Desde luego, quien vaya a ver esta película con el objetivo de "entretenerse", o bien entra en el lenguaje y el tempo de esta película o terminará saliéndose de la sala.

No es cine de entretenimiento, pero es cine. Cine.

Por supuesto, se puede caer en la tentación de decirle al director cómo debía haber enfocado la película: mejor desde el punto de vista de los terroristas; mejor desde las gentes del pueblo; mejor desde las autoridades, desde la lucha entre las concepciones de la religión. Pero sería otra película.

Es una película que pretende meternos dentro de la piel de unos monjes, y creo que, si te dejas, lo consigue. Dentro de la piel de unos monjes que son, ante todo, hombres. No dioses. Ni siquiera héroes. No hay el menor atisbo de panegírico ni de intención catequizadora en el film.

Terminé sobrecogido. Y encantado.

Absolutamente recomendable.