenta de que es una de las mejores de la historia. A medida que avanza, juega cada vez más con todo tipo de sentimientos: incomprensión, soledad, depresión, impotencia, rabia, miedo... Es una serie que, siendo muy dramática, también sabe ser divertida, y lleva ese drama con toques de humor que calman la tormenta.
Los personajes no pueden ser mejores. Empiezo por el protagonista, Nate Fisher. Todo comienza con la muerte de su padre, dueño de una funeraria. Nate, que se fue joven de casa buscando libertad y eludiendo responsabilidades, tiene que volver cuando su padre muere, y se encuentra con la sorpresa de que le deja el 50% del negocio. Él pensaba que se lo dejaría todo a su hermano David, mucho más implicado, responsable y que ha soñado siempre con dirigir la empresa.
Nate se siente obligado a cumplir con el último deseo de su padre. Tiene que dejar su vida sin ataduras, iniciando un viaje de madurez y reenfoque, mientras conoce a Brenda, una mujer con una familia también muy peculiar. El personaje de Brenda es espectacular: lucha por encajar en una vida ordenada que desea, pero también se siente atraída por su lado salvaje, de caos y placer. Esa dualidad hace que su evolución sea brillante.
David es un hombre gay reprimido, muy correcto, recto e implicado, cuyo objetivo principal es continuar el legado de Fisher e hijos. Sin embargo, también tiene un lado sentimental muy profundo: desea encontrar a alguien que sea su apoyo emocional. Ahí entra Keith, un policía negro, homosexual abiertamente, con valores y principios férreos. Su relación con David es complicada porque este último aún no se atreve a vivir abiertamente su identidad.
Claire, la menor de los hermanos y la más alocada y bohemia, es una chica joven, juerguista y con cierta relación con las drogas. Es un espíritu libre que solo quiere vivir la vida, muy lanzada con los chicos, buscando una conexión que en casa no logra encontrar. Sin embargo, tampoco con ellos encuentra lo que tanto ansía.
Y cómo no, Ruth Fisher, la matriarca. Creo que es el personaje que más transmite en toda la serie. Refleja una soledad y un vacío profundos: siente que ya no pinta nada en su casa, que sus hijos han crecido, que ha quedado viuda… y teme quedarse sola. También se siente reprimida, porque por años no pudo vivir la vida que quería, y ahora no sabe cómo hacerlo sin sentir la presión del "qué dirán".
Billy, el hermano de Brenda, es un chico bipolar con una dependencia extrema de su hermana, quien debe hacerse cargo de sus bajones y brotes. Esto afecta también a su relación con Nate, y la lleva a preguntarse si debe seguir arreglando los platos rotos de su familia o empezar a vivir su propia vida.
También está Federico, un puertorriqueño a quien Nate Fisher padre ayudó a formarse y le pagó los estudios. Por un lado, se siente en deuda con los Fisher; por otro, se siente ninguneado y poco valorado, lo que le hace dudar entre seguir allí por lealtad o buscar su propio camino.
Y cómo olvidar a Nathaniel Fisher padre, quien, aun estando muerto, sigue teniendo un papel importante en la serie. Es la conciencia y el quebradero de cabeza de sus hijos. Quería continuar el legado familiar y, en cierto modo, consigue lo más importante: que la familia permanezca unida después de su muerte.
Esta serie te hace replantearte muchos aspectos de la vida: cómo la vivimos, que el tiempo no es eterno, y que hay que disfrutarla, porque nunca sabemos cuándo nos iremos al otro barrio. Te hace reflexionar sobre emociones como la soledad, la frustración, la incomprensión, así como sobre la familia, la unión, la lealtad…
Te muestra que la muerte hay que tratarla como algo natural, algo que nos llegará a todos, y que incluso se puede aprender a sobrellevarla con una sonrisa.
Esta serie está en el olimpo, junto con Los Soprano, Breaking Bad, Shameless… (hablo desde mi opinión personal). Admito que hay que tener paciencia, pero lo repito: si sabes apreciarla, la espera merece muchísimo la pena.
En la vida te puedes reír de muchas cosas con facilidad, pero tomarte la muerte de una forma tan natural y sarcástica como lo hace esta serie, y encima lograr que sea divertida, es muy pero que muy difícil. A dos metros bajo tierra trata este tema con tanta naturalidad y humor que consigue hablar sin tapujos de aquello que a todos nos asusta: la muerte. Y lo hace mostrando que en la vida solo hay una cosa segura: que todos vamos a morir.
