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Críticas ordenadas por utilidad
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7,2
34.275
6
14 de febrero de 2024
14 de febrero de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película difícil de digerir desde el ángulo epistemológico, con un Lanthimos embarcado en un relato de corte frankensteiano con un claro alegato del feminismo, la libertad sexual y donde los estereotipos patriarcales subyacen en cada uno de los personajes masculinos que aparecen en esta narración fílmica.
Dicho esto, y sin pretender adentrarnos en el ámbito político, el mensaje lanzado pudiera chocar con bastantes elementos en lo que atañe a la ética por cuanto se hacen ciertas (al menos de manera pretendida) apologías que quedan en entredicho: la prostitución desde la mentalidad de una niña o adolescente con la pretensión de acceder a dinero fácil en un momento de necesidad, la eugenesia aplicada en seres vivos para neutralizar comportamientos de violencia bien sea por modificación genética o por lobotomización, cientificismo como corriente superior de pensamiento que atribuye un valor supremo y exclusivo al método científico y a la ciencia como única fuente válida de conocimiento sobre el mundo y la realidad...; incluso podríamos interpretar una suerte de metempsicosis científica en la trasmigración de la conciencia de alguien (el cerebro del feto) a otro cuerpo ya apagado en vida.
No obstante, entiendo que Lanthimos más que realizar una apología consciente y afirmadora de todo lo indicado, pretende ir más allá, para plantear estas cuestiones desde el extremo y la inverosimilitud que el propio argumento de la cinta plantea, sirviéndose de ese realismo mágico o fantástico que se nos propone, buscando la reacción en el espectador y el debate discursivo.
En mi opinión, por tanto, una cinta genuina a medias por su originalidad (elementos de Alicia en el país de las Maravillas, Frankenstein, etc) aunque interesante en el planteamiento; de ahí mi nota.
Las actuaciones no son las más brillantes en la carrera de Emma Stone, Ruffalo o Dafoe pero entiendo que, aunque a veces parecen forzadas y con tonos de sobreactuación, siendo un metraje de contenido en forma de realismo-mágico, parecen encajar con el papel de sus interpretaciones.
La parte estética, aunque cuidada, puede llegar a sobrecargar al espectador por el abuso de la ornamentación, atrezzo y decorados artificiosos, junto con un vestuario que va acorde a la pretenciosidad del film.
Dicho esto, y sin pretender adentrarnos en el ámbito político, el mensaje lanzado pudiera chocar con bastantes elementos en lo que atañe a la ética por cuanto se hacen ciertas (al menos de manera pretendida) apologías que quedan en entredicho: la prostitución desde la mentalidad de una niña o adolescente con la pretensión de acceder a dinero fácil en un momento de necesidad, la eugenesia aplicada en seres vivos para neutralizar comportamientos de violencia bien sea por modificación genética o por lobotomización, cientificismo como corriente superior de pensamiento que atribuye un valor supremo y exclusivo al método científico y a la ciencia como única fuente válida de conocimiento sobre el mundo y la realidad...; incluso podríamos interpretar una suerte de metempsicosis científica en la trasmigración de la conciencia de alguien (el cerebro del feto) a otro cuerpo ya apagado en vida.
No obstante, entiendo que Lanthimos más que realizar una apología consciente y afirmadora de todo lo indicado, pretende ir más allá, para plantear estas cuestiones desde el extremo y la inverosimilitud que el propio argumento de la cinta plantea, sirviéndose de ese realismo mágico o fantástico que se nos propone, buscando la reacción en el espectador y el debate discursivo.
En mi opinión, por tanto, una cinta genuina a medias por su originalidad (elementos de Alicia en el país de las Maravillas, Frankenstein, etc) aunque interesante en el planteamiento; de ahí mi nota.
Las actuaciones no son las más brillantes en la carrera de Emma Stone, Ruffalo o Dafoe pero entiendo que, aunque a veces parecen forzadas y con tonos de sobreactuación, siendo un metraje de contenido en forma de realismo-mágico, parecen encajar con el papel de sus interpretaciones.
La parte estética, aunque cuidada, puede llegar a sobrecargar al espectador por el abuso de la ornamentación, atrezzo y decorados artificiosos, junto con un vestuario que va acorde a la pretenciosidad del film.

7,2
34.700
6
3 de noviembre de 2023
3 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está basada en la historia real de Desmond Doss, un objetor de conciencia durante la Segunda Guerra Mundial que sirvió como médico de combate en el frente sin portar armas.
Andrew Garfield interpreta a Desmond Doss de manera convincente, transmitiendo la devoción y la valentía de su personaje. Su actuación le valió una nominación al Oscar, y podemos estar ante una de las mejores interpretaciones en la carrera de Garfