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Críticas ordenadas por utilidad
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6
30 de enero de 2010
30 de enero de 2010
36 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
El calificativo “interesante”, para el caso, expresa algo más específico que una posición de “media tabla” en la nota del film.
Efectivamente, a esta película resulta difícil calificarla, pues por varias razones deberíamos decir que es francamente mala. Empezando por la actuación de casi todos los protagonistas, con la honrosa excepción de Juan Carlos Altavista. Los diálogos son increíblemente directos en el mal sentido del término y la edición resulta grosera y narrativamente redundante.
Sin embargo; el espíritu provocativo del film es, precisamente, “interesante”. La provocación no sólo tiene que ver con la arrolladora sexualidad de Isabel Sarli, sino con una búsqueda de reivindicaciones sociales y de clase, que sin dejar de ser ingenuas, resultan extrañas en el cine por su sinceridad y llanura, reivindicaciones que hasta pasan por una rústica mirada a la condición de género.
Y todo esto en medio de una paradoja, pues no sería descabellado decir que la amplísima mayoría de los espectadores que “Carne” pudo tener fueron atraídos por muchas de las cosas que la película critica, principalmente el “sexismo”. Tampoco sería descabellado añadir que esos espectadores encontraron lo que buscaban sin necesidad de pensar demasiado en otras implicancias que la película pudiera tener.
Pero lo curioso es que Bo me logra “convencer” de que no fue hipócrita y que “Carne” tiene una búsqueda nada habitual, por la forma en que se aborda, que resulta, lo repito: interesante. Creo que esta mirada es posible y vale la pena.
Efectivamente, a esta película resulta difícil calificarla, pues por varias razones deberíamos decir que es francamente mala. Empezando por la actuación de casi todos los protagonistas, con la honrosa excepción de Juan Carlos Altavista. Los diálogos son increíblemente directos en el mal sentido del término y la edición resulta grosera y narrativamente redundante.
Sin embargo; el espíritu provocativo del film es, precisamente, “interesante”. La provocación no sólo tiene que ver con la arrolladora sexualidad de Isabel Sarli, sino con una búsqueda de reivindicaciones sociales y de clase, que sin dejar de ser ingenuas, resultan extrañas en el cine por su sinceridad y llanura, reivindicaciones que hasta pasan por una rústica mirada a la condición de género.
Y todo esto en medio de una paradoja, pues no sería descabellado decir que la amplísima mayoría de los espectadores que “Carne” pudo tener fueron atraídos por muchas de las cosas que la película critica, principalmente el “sexismo”. Tampoco sería descabellado añadir que esos espectadores encontraron lo que buscaban sin necesidad de pensar demasiado en otras implicancias que la película pudiera tener.
Pero lo curioso es que Bo me logra “convencer” de que no fue hipócrita y que “Carne” tiene una búsqueda nada habitual, por la forma en que se aborda, que resulta, lo repito: interesante. Creo que esta mirada es posible y vale la pena.

7,0
2.745
9
31 de enero de 2010
31 de enero de 2010
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha dicho muchas veces, incluso lo afirma el propio Caetano, que “Un oso rojo” es un western. Esto resulta un poco extraño en principio, pero por muchas razones es una descripción acertada.
El héroe tiene la marca. Un pasado turbio y un presente del que no puede escapar aunque quiera, precisamente condicionado por su trajín de delincuencia.
Su postura antisistémica es ya avanzada, amargamente encuentra que “hacer el bien” no necesariamente es atenerse a las leyes. Pese a este descubrimiento, no se siente aún más allá del bien y del mal, en todo caso entiende que debe pagar sus deudas. El devenir lo va a posicionar donde no hubiera querido, pero donde “debe” hacerlo.
Entiendo que esta descripción del personaje principal, “El Oso” (Julio Chávez), coincide con la que una y otra vez encontramos en los westerns. Al igual que en este género, en “Un oso rojo” lo bárbaro del entorno impone al protagonista un cierto destino, pero la diferencia entre un ejemplo prototípico de western y el film de Caetano es el origen de la barbarie. Mientras en el primer caso ésta deviene de la civilización que aún no llega, de las leyes aún no escritas, en “Un oso rojo” es producto de la decadencia y la impunidad, es producto de que la civilización ya hizo su trabajo. Esto inevitablemente da un toque de crítica social a la película; pues el ambiente en que se desarrolla es bastante “realista”, más allá de que la anécdota pueda necesitar de su sentido artístico para ser verosímil (lográndolo totalmente).