Sé que al principio la serie puede parecer lenta, pero si sabes tener paciencia y la aprendes a apreciar, te das cuenta de que es una de las mejores de la historia. A medida que avanza, juega cada vez más con todo tipo de sentimientos: incomprensión, soledad, depresión, impotencia, rabia, miedo... Es una serie que, siendo muy dramática, también sabe ser divertida, y lleva ese drama con toques de humor que calman la tormenta.
Los personajes no pueden ser mejores. Empiezo por el protagonista, Nate Fisher. Todo comienza con la muerte de su padre, dueño de una funeraria. Nate, que se fue joven de casa buscando libertad y eludiendo responsabilidades, tiene que volver cuando su padre muere, y se encuentra con la sorpresa de que le deja el 50% del negocio. Él pensaba que se lo dejaría todo a su hermano David, mucho más implicado, responsable y que ha soñado siempre con dirigir la empresa.
Nate se siente obligado a cumplir con el último deseo de su padre. Tiene que dejar su vida sin ataduras, iniciando un viaje de madurez y reenfoque, mientras conoce a Brenda, una mujer con una familia también muy peculiar. El personaje de Brenda es espectacular: lucha por encajar en una vida ordenada que desea, pero también se siente atraída por su lado salvaje, de caos y placer. Esa dualidad hace que su evolución sea brillante.
David es un hombre gay reprimido, muy correcto, recto e implicado, cuyo objetivo principal es continuar el legado de Fisher e hijos. Sin embargo, también tiene un lado sentimental muy profundo: desea encontrar a alguien que sea su apoyo emocional. Ahí entra Keith, un policía negro, homosexual abiertamente, con valores y principios férreos. Su relación con David es complicada porque este último aún no se atreve a vivir abiertamente su identidad.
Claire, la menor de los hermanos y la más alocada y bohemia, es una chica joven, juerguista y con cierta relación con las drogas. Es un espíritu libre que solo quiere vivir la vida, muy lanzada con los chicos, buscando una conexión que en casa no logra encontrar. Sin embargo, tampoco con ellos encuentra lo que tanto ansía.
Y cómo no, Ruth Fisher, la matriarca. Creo que es el personaje que más transmite en toda la serie. Refleja una soledad y un vacío profundos: siente que ya no pinta nada en su casa, que sus hijos han crecido, que ha quedado viuda… y teme quedarse sola. También se siente reprimida, porque por años no pudo vivir la vida que quería, y ahora no sabe cómo hacerlo sin sentir la presión del "qué dirán".
Billy, el hermano de Brenda, es un chico bipolar con una dependencia extrema de su hermana, quien debe hacerse cargo de sus bajones y brotes. Esto afecta también a su relación con Nate, y la lleva a preguntarse si debe seguir arreglando los platos rotos de su familia o empezar a vivir su propia vida.
También está Federico, un puertorriqueño a quien Nate Fisher padre ayudó a formarse y le pagó los estudios. Por un lado, se siente en deuda con los Fisher; por otro, se siente ninguneado y poco valorado, lo que le hace dudar entre seguir allí por lealtad o buscar su propio camino.
Y cómo olvidar a Nathaniel Fisher padre, quien, aun estando muerto, sigue teniendo un papel importante en la serie. Es la conciencia y el quebradero de cabeza de sus hijos. Quería continuar el legado familiar y, en cierto modo, consigue lo más importante: que la familia permanezca unida después de su muerte.
Esta serie te hace replantearte muchos aspectos de la vida: cómo la vivimos, que el tiempo no es eterno, y que hay que disfrutarla, porque nunca sabemos cuándo nos iremos al otro barrio. Te hace reflexionar sobre emociones como la soledad, la frustración, la incomprensión, así como sobre la familia, la unión, la lealtad…
Te muestra que la muerte hay que tratarla como algo natural, algo que nos llegará a todos, y que incluso se puede aprender a sobrellevarla con una sonrisa.
