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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
10 de enero de 2013
50 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la extrema "Martyrs", Pascal Laugier da el salto a Hollywood. El resultado, si bien es mucho menos radical que el anterior filme, está lejos de ser una obra comercial al uso.
Y es que "The Tall Man" decepcionará a los que busquen un filme de género. Laugier parte del mito del "Hombre del saco" y de los códigos del cine fantástico y del thriller para armar una trama de desapariciones de niños en una deprimida localidad minera. Avanzado el metraje, el filme revelará una naturaleza bien distinta.
Los dos últimos filmes de Pascal Laugier parecen avanzar en torno a situaciones límite cuya resolución supone un giro radical en la trama y da sentido a lo visto hasta ese momento (En "Martyrs", la matanza inicial de la familia y el posterior descubrimiento de una de las mártires en cautiverio; en "The Tall Man", el secuestro del hijo de Julia, una acertada Jessica Biel). Estos giros de guión no son trampas efectistas para dotar al film de una originalidad distintiva. En la cinta que nos ocupa, conducirán al espectador por todo un itinerario que concluirá con una pregunta directa, cuya respuesta él decide.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No puedo estar de acuerdo con algunas críticas que han tachado el final de la película de moralista y bienpensante. Aunque inicialmente lo parezca, el film no se posiciona a favor del discurso de Julia una vez encarcelada. El punto de vista en "The Tall Man" es el de Jenny (Jodelle Ferland), cuya voz en off -paradójicamente, ella no dialoga con otros personajes hasta el final- narra la película y se encargará de formularnos una pregunta en el plano final devolviéndonos la mirada. La cuestión es: ¿Tienen derecho una pareja de burgueses urbanos idealistas a secuestrar a niños de una localidad sin futuro para darlos en adopción clandestina a otras parejas tan burguesas y urbanas como ellos? Pienso entonces en la cara menos amable de las adopciones de niños provenientes de otros países y su difícil adaptación a un nuevo país, nuevo idioma y nuevos padres.
Ustedes dirán.

Para concluir, permítanme a pesar de todo romper una lanza por el discurso de Julia. ¿No son acaso los niños y los adolescentes ahora y siempre las peores víctimas de la Historia? Chivos expiatorios de una sociedad que no admite sus errores. Objetos tempranos de control, etiquetaje y medicalización. Presas fáciles de miles de modas y campañas publicitarias. Cada vez que el partido político en el poder reformula el sistema educativo a imagen y semejanza de su ideología, los últimos que se tienen en cuenta -si es que se tienen- son sus destinatarios: niños y adolescentes.

No deberíamos basarnos en dicotomías maniqueas como bueno/malo, correcto/incorrecto o competente/incompetente para educar a los niños. No deberíamos limitar su espontaneidad con ínfulas de "llevarles por el buen camino". Deberíamos tratarles como lo que son: seres humanos y no criaturas incompletas o a medio hacer, receptáculos de nuestras malas artes ni objetos decorativos de nuestro narcisismo.

Pero cuidado con lo que hacemos en el nombre de la -supuesta- felicidad ajena.
28 de abril de 2013
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recientemente se hizo pública la quiebra de la distribuidora Alta Films, responsable de que lleguen a nuestras pantallas la mayor parte del cine de autor internacional. Las noticias como ésta no sólo me preocupan, sino que además hacen aumentar la indignación que siento frente al modelo de exhibición cinematográfica que se está imponiendo de forma alarmante: el de las multisalas en centros comerciales con su oferta casi exclusiva de blockbusters.

Ante semejante clima, no quise perder la oportunidad de asistir al Festival Internacional de Cinema d'Autor celebrado en Barcelona. La película que escogí ver, atraído por el título y sin apenas referencias, fue "Simon Killer".

El Simon del título es un chico neoyorquino que viaja hasta París tras romper con su novia. ¿Y qué más? pues si ustedes consultan la sinopsis oficial, sabrán que Simon iniciará una relación con una joven prosituta y que se meterá en líos. Eso ocurrirá, sí. Pero no es ésta una historia sobre la pérdida de alguna clase de inocencia mediante el descenso a submundos ocultos. Esta es la historia de un tipo que establece relaciones muy turbias con las mujeres.

A medida que transcurría el metraje -por más que me gustasen las interpretaciones, la planificación, la banda sonora, la excelente fotografía de Joe Anderson o las muy realistas escenas de sexo- tenía la sensación de que la historia se demoraba bastante en arrancar. Esperaba el momento en que Simon hiciese honor al título. Finalizada la película, entendí que no existía tal demora. Lo que el director decide contar es significativo, al margen de si Simon es literalmente un killer o no.

En efecto, Antonio Campos envuelve al filme en un aroma de thriller -el propio título, la violencia latente y la sordidez del primer tercio del metraje- que recuerda al Jacques Audiard de "De latir, mi corazón se ha parado". Pero, aunque exista un cierto flirteo con elementos policíacos, la historia se decanta por el retrato del protagonista, un homicida en potencia que vive como un parásito de las mujeres que encuentra.

Campos ofrece una puesta en escena poderosa -en la línea de Steve McQueen-, con predominio de los planos fijos, aunque en alguna ocasión abuse de los "momentos musicales". El director neoyorquino entrega una película de naturaleza engañosa pero no deshonesta, con una fuerza visual y una fisicidad entre los actores muy notable. Lástima que propuestas como "Simon Killer" queden sin distribución en nuestro país.
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spoiler:
Simon sigue el mismo patrón con las tres mujeres de la película -la ex-novia ausente, la prostituta y la chica francesa-. Deducimos que la ex-novia decidió apartarse de él porque Simon reaccionó con violencia (no sabemos hasta qué punto) al creer que ella acababa de acostarse con otro. Ya en París, usa tretas y mentiras para ser el mantenido de la prostituta. Y cuando ella quede desfigurada por los golpes de un cliente, se ligará a la chica francesa y también pretenderá vivir de ella cuando las cosas se pongan definitivamente feas. No deja de ser llamativa también la forma en que Simon inicia relaciones sexuales tanto con la prostituta como con la chica francesa: una vez desnudas, les pide permiso para quedarse simplemente mirándolas y así masturbarse. En efecto, Simon cosifica a las mujeres que le rodean usándolas en beneficio propio. Además, no duda en agredirlas si le plantan cara.

Será en el desenlace cuando el director filme a Simon caminando de cara y ya no de espaldas como en el resto del metraje, mientras en off lee el último mail enviado a su ex-novia. La verdadera naturaleza de Simon queda clara entonces.
11 de octubre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es mi primera crítica. Qué mejor que comenzar con una película que no tenía hasta la fecha ni una sola votación.
Resulta fácil no ya criticar sino directamente cargarse un film como "Snuff". El guión (si lo hubo), las interpretaciones de actores y actrices, la dirección de fotografía así como la planificación son dignas de Ed Wood. Lo único de -relativo- interés en esta cinta son los minutos finales (ver en spoiler). A partir de la leyenda que generaron, se adoptó el título de este filme para denominar aquella clase de filmaciones -existentes o no- que muestran torturas y asesinatos reales grabados a propósito.
El argumento de "Snuff" nunca queda claro del todo. Las escenas giran en torno a un grupo de despampanantes hippies que obedecen ciegamente a un Macho Alfa al que llaman Satán, nada más ni nada menos. Se supone que estas servidoras de Satán pretenden asesinar a modo de sacrificio sectario a una actriz recién llegada a Latinoamérica (supuestamente la acción tiene lugar en Argentina). Bajo este pretexto, veremos a las servidoras de Satán matar a gente injustificadamente con cuchillos y pistolas, tomar drogas y de vez en cuando enseñar las tetas, faltaría más en una película tan serie Z como esta.
Sin embargo, en el tramo final asistimos a un flashback que ilustra el pasado de abusos sexuales y dominación masculina en una de las hippies. Entonces sus crímenes pasan a tener un delirante matiz de venganza feminista. Y de pronto...
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cuando las satánicas logran apuñalar a la actriz que buscaban, una voz fuera de plano dice "CUT" y resulta que estábamos en una película dentro de otra. Pero no nos engañemos. No es un giro final de guión que jusitifique las incongruencias de la trama, es una forma -tramposa y sensacionalista- de darle algún final a semejante engendro.
Tras el "CUT", uno de los técnicos del rodaje que acabamos de descubrir (probablemente el director) considera oportuno empezar a liarse ahí mismo con una actriz mientras les filman. Lo que empieza siendo un magreo adopta otro tono cuando el tipo saca un cuhillo y comienza a intimidar a la actriz. Tras ser acuchillada, a la actriz se le cercenará un dedo con unos alicates y se le cortará una mano con una sierra (!que ya tenían lista debajo de la cama!). Finalmente, su verdugo muestra sus vísceras frente a la cámara como si de un trofeo se tratase.
Si bien es cierto que la escena final tiene una textura más realista (¿la rodaría otro director?) y que los gritos de la actriz asesinada son mucho más realistas que los de las actrices del resto de metraje, la sangre falsa delata el carácter ficticio de la escena. Además, en planos posteriores puede apreciarse que la actriz sigue conservando todos los dedos en su sitio. El trucaje utilizado para simular la mutilación de la mano y la posterior evisceración de la actriz son evidentes (parte de su cuerpo queda oculto dentro de una falsa cama). Así que nada, señores. De filmación real, nada.
"Snuff" no vale la pena salvo que quieras descubrir por tí mismo cuál es el origen del término "snuff movie". Es un film deshonesto, cutre y tedioso.
Salud!
4 de marzo de 2013
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras leer las otras críticas en FilmAffinity de esta película, he tenido mis dudas. ¿Es realmente "New York Ripper" una parodia autocrítica del "giallo" italiano? ¿Pretendía Lucio Fulci de veras hacer reír al espectador incorporando elementos tan demenciales como un psicópata que hace "cuac, cuac" mientras acuchilla salvajemente a sus víctimas? ¿Excusa ese supuesto tono autoparódico todos los defectos del film, empezando por la simplicidad esquemática de trama y personajes?

Más allá de ese punto de vista -que me parece tan interesante como cuando documentos tan insólitos como "Grizzly Man" son interpretados como falsos documentales-, considero que "New York Ripper" es un ejercicio a cargo de un director con personalidad propia, más que una parodia, gusten o no los resultados.

Fulci -que muestra aquí un saber hacer marcadamente superior a la espantosa "Nueva York bajo el terror de los zombies"- entrega un filme repleto de sadismo y violencia, sórdido, torpe, con personajes de una sola pieza que enuncian diálogos ridículos y tópicos. La premisa argumental es presentada sin grandes rodeos: la aparición del cadáver mutilado de una mujer pone en alerta al teniente de policía Williams, que, con la aparición de nuevos cadáveres, caerá en la cuenta de que se trata de un asesino en serie con un patrón fijo. Contará con la colaboración de un experto profesor universitario. Veremos aparecer también al turbio principal sospechoso de los crímenes, a una víctima superviviente y su novio, así como a una burguesa entregada a los placeres sexuales más oscuros bajo el amparo de una relación abierta con su marido.

El sello de Fulci se hace notar en el tratamiento de los crímenes, siempre contra mujeres hermosas en cuya belleza el director italiano se recreará tanto como en los posteriores efectos de las armas blancas sobre sus cuerpos. La ecuación cuerpo deseable-cuerpo masacrado se hace especialmente patente en la desagradable escena en la que el psicópata mutila y asesina a la prostituta que frecuentaba Williams. El asesinato como castigo por suscitar el deseo. También a este respecto, resulta ejemplar la escena en que el destripador mata a una mujer clavándole una botella rota en la entrepierna después de que la hayamos visto mantener relaciones sexuales en un espectáculo público.
Por otro lado, el momento en que un macarra masturba a la burguesa con el pie es digna de los instantes previos al sexo explícito en un filme porno.

Surge entonces un segundo interrogante. ¿Es "New York Ripper" un filme misógino?

El cine de terror es uno de los géneros más sinceros, si no el que más, a la hora de reflejar fantasmas individuales y colectivos. Es obvio que Fulci no es un narrador fluido, un creador de personajes complejos ni un buen director de actores. Pero deja su impronta personal al poner en escena semejantes actos de violencia contra las mujeres. Más que misoginia, el director italiano parece hablarnos de la impotencia masculina frente a la habilidad de las mujeres para escoger y encandilar con su belleza a los hombres. No por ello deja de ser "New York Ripper" una película sensacionalista, que avanza generando en el espectador la constante expectativa de ver nuevos crímenes o la ejecución final del psicópata en manos de la policía. Pero la mirada de Fulci merece ser tenida en cuenta. A destacar el sueño del cine de la víctima superviviente, repleto de connotaciones sexuales.