La narración está sublimada, puesta a la altura de un fin en si mismo. La música es excelente, no por que pueda ser del agrado del espectador medio del film, sino por su adaptación al entorno, acompañando conceptual y rítmicamente la edición.
Muy buen producto de un cine latinoamericano que avanza en la construcción de una mirada propia y crítica de la sociedad en que se enmarca, pero abandonando la sobrecarga de “realismo mágico” de otras etapas, muy válida y hasta necesaria en su momento, pero que se ciñe como una sombra sobre las expresiones artísticas de esta parte del mundo.
El héroe tiene la marca. Un pasado turbio y un presente del que no puede escapar aunque quiera, precisamente condicionado por su trajín de delincuencia.
Su postura antisistémica es ya avanzada, amargamente encuentra que “hacer el bien” no necesariamente es atenerse a las leyes. Pese a este descubrimiento, no se siente aún más allá del bien y del mal, en todo caso entiende que debe pagar sus deudas. El devenir lo va a posicionar donde no hubiera querido, pero donde “debe” hacerlo.
Entiendo que esta descripción del personaje principal, “El Oso” (Julio Chávez), coincide con la que una y otra vez encontramos en los westerns. Al igual que en este género, en “Un oso rojo” lo bárbaro del entorno impone al protagonista un cierto destino, pero la diferencia entre un ejemplo prototípico de western y el film de Caetano es el origen de la barbarie. Mientras en el primer caso ésta deviene de la civilización que aún no llega, de las leyes aún no escritas, en “Un oso rojo” es producto de la decadencia y la impunidad, es producto de que la civilización ya hizo su trabajo. Esto inevitablemente da un toque de crítica social a la película; pues el ambiente en que se desarrolla es bastante “realista”, más allá de que la anécdota pueda necesitar de su sentido artístico para ser verosímil (lográndolo totalmente).
La narración está sublimada, puesta a la altura de un fin en si mismo. La música es excelente, no por que pueda ser del agrado del espectador medio del film, sino por su adaptación al entorno, acompañando conceptual y rítmicamente la edición.
Muy buen producto de un cine latinoamericano que avanza en la construcción de una mirada propia y crítica de la sociedad en que se enmarca, pero abandonando la sobrecarga de “realismo mágico” de otras etapas, muy válida y hasta necesaria en su momento, pero que se ciñe como una sombra sobre las expresiones artísticas de esta parte del mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1) La dicotomía civilización o barbarie, que Sarmiento utilizó para poner en funcionamiento una buena parte del aparato ideológico del Estado, muestra su otra cara. Es explícito en le montaje paralelo del acto escolar, al son del himno nacional, con las escenas violentas y definitivas, que marcan el escape imposible del protagonista respecto a su destino.
2) La escena en que “El Oso” encuentra la forma de resolver el juego que su hija le propone es muy buena. La actuación de Chávez es realmente impresionante y en esa escena llega a un nivel exuberante.
2) La escena en que “El Oso” encuentra la forma de resolver el juego que su hija le propone es muy buena. La actuación de Chávez es realmente impresionante y en esa escena llega a un nivel exuberante.

4,6
21.894
7
17 de diciembre de 2009
17 de diciembre de 2009
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film tiene algunas peculiaridades iniciales que es preciso aclarar: se trata de la remake de una película que la precede en menos de cinco años y una de las protagonistas “repite” el papel. Además, Alejandro Amenábar, director de “Abre los ojos” (la obra original) dio el visto bueno y colaboró con “Vanilla sky” muy estrechamente.
Estos datos deben ser tomados en cuenta especialmente, pues aportan a la obra estadounidense una mirada particular. No podemos decir que estamos ante una remake como hay muchas, los puntos de contacto nos hablan de la intención explícita de traducir, más que copiar, una obra europea e independiente al lenguaje comercial. ¿Esto era “necesario”? Pues no... pero no se trata de necesidades.
Visto desde el otro lado del mostrador, como decimos por acá, “Vanilla sky” significa una importante ganancia. Tiene la virtud de ser bastante fiel a la obra referencial, por lo que hace llegar al gran público un tema interesante y una original forma de abordarlo. Crowe es un director interesante, con una actitud muy pop, que para el caso se nota en cierto apaciguamiento del tono general de la obra, más oscura en el original. Pienso que fue adecuado como traductor.