Esta serie está en el olimpo, junto con Los Soprano, Breaking Bad, Shameless… (hablo desde mi opinión personal). Admito que hay que tener paciencia, pero lo repito: si sabes apreciarla, la espera merece muchísimo la pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La muerte de Nate es la parte más emotiva de la serie, y saca a la luz todos los temores y sentimientos que han ido aflorando en los personajes a lo largo de toda la trama. Brenda, que busca y ansía el equilibrio, no quiere convertirse en otra desequilibrada y caótica como su familia. Sin embargo, arrastra una gran frustración, ya que ese lado oscuro la atrae con fuerza, y vive con la impotencia de no poder huir de esa naturaleza.
Ruth termina sintiéndose aún más vacía, pero parece entender y reflexionar que debe buscar la felicidad en sí misma, y no en su dependencia emocional hacia los demás. Durante toda la serie se ha volcado en los otros, intentando llenar su vacío y lanzándose a la piscina por miedo a la soledad, fracasando estrepitosamente en la mayoría de los casos.
David se enfrenta a sus miedos y traumas, y se da cuenta de que la única forma de salir de su bloqueo es enfrentándolos. Por fin ve que tiene ese proyecto de futuro que tanto le ha costado, después de sus idas y venidas con Keith, intentando sustituirlo con otras personas en busca de una conexión que no encontró en nadie más.
Claire hace un viaje de madurez y crecimiento al replantearse sus metas y luchar por lo que quiere, dejando atrás los enredos y la necesidad de ayudar a personas con problemas sin antes resolver los suyos. Cuando aparta a Billy de su vida, comienza una evolución brutal: por fin se quita la venda de los ojos y empieza a ver lo que tantas veces le advirtió su hermano, que Billy estaba enfermo y siempre lo estaría, y que no podía avanzar en la vida cargando con ese lastre.
Federico, por su parte, se atreve por fin a empezar algo por su cuenta y a mirar por él y por su familia. Le cuesta mucho decirles a los Fisher que quiere vender su parte, ya que se considera parte de la familia, lo que le provoca muchas peleas con su esposa. Su lealtad hacia los Fisher le hace difícil tomar la decisión, pero finalmente piensa en su futuro y en su estabilidad y da el paso. Al principio todos están de acuerdo en vender, hasta que David se lo replantea y no quiere dejar morir el legado que tanto le costó a su padre levantar. Con la ayuda de Keith, compra su parte, y Brenda también les da vía libre para que le vayan pagando cuando puedan (ya que heredó la parte de Nate), demostrando que ella también se siente parte de los Fisher.
Brenda también vive su propia caída a los infiernos: embarazada, viuda, con una niña que no es suya y huérfana, con la incertidumbre como bandera y un parto complicado al punto de que la criatura pudo haber muerto. Se siente perdida, sola y desamparada, pero encuentra el apoyo de los Fisher y, aunque parezca irónico, también el de Billy, quien, a pesar de ser su hermano y estar enamorado de ella, siempre estará ahí. Brenda vivirá su vida con resignación, ya que no encontró el equilibrio que buscaba, pero hay quienes aprenden a vivir con el caos e incluso a disfrutarlo.
El final es espectacular, de los mejores que he visto. Cierra todas las tramas y es profundamente emotivo. Cuesta ver los finales de muchos personajes a los que has cogido tanto cariño a lo largo de la historia.
Ruth termina sintiéndose aún más vacía, pero parece entender y reflexionar que debe buscar la felicidad en sí misma, y no en su dependencia emocional hacia los demás. Durante toda la serie se ha volcado en los otros, intentando llenar su vacío y lanzándose a la piscina por miedo a la soledad, fracasando estrepitosamente en la mayoría de los casos.
David se enfrenta a sus miedos y traumas, y se da cuenta de que la única forma de salir de su bloqueo es enfrentándolos. Por fin ve que tiene ese proyecto de futuro que tanto le ha costado, después de sus idas y venidas con Keith, intentando sustituirlo con otras personas en busca de una conexión que no encontró en nadie más.
Claire hace un viaje de madurez y crecimiento al replantearse sus metas y luchar por lo que quiere, dejando atrás los enredos y la necesidad de ayudar a personas con problemas sin antes resolver los suyos. Cuando aparta a Billy de su vida, comienza una evolución brutal: por fin se quita la venda de los ojos y empieza a ver lo que tantas veces le advirtió su hermano, que Billy estaba enfermo y siempre lo estaría, y que no podía avanzar en la vida cargando con ese lastre.
