Desgarradora, brutal y sobre todo auténtica, esta historia no sólo no dejará indiferente a nadie, sino que producirá pura rabia, como deberían hacerlo todas las películas de denuncia. El reparto está muy bien elegido, del cual sobresale Robert Carlyle, con una interpretación soberbia.

Primero fue el aprendiz de mago, luego los hermanos que encontraban un mundo fantástico detrás de un viejo armario, y después el sendero a Theravitia y la brújula dorada. Demasiados niños héroes. Con Stardust se da la revolución del género, puesto que el héroe es ya mayorcito y la historia se desmarca de los convencionalismos de Hogwarths, Narnia y demás parajes. La participación del incombustible De Niro aporta una nota de clase más a la película.

No soy mucho de ir al cine, quizás una vez al año que el bolsillo no esté para muchos trotes. Espero sentadito en el sofá a que echen la peli de turno y la veo, sin toses ni ruido de bolsa de patatas fritas abriéndose.
El otro día echaron John Carter. Ya ni me acordaba que existía, con tantas cosas que uno ve. Me encantó. Una historia de las que me gustan a mi, mezclando realidad y fantasía, dos mundos lejanos entre si pero con muchas cosas en común.
No le falta de nada, tiene al héroe, a la chica, a los malos que luego son buenos, al malo malísimo y al secundario aún más malvado, todo ello aderezado con efectos especiales, lenguas extrañas y lugares épicos.
Tiene la cantidad suficiente de azúcar y sal, y capacidad de ir al grano y emocionar como para superar a la saga Star Wars, y sobre todo a un sobrevalorado Avatar con el que eso sí, me eché una buena siesta.

De lo mejorcito del panorama actual, con buenísimos actores y un argumento muy acertado. Lo mejor Amador, Coque y cómo no, Antonio Recio el mar al mejor precio.

Muy fiel al videojuego, pero Jill, protagonista en las consolas, debería ser la protagonista en lugar de Alice, que por muy importante que fuera en la primera parte no tiene derecho a eclipsarle. El final es un poco soso, y se echa de menos a Claire o Leon C kennedy.