Las actuaciones son de nivel medio, bastante acordes a lo que se podía esperar, aunque a mi entender Jason Lee realiza una interpretación algo superior a la de sus compañeros de elenco, más allá de que su papel sea secundario.
En definitiva, “Vanilla Sky” es un buen producto comercial de un director más que competente para ese ámbito, en el que ha sabido imponer cierta marca, muy vinculada a la mirada pop (“Casi famosos” es paradigmática en ese sentido).
Estos datos deben ser tomados en cuenta especialmente, pues aportan a la obra estadounidense una mirada particular. No podemos decir que estamos ante una remake como hay muchas, los puntos de contacto nos hablan de la intención explícita de traducir, más que copiar, una obra europea e independiente al lenguaje comercial. ¿Esto era “necesario”? Pues no... pero no se trata de necesidades.
Visto desde el otro lado del mostrador, como decimos por acá, “Vanilla sky” significa una importante ganancia. Tiene la virtud de ser bastante fiel a la obra referencial, por lo que hace llegar al gran público un tema interesante y una original forma de abordarlo. Crowe es un director interesante, con una actitud muy pop, que para el caso se nota en cierto apaciguamiento del tono general de la obra, más oscura en el original. Pienso que fue adecuado como traductor.
Las actuaciones son de nivel medio, bastante acordes a lo que se podía esperar, aunque a mi entender Jason Lee realiza una interpretación algo superior a la de sus compañeros de elenco, más allá de que su papel sea secundario.
En definitiva, “Vanilla Sky” es un buen producto comercial de un director más que competente para ese ámbito, en el que ha sabido imponer cierta marca, muy vinculada a la mirada pop (“Casi famosos” es paradigmática en ese sentido).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La relación entre David (Tom Cruise) su amigo (Jason Lee) y Sofía (Penélope Cruz), así como el desenlace que tendrá está adelantada, de una manera sutil, por al presencia de un póster de “Jules et Jim” de François Truffaut, que se puede ver bastantes veces en la casa del protagonista.
Es interesante la sensación de extrañamiento que varios pasajes de la película generan. No son tan contundentes como para alejarnos de la catarsis, pero son suficientes como para sentirlos. Al final esos toques adquieren significado y logran la rememoración de la trama en forma natural, reforzando el sentido verosímil de toda la obra. Esto no me pasó cuando, poco después de “Vanilla Sky” vi “Abre los ojos” y creo que para esa falta fue importante ya saber el desenlace. Por esto también me inclino a pensar que cierta ausencia de tensión y la sensación de letanía que a muchos genera “Vanilla sky”, se desprende de haber visto antes la versión española, que además resulta en un sentido estricto y global “la original”.
Curiosamente la versión hollywoodense lleva las de perder, pero sólo ante quienes conocen que se está ante una traducción.
Es interesante la sensación de extrañamiento que varios pasajes de la película generan. No son tan contundentes como para alejarnos de la catarsis, pero son suficientes como para sentirlos. Al final esos toques adquieren significado y logran la rememoración de la trama en forma natural, reforzando el sentido verosímil de toda la obra. Esto no me pasó cuando, poco después de “Vanilla Sky” vi “Abre los ojos” y creo que para esa falta fue importante ya saber el desenlace. Por esto también me inclino a pensar que cierta ausencia de tensión y la sensación de letanía que a muchos genera “Vanilla sky”, se desprende de haber visto antes la versión española, que además resulta en un sentido estricto y global “la original”.
Curiosamente la versión hollywoodense lleva las de perder, pero sólo ante quienes conocen que se está ante una traducción.
Serie

7,1
487
10
31 de enero de 2010
31 de enero de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de ser una serie de televisión aumenta la idea de que “Tumberos” es “excelente”. Es que esta obra lucha con dignidad inusitada, por su lugar de exhibición, contra la decadencia de la televisión y su búsqueda de resolver la ecuación precio-calidad desatendiendo su segundo componente para achicar por el primero.
La serie cuenta la historia de Ulises Parodi, abogado condenado injustamente a prisión. Una vez preso el protagonista, la obra se centra en la descripción de la vida carcelaria y desarrolla su anécdota principalmente en este mundo. La potencia narrativa de Caetano logra superar la simple descripción, la llana denuncia, para, por momentos, convertir la historia en una alegoría. A la vez, en el exterior también se desarrolla la investigación y la búsqueda de la verdad sobre el crimen del que se acusa a Parodi, la que tiene conexiones con jerarcas políticos.