No se le puede negar al filme una cierta capacidad para sorprender con algún giro final respecto a la identidad del asesino, aunque la justificación de sus crímenes y la elección del pato como alter ego no hay por dónde cogerlas. Asimismo, algunos instantes asociados al acoso y ataque del destripador generan cierta angustia.
En definitiva, "New York Ripper" está lejos de ser una buena película. Pero resulta más interesante que cualquier otro producto gore de décadas pasadas que pueda recuperarse gracias a internet.
11 de enero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Martyrs", la enésima película de culto. Otro film maldito, polémico por su elevada dosis de escenas violentas y condenado a carecer de distribución en salas o mercados domésticos, hasta la fecha.
¿Qué es "Martyrs"? ¿Otro más-difícil-todavía de los que abundaban en el Festival de Sitges hasta que los efectos de "A serbian film" sobre las ligas de padres cristianos vinieron a poner un límite? No, definitivamente no.
Aún considerada uno de los máximos exponentes del llamado cine extremo francés (categoría en la que se incluyen directores ajenos al género de terror, como Gaspar Noé), "Martyrs" no es una reformulación del slasher -como la muy reivindicable "A l' interieur"-, ni tampoco otro eslabón más en la cadena inaugurada por la ya cansina franquicia "Saw".
La gravedad de esta cinta la aleja de cualquiera de esos títulos. Y es que "Martyrs" no ofrece concesiones a la comicidad en ningún momento. La violencia aquí no es banalizada, espectacularizada ni eludida. Los efectos de la misma sobre el cuerpo se hacen notar con una fisicidad muy turbadora.

En el prólogo, vemos a una maltrecha niña huyendo de algún lugar. Mientras aparecen los créditos -acompañados de la meláncolica música de Seppuku Paradigm-, sabremos que la niña, Lucie, había sido retenida en cautiverio en una abandonada nave industrial y maltratada día tras día. Lucie será hospitalizada en una clínica y allí trabará amistad con otra niña, Anna. En filmaciones en Super 8, apreciaremos cuán verdadera es esa amistad.
Lucie parece asesiada por una figura fantasmagórica durante su hospitalización. En este tramo del filme, Laugier quizá pretenda hacernos creer que nos hallamos frente a una hsitoria de fantasmas. Ya se verá.
Asistimos después al desayuno de una familia burguesa. Su semblante es del estar unidos y felices, aunque no falta algún que otro elemento inquitante. De pronto, una ya adulta Lucie llama a la puerta de su hogar y ejecuta sin piedad a los cuatro miembros de la familia.
Lucie llama entonces a una igualmente adulta Anna para comunicarle que ha dado con los responsables de su traumático cautiverio en la infancia y que ha acabado con ellos. Anna desconfía de la cordura de su amiga -Lucie no ha dejado nunca de ser acosada por esa figura fantasmal, la cuál es supuestamente responsable de los múltiples cortes que presenta-, pero se presta a ayudarla.
Cuando la película parece en punto muerto, llegarán las respuestas en torno al secuestro de Lucie y sus responsables y nos veremos conducidos a un tramo final realmente difícil de soportar.

"Martyrs" no pretende excitar al espectador con un recital de torturas sofisticadas. En este filme, la violencia genera una incomodidad real. El dolor, la sordidez impregnan cada escena. Queda finalmente una interrogación sobre el dolor como forma de lograr un estado de trascendencia y aprehender el sentido de la vida. Si tenemos en cuenta la historia de los santos patrones, el origen de las festividades en nuestros calendarios, todo esto no debería parecernos tan descabellado. Cabe recordar que los pioneros en la representación de la violencia fueron los retablos que ilustraban los atroces sufrimientos a los que sometieron a las vírgenes mártires.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Descubriremos que los responsables de todo son una especie de sociedad secreta formada por burgueses y aristócratas que se dedican a secuestrar a mujeres y niñas para someterles en cautiverio a palizas y humillaciones constantes (las agresiones sexuales quedan fuera de su programa de tormentos). Esta sociedad secreta, liderada por una siniestra mujer mayor a la que llaman Mademoiselle, no muestra ningún tipo de iconografía religiosa. Se sirven de hombres y mujeres especializados en ejercer la violencia de forma tan fría e impersonal como los soldados de los campos de exterminio.
En el tramo final será Anna quién sufrirá en carnes propias el proceso de martirización. Cuando el clímax se haga insoportable, Anna oirá la voz de la previamente fallecida Lucie, quién le anunciará que si deja de luchar y se entrega, el sufrimiento arreciará. Suena entonces nuevamente la música de Seppuku Paradigm y Laugier crea un extraño momento lírico en una escena tan sórdida.
Anna alcanzará un instante de trascendencia en el umbral entre la vida y la muerte tras ser desollada. No sabemos qué puede ver o sentir en tal estado, pero Mademoiselle se suicidará tras oír sus últimas palabras. Podemos preguntarnos si había perdido el miedo a morir y se entregaba voluntariamente al misterio o bien si fue un último acto de desencanto frente a unas expectativas de trascendencia no cumplidas.

Y "Martyrs" concluye mostrando otra vez las filmaciones en Super 8 de las pequeñas Lucie y Anna mientras aparecen los créditos finales. El efecto que genera es de tristeza.
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