You must be a loged user to know your affinity with stop postureo
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
1
2 de marzo de 2025
2 de marzo de 2025
52 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Aitana: Metamorfosis", cortesía de Netflix, es otro de esos artificiales productos de usar y tirar diseñados para saciar la insaciable necesidad de contenidos de las fans de la artista pop del momento, se llame Marisol o Ana Mena. Como un documental barato de Rociíto en Telecinco o un publirreportaje de Taylor Swift en versión PACO, lo que aquí nos encontramos es un batiburrillo de reacciones de una "diva" cualquiera a los prefabricados temas de moda, a saber, la importancia de la salud mental, el empoderamiento femenino, el miedo al folio en blanco, la posibilidad de actuar en el nuevo Bernabéu, el acoso de los paparazzis, su encuentro con Ibai y una innumerable sarta de bla-bla-blas a cada cual más convencional e insufrible.
Con toda la sabiduría que te da tener 24 o 25 años, desde una paradisiaca playa de Ibiza o un lujoso estudio de grabación en Los Angeles, Aitana anima a sus fans de Manresa, Elda o Usera a salir de su zona de confort y superar sus miedos, cosa que a nosotros nos parece algo como muy etéreo o difuso. De mientras, escuchamos una y otra vez sus canciones, que nos parecen todas tan iguales entre sí como la discografía de Scatman John o Genocide Organ. Aitana, nos dicen, ha sufrido una "metamorfosis", como Chabeli o Gregorio Samsa, ahí es ná. Aitana, es un hecho, ha pasado de niña a mujer.
Aitana nos habla de sí misma en tercera persona, a lo Aida Nizar, como si lo que hiciera fuera súper importante en el discurrir del mundo o acabase de garabatear el párrafo final de la gran novela americana. Afortunadamente, cada capítulo de este ego-trip dura solo media hora, tiempo suficiente para aburrirse de esta especie de "Some Kind of Monster" ibérico, con una triunfita haciendo de Lars Ullrich y algunos bailes picantones, para disfrute de sus fans heterosexuales, que alguno habrá. "Hago canciones porque me curan", nos confiesa emocionada Aitana Ocaña, como si en lugar de a Aitana estuviéramos escuchando, yo que sé, a Lou Reed o a Leonard Cohen.
Si no te importa pasar mucha vergüenza ajena, tienes menos de trece años o sabes quién demonios es Nicki Nicole, es posible que este documental no te perturbe, o incluso te llegue a interesar. De lo contrario, yo me lo ahorraría.
Con toda la sabiduría que te da tener 24 o 25 años, desde una paradisiaca playa de Ibiza o un lujoso estudio de grabación en Los Angeles, Aitana anima a sus fans de Manresa, Elda o Usera a salir de su zona de confort y superar sus miedos, cosa que a nosotros nos parece algo como muy etéreo o difuso. De mientras, escuchamos una y otra vez sus canciones, que nos parecen todas tan iguales entre sí como la discografía de Scatman John o Genocide Organ. Aitana, nos dicen, ha sufrido una "metamorfosis", como Chabeli o Gregorio Samsa, ahí es ná. Aitana, es un hecho, ha pasado de niña a mujer.
Aitana nos habla de sí misma en tercera persona, a lo Aida Nizar, como si lo que hiciera fuera súper importante en el discurrir del mundo o acabase de garabatear el párrafo final de la gran novela americana. Afortunadamente, cada capítulo de este ego-trip dura solo media hora, tiempo suficiente para aburrirse de esta especie de "Some Kind of Monster" ibérico, con una triunfita haciendo de Lars Ullrich y algunos bailes picantones, para disfrute de sus fans heterosexuales, que alguno habrá. "Hago canciones porque me curan", nos confiesa emocionada Aitana Ocaña, como si en lugar de a Aitana estuviéramos escuchando, yo que sé, a Lou Reed o a Leonard Cohen.
Si no te importa pasar mucha vergüenza ajena, tienes menos de trece años o sabes quién demonios es Nicki Nicole, es posible que este documental no te perturbe, o incluso te llegue a interesar. De lo contrario, yo me lo ahorraría.

6,9
17.812
1
27 de febrero de 2025
27 de febrero de 2025
57 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta peli ya la hemos visto mil veces. Estamos ante una especie de remake posmo de "Dirty dancing","Pretty woman" o "Amelie", pero adoptada a los tiempos de Onlyfans y la pobre y calentorra literatura femenina del llamado movimiento 'chick lit'. Sorprende la cantidad de elogios que ha concitado, porque la verdad es que parece una zarrapastrosa peli hindú o surcoreana de Netflix.
El desastroso trío que conformaron en 2024 los estrenos de "Emilia Pérez", "Anora" y "La Sustancia" nos da una idea de la brutal crisis que vive el cine actual, a pesar del falso triunfalismo y los premios de certámenes como el de Cannes o los Oscar. Por si fuera poco, y tras años de matraca progre con el discurso del empoderamiento feminista, argumentalmente nos confirma que hoy en día solo hay un camino para triunfar siendo mujer, que no es otro que el de la putificación. Si estás gorda o eres fea, no aportas nada.
Más allá de la sexualización extrema del film, el argumento y su desarrollo es desesperadamente tonto. No debería sorprendernos, pues el poster mismo de "Anora" ya nos advierte de que estamos ante otro producto rosa para adolescentes o enanas mentales, a lo Amazon o Netflix. Un 1 sobre 10.
El desastroso trío que conformaron en 2024 los estrenos de "Emilia Pérez", "Anora" y "La Sustancia" nos da una idea de la brutal crisis que vive el cine actual, a pesar del falso triunfalismo y los premios de certámenes como el de Cannes o los Oscar. Por si fuera poco, y tras años de matraca progre con el discurso del empoderamiento feminista, argumentalmente nos confirma que hoy en día solo hay un camino para triunfar siendo mujer, que no es otro que el de la putificación. Si estás gorda o eres fea, no aportas nada.
Más allá de la sexualización extrema del film, el argumento y su desarrollo es desesperadamente tonto. No debería sorprendernos, pues el poster mismo de "Anora" ya nos advierte de que estamos ante otro producto rosa para adolescentes o enanas mentales, a lo Amazon o Netflix. Un 1 sobre 10.

6,3
9.311
2
9 de enero de 2025
9 de enero de 2025
29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basta ya de estafas. Seamos serios. El año pasado nos la colaron con el 'hype' veraniego de 'Longlegs', que era una estafa cinematográfica total. Antes nos engañaron con 'Black Phone', 'Smile' o 'Háblame´. Puro marketing, cero escrúpulos. La primera estafa del 2025 es 'Heretic', a la que le pongo un 2 por su primera hora, muy correcta, y por la acertada interpretación inicial de Hugh Grant. Como era de esperar, la peli decae a partir de la hora de metraje, convirtiéndose en una mamarrachez pretenciosa y una pérdida de tiempo total.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por arte de magia, la actriz tonta se vuelve lista y pasa de ser una lela total a tener el IQ de una superdotada. Tras una parrafada pretenciosa, al guionista se le ocurre soltar la sandez, a capón y sin venir a cuento, de que hay tan pocos judíos en el mundo por culpa del Holocausto, que los eliminó a casi todos. Grotesco.
La peli parece tener un destello de brillantez cuando reflexiona sobre el plagio y suenan los Hollies, a partir de ahí naufraga en la nada. El desenlace final, pudiendo haber ido hacia un terreno filosófico-paranormal, no tiene ningún sentido. Lo que pudo ser un buen thriller con moraleja filosófica se acaba convirtiendo en una peli de terror chusquera y de medio pelo, con mucho marketing eso sí.
La peli parece tener un destello de brillantez cuando reflexiona sobre el plagio y suenan los Hollies, a partir de ahí naufraga en la nada. El desenlace final, pudiendo haber ido hacia un terreno filosófico-paranormal, no tiene ningún sentido. Lo que pudo ser un buen thriller con moraleja filosófica se acaba convirtiendo en una peli de terror chusquera y de medio pelo, con mucho marketing eso sí.

5,9
13.249
10
21 de febrero de 2025
21 de febrero de 2025
21 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que me equivoqué con esta película. Pensaba que iba a ver una peli seria y no este esperpento maravillosamente FREAK.. Imagino que me habrá pasado lo mismo que al eurofan que espera descubrir a los nuevos ABBA y se encuentra con el Chikilicuatre o con John Cobra. Y es que más o menos, estamos en esas mismas coordenadas. Por eso mi consejo inicial es claro: no vayas a ver esta película pensando que es una cinta seria, tómatela más bien como si fueras a ver “Karate a muerte en Torremolinos”, “Mar adentro” o “Aquí llega condemor”.