Federico, por su parte, se atreve por fin a empezar algo por su cuenta y a mirar por él y por su familia. Le cuesta mucho decirles a los Fisher que quiere vender su parte, ya que se considera parte de la familia, lo que le provoca muchas peleas con su esposa. Su lealtad hacia los Fisher le hace difícil tomar la decisión, pero finalmente piensa en su futuro y en su estabilidad y da el paso. Al principio todos están de acuerdo en vender, hasta que David se lo replantea y no quiere dejar morir el legado que tanto le costó a su padre levantar. Con la ayuda de Keith, compra su parte, y Brenda también les da vía libre para que le vayan pagando cuando puedan (ya que heredó la parte de Nate), demostrando que ella también se siente parte de los Fisher.
Brenda también vive su propia caída a los infiernos: embarazada, viuda, con una niña que no es suya y huérfana, con la incertidumbre como bandera y un parto complicado al punto de que la criatura pudo haber muerto. Se siente perdida, sola y desamparada, pero encuentra el apoyo de los Fisher y, aunque parezca irónico, también el de Billy, quien, a pesar de ser su hermano y estar enamorado de ella, siempre estará ahí. Brenda vivirá su vida con resignación, ya que no encontró el equilibrio que buscaba, pero hay quienes aprenden a vivir con el caos e incluso a disfrutarlo.
El final es espectacular, de los mejores que he visto. Cierra todas las tramas y es profundamente emotivo. Cuesta ver los finales de muchos personajes a los que has cogido tanto cariño a lo largo de la historia.

7,8
57.841
10
24 de abril de 2025
24 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre, Hitchcock no es que no decepcione, es que cada experiencia con él es una obra maestra. Hitchcock era un adelantado a su tiempo: ya hacía terror psicológico cuando nadie lo hacía.
La atmósfera terrorífica que consigue en esta película está al alcance de muy pocos (si no de ninguno). Desde la llegada de Tippi Hedren a la bahía ya se percibe la tensión, y cuando conoce a la madre del personaje de Rod Taylor, ni te digo. No hace falta banda sonora, el maestro se las apaña perfectamente sin ella. Ese recurso es precisamente lo que le da a la película su atmósfera tan única: el constante ruido de los pájaros eleva cada vez más el terror, hasta convertirlo en un ambiente tan opresivo que parece que no se puede ni respirar.
También destaca la ignorancia colectiva sobre lo que está pasando. No hay explicación ni sentido lógico, por más que los personajes intentan buscar respuestas sin éxito, y sin poder remediar ni siquiera contener la gravedad de los hechos. La incertidumbre de no saber si los ataques van a continuar, si van a aumentar en número, o qué tipo de daño pueden causar, crea un estado constante de tensión.
A raíz de esa situación extrema, también comienzan a aflorar los sentimientos de los personajes principales, y la necesidad de unión para poder sobrellevar lo imposible y caótico de lo que están viviendo.
Actuaciones de 10, guion inmejorable, diálogos intensos… ¿Y qué más se puede decir del maestro? Otra obra maestra firmada con su puño y letra.
La atmósfera terrorífica que consigue en esta película está al alcance de muy pocos (si no de ninguno). Desde la llegada de Tippi Hedren a la bahía ya se percibe la tensión, y cuando conoce a la madre del personaje de Rod Taylor, ni te digo. No hace falta banda sonora, el maestro se las apaña perfectamente sin ella. Ese recurso es precisamente lo que le da a la película su atmósfera tan única: el constante ruido de los pájaros eleva cada vez más el terror, hasta convertirlo en un ambiente tan opresivo que parece que no se puede ni respirar.
También destaca la ignorancia colectiva sobre lo que está pasando. No hay explicación ni sentido lógico, por más que los personajes intentan buscar respuestas sin éxito, y sin poder remediar ni siquiera contener la gravedad de los hechos. La incertidumbre de no saber si los ataques van a continuar, si van a aumentar en número, o qué tipo de daño pueden causar, crea un estado constante de tensión.
A raíz de esa situación extrema, también comienzan a aflorar los sentimientos de los personajes principales, y la necesidad de unión para poder sobrellevar lo imposible y caótico de lo que están viviendo.
Actuaciones de 10, guion inmejorable, diálogos intensos… ¿Y qué más se puede decir del maestro? Otra obra maestra firmada con su puño y letra.
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