En su devenir, la serie empieza a abandonar a su suerte a los protagonistas, que poco a poco se van dando cuenta de que forjar otro destino poco tiene que ver con la aceptación de las instituciones, representadas todas por la cárcel. La narración deja de anticipar en base al conocimiento más o menos cultural que tenemos de la realidad que describe y sube al escalón de narrar en base a lo que la serie ya nos aportó. Es decir: los personajes están a la altura de hacer creíble su avatar más allá del parecido que puedan tener con personajes “reales”.
La música acompaña muy lúdicamente la historia, que se permite momentos cómicos, tiernos o incluso “lindos”, más allá del tono recio en que se enmarca.
Las actuaciones son, en general, muy buenas, sobre todo la de los actores que representan personajes secundarios.
Encontrarse con “Tumberos” mirando la tele brinda un poco de esperanza en cuanto al arte y algo de desazón en cuanto a la vida.
La serie cuenta la historia de Ulises Parodi, abogado condenado injustamente a prisión. Una vez preso el protagonista, la obra se centra en la descripción de la vida carcelaria y desarrolla su anécdota principalmente en este mundo. La potencia narrativa de Caetano logra superar la simple descripción, la llana denuncia, para, por momentos, convertir la historia en una alegoría. A la vez, en el exterior también se desarrolla la investigación y la búsqueda de la verdad sobre el crimen del que se acusa a Parodi, la que tiene conexiones con jerarcas políticos.
En su devenir, la serie empieza a abandonar a su suerte a los protagonistas, que poco a poco se van dando cuenta de que forjar otro destino poco tiene que ver con la aceptación de las instituciones, representadas todas por la cárcel. La narración deja de anticipar en base al conocimiento más o menos cultural que tenemos de la realidad que describe y sube al escalón de narrar en base a lo que la serie ya nos aportó. Es decir: los personajes están a la altura de hacer creíble su avatar más allá del parecido que puedan tener con personajes “reales”.
La música acompaña muy lúdicamente la historia, que se permite momentos cómicos, tiernos o incluso “lindos”, más allá del tono recio en que se enmarca.
Las actuaciones son, en general, muy buenas, sobre todo la de los actores que representan personajes secundarios.
Encontrarse con “Tumberos” mirando la tele brinda un poco de esperanza en cuanto al arte y algo de desazón en cuanto a la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1) La definición de la serie explota en el sentido alegórico, pero el último capítulo es reservado para volver a la humanidad de los sobrevivientes, dotándola de una ternura capaz de florecer incluso en medio de la devastación.
2) Caetano trabaja explícitamente algo que, a mi entender, sugiere en “Un oso rojo”, y es la idea de la barbarie como producto inevitable de la civilización, que se impone como forma de legitimar un Estado orientado hacia la reproducción del establishment. Reafirmando esta idea, constantemente se hace alusión al parecido institucional que presentan la cárcel y la escuela.
Podríamos pensar que en este sentido Caetano trabaja en un nivel intuitivo. Las dudas sobre hasta dónde el manejo del tema es explícitamente político surgen más por la imagen pública del director que por lo que cuenta, pues en definitiva Parodi, cuando ya ha asumido su lugar, cuando sabe que su libertad pasa por la revolución, es renombrado por sus pares: Belgrano. Esta vez encargado de subvertir el poco orden que queda y convertirlo en libertad.
2) Caetano trabaja explícitamente algo que, a mi entender, sugiere en “Un oso rojo”, y es la idea de la barbarie como producto inevitable de la civilización, que se impone como forma de legitimar un Estado orientado hacia la reproducción del establishment. Reafirmando esta idea, constantemente se hace alusión al parecido institucional que presentan la cárcel y la escuela.
Podríamos pensar que en este sentido Caetano trabaja en un nivel intuitivo. Las dudas sobre hasta dónde el manejo del tema es explícitamente político surgen más por la imagen pública del director que por lo que cuenta, pues en definitiva Parodi, cuando ya ha asumido su lugar, cuando sabe que su libertad pasa por la revolución, es renombrado por sus pares: Belgrano. Esta vez encargado de subvertir el poco orden que queda y convertirlo en libertad.