La primera hora y media de metraje es una frikada que parece dirigida por la becaria de Nacho Cano. El actor principal es un trans de Alcobendas que frasea como La Veneno y parece sacado de un mercado de abastos o de una charla-conferencia de Cristina Fallarás. Zoe Saldaña necesita un cocido y Selena Gómez un logopeda, aunque ahora que lo pienso bien, lo del logopeda le vendría bien a todos, perdón, a todes. La peli como tal es un desvarío: es como si fueses a un bar pijo a desayunar, pidieses una tostada de aguacates y te pusieran un chocochurro rociado con LSD. Todo es tan grotesco que me he llegado a preguntar si alguien de la CÍA ha pagado al actor principal -por cierto, cómo puede un narcotraficante llamarse Manitas, qué clase de nombre es ese- para transicionar a lo Robert De Niro en “Toro Salvaje”, y poner el último clave en el ataúd del cine “woke”. O eso, o es todo una broma de dudoso gusto, eso si, extremadamente divertida.
“Emilia Perez” es al mismo tiempo el Himalaya del wokismo y el Everest del cine trash. Las caracterizaciones son dignas de Muchachada Nui y el hecho de que sea un musical tan amateur como las performances sudamericanas de “El violador eres tu” lo pone al nivel de esas bizarradas de cine Z que tanto nos gustan, pero en inclusivo. Argumentalmente, es una comedia de enredos muy tardofranquista, que podría haber sido interpretada magistralmente por José Luis López Vázquez: suponemos que los guionistas son unos cachondos, porque nadie en su sano juicio podría hacer esta peli en serio.
Sin ánimo de hacer spoilers, diremos que el argumento gira en torno a un malvado narco que, por arte de mafia, digo de magia, transiciona a mujer en tiempo récord, con la ayuda de un prestigioso cirujano judío, que amablemente se presta a la trans-acción, millonada mediante. Estaríamos tentados a pensar que aquí la peli vuelve a lanzar piedras contra su propio tejado cuando reparamos en el hecho mismo de que un psicópata carnicero se pueda convertir en el Padre Ángel en apenas 4 años, pero llegados a este punto de absurdidad no nos queda otra que reír a carcajada limpia y disfrutar de esta auténtica bizarrada sin prejuicios, como si estuviéramos asistiendo a una película de Von Trier, a la cancelación de un político progre que acaba siendo “metooizado” o a un espectáculo cómico taurino protagonizado por trans en el lugar de enanos disfrazados de bomberos toreros.
La primera hora y media de metraje es una frikada que parece dirigida por la becaria de Nacho Cano. El actor principal es un trans de Alcobendas que frasea como La Veneno y parece sacado de un mercado de abastos o de una charla-conferencia de Cristina Fallarás. Zoe Saldaña necesita un cocido y Selena Gómez un logopeda, aunque ahora que lo pienso bien, lo del logopeda le vendría bien a todos, perdón, a todes. La peli como tal es un desvarío: es como si fueses a un bar pijo a desayunar, pidieses una tostada de aguacates y te pusieran un chocochurro rociado con LSD. Todo es tan grotesco que me he llegado a preguntar si alguien de la CÍA ha pagado al actor principal -por cierto, cómo puede un narcotraficante llamarse Manitas, qué clase de nombre es ese- para transicionar a lo Robert De Niro en “Toro Salvaje”, y poner el último clave en el ataúd del cine “woke”. O eso, o es todo una broma de dudoso gusto, eso si, extremadamente divertida.
“Emilia Perez” es al mismo tiempo el Himalaya del wokismo y el Everest del cine trash. Las caracterizaciones son dignas de Muchachada Nui y el hecho de que sea un musical tan amateur como las performances sudamericanas de “El violador eres tu” lo pone al nivel de esas bizarradas de cine Z que tanto nos gustan, pero en inclusivo. Argumentalmente, es una comedia de enredos muy tardofranquista, que podría haber sido interpretada magistralmente por José Luis López Vázquez: suponemos que los guionistas son unos cachondos, porque nadie en su sano juicio podría hacer esta peli en serio.
Sin ánimo de hacer spoilers, diremos que el argumento gira en torno a un malvado narco que, por arte de mafia, digo de magia, transiciona a mujer en tiempo récord, con la ayuda de un prestigioso cirujano judío, que amablemente se presta a la trans-acción, millonada mediante. Estaríamos tentados a pensar que aquí la peli vuelve a lanzar piedras contra su propio tejado cuando reparamos en el hecho mismo de que un psicópata carnicero se pueda convertir en el Padre Ángel en apenas 4 años, pero llegados a este punto de absurdidad no nos queda otra que reír a carcajada limpia y disfrutar de esta auténtica bizarrada sin prejuicios, como si estuviéramos asistiendo a una película de Von Trier, a la cancelación de un político progre que acaba siendo “metooizado” o a un espectáculo cómico taurino protagonizado por trans en el lugar de enanos disfrazados de bomberos toreros.

6,4
4.859
7
2 de marzo de 2025
2 de marzo de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ali Abbasi, director de la excelente "Holy spider", ha firmado una de las películas más serias del funesto, cinematográficamente hablando, año 2024, con un dúo de actores protagonistas, Stan y Strong, en total estado de gracia.
No hace falta presentar al personaje que nos ocupa. Todos sabemos quien es Donald John Trump, trasunto yanqui de Jesús Gil, una suerte "El lobo de Wall Street" meets Rumasa, un Martín Berrocal "made in USA". Lo realmente interesante de esta peli es que se adentra en los años de formación del llamado "hombre naranja", al más puro estilo de una "bildungsroman" proustiana, pero imbuida de un espíritu retro-ochentero, con una banda sonora divertidísima, al ritmo de Baccara, Suicide KC & the sunshine band, Pet Shop Boys o New Order.
Tristemente, el escaso metraje nos deja con ganas de más, dejando al espectador a principios de lo años noventa, cuando Trump se divorcia de su primera esposa, la checa Ivana, interpretada aquí por la búlgara Maria Bakalova, tan ambiciosa en lo personal y en lo profesional como su acaudalado prometido (es de agradecer que Ivana, que en la vida real llegó a acusar de violación a Trump, aparezca retratada en la peli no solo como una víctima, sino también como una vulgar materialista, la mujer florero de toda la vida).
Más allá de sus virtudes fílmicas, la película nos da pistas del futuro político de Trump, tan acertado en su primer mandato como disparatado en el segundo: su fascinación por el modo de gobernar de los comunistas en la URSS, su ausencia de diplomacia y escrúpulos a la hora de cerrar un negocio, su obsesión por ser el centro de atención informativo en todo momento... Conviene recordar que en los años inmediatamente anteriores y posteriores a los atentados del 11-S, Trump estaba inscrito en el partido demócrata, donde permaneció más de una década, financiando de su propio bolsillo a senadores progres, mientras preparaba su inminente asalto al partido republicano.
Muy disfrutable.
No hace falta presentar al personaje que nos ocupa. Todos sabemos quien es Donald John Trump, trasunto yanqui de Jesús Gil, una suerte "El lobo de Wall Street" meets Rumasa, un Martín Berrocal "made in USA". Lo realmente interesante de esta peli es que se adentra en los años de formación del llamado "hombre naranja", al más puro estilo de una "bildungsroman" proustiana, pero imbuida de un espíritu retro-ochentero, con una banda sonora divertidísima, al ritmo de Baccara, Suicide KC & the sunshine band, Pet Shop Boys o New Order.
Tristemente, el escaso metraje nos deja con ganas de más, dejando al espectador a principios de lo años noventa, cuando Trump se divorcia de su primera esposa, la checa Ivana, interpretada aquí por la búlgara Maria Bakalova, tan ambiciosa en lo personal y en lo profesional como su acaudalado prometido (es de agradecer que Ivana, que en la vida real llegó a acusar de violación a Trump, aparezca retratada en la peli no solo como una víctima, sino también como una vulgar materialista, la mujer florero de toda la vida).
Más allá de sus virtudes fílmicas, la película nos da pistas del futuro político de Trump, tan acertado en su primer mandato como disparatado en el segundo: su fascinación por el modo de gobernar de los comunistas en la URSS, su ausencia de diplomacia y escrúpulos a la hora de cerrar un negocio, su obsesión por ser el centro de atención informativo en todo momento... Conviene recordar que en los años inmediatamente anteriores y posteriores a los atentados del 11-S, Trump estaba inscrito en el partido demócrata, donde permaneció más de una década, financiando de su propio bolsillo a senadores progres, mientras preparaba su inminente asalto al partido republicano.
Muy disfrutable.
Más sobre stop postureo
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here