6
13 de diciembre de 2009
13 de diciembre de 2009
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los ochenta se han empezado a revalorizar estéticamente. Una revalorización es simplemente “retro” y otra, quizá a partir de la primera, busca ciertas claves para comprender el período histórico. Dentro de esa compleja trama de cosas que nos permiten valorar una época, el cine brinda su aporte sustancial.
En ese marco “Colors” resulta un muy buen ejemplo de cine representativo y dirige la mirada al contexto en que se inscribe dentro en la Historia del Arte. Así, la música, el lenguaje y la fotografía son típicamente de su época, en la que el cine de Hollywood vivió una apertura a veces difícil de sopesar.
El lenguaje cinematográfico se volvió, bastante a menudo, hacia temas no tan tratados por el gran cine (más allá de los ejemplos que seguramente a cada uno se le pueden ocurrir, lo digo como movimiento) y en busca de un tratamiento más frontal, que se acompaña desde la fotografía, claramente más “lavada” que antes y que después, pero sin renunciar a la ficción. Esto último a veces atenta contra la verosimilitud y representa, en el nivel cinematográfico, eso que en los comerciales se usa para reírse de “los ochenta” y se simboliza en un cerquillo algo ondeado y “parado” del corte de las mujeres.
“Colors” acompaña el movimiento y su importancia se da en el marco general, casi desde una perspectiva “arqueológica”. Creo que el interés del film está casi restringido a este encuadre (donde resulta muy interesante) y dificulta su valoración atemporal. Allí tendríamos que decir que a veces es poco hilvanado o se detiene mucho en detalles que no aportan ni a su mirada social ni a la trama. Las actuaciones son correctas pero a veces sufren de excesos histriónicos, que parecen venir del propio Hopper, en busca de un toque de extrañamiento no siempre a tono con lo que venimos viendo (en este sentido, el personaje de Mª Conchita Alonso es paradigmático). Todas estas cosas, a mi entender, en los ochenta están más permitidas, pues el tono general del cine hollywoodense vivió un cierto vuelco experimental (naturalmente que dentro de los parámetros que la producción comercial está dispuesta a soportar).
En ese marco “Colors” resulta un muy buen ejemplo de cine representativo y dirige la mirada al contexto en que se inscribe dentro en la Historia del Arte. Así, la música, el lenguaje y la fotografía son típicamente de su época, en la que el cine de Hollywood vivió una apertura a veces difícil de sopesar.
El lenguaje cinematográfico se volvió, bastante a menudo, hacia temas no tan tratados por el gran cine (más allá de los ejemplos que seguramente a cada uno se le pueden ocurrir, lo digo como movimiento) y en busca de un tratamiento más frontal, que se acompaña desde la fotografía, claramente más “lavada” que antes y que después, pero sin renunciar a la ficción. Esto último a veces atenta contra la verosimilitud y representa, en el nivel cinematográfico, eso que en los comerciales se usa para reírse de “los ochenta” y se simboliza en un cerquillo algo ondeado y “parado” del corte de las mujeres.
“Colors” acompaña el movimiento y su importancia se da en el marco general, casi desde una perspectiva “arqueológica”. Creo que el interés del film está casi restringido a este encuadre (donde resulta muy interesante) y dificulta su valoración atemporal. Allí tendríamos que decir que a veces es poco hilvanado o se detiene mucho en detalles que no aportan ni a su mirada social ni a la trama. Las actuaciones son correctas pero a veces sufren de excesos histriónicos, que parecen venir del propio Hopper, en busca de un toque de extrañamiento no siempre a tono con lo que venimos viendo (en este sentido, el personaje de Mª Conchita Alonso es paradigmático). Todas estas cosas, a mi entender, en los ochenta están más permitidas, pues el tono general del cine hollywoodense vivió un cierto vuelco experimental (naturalmente que dentro de los parámetros que la producción comercial está dispuesta a soportar).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final de la película, por su rudeza, refuerza mi impresión acerca de que el cine hollywoodense de esa época, muchas veces, tiene miradas y conclusiones desde la ficción que en general estaban reservadas al documental. Esto produce un extrañamiento no siempre bien resuelto, pero que es justo reconocer como avance importante respecto a la disolución, o cuando menos acercamiento, entre aquello reservado para el documental y aquello reservado para la ficción en los parámetros del cine comercial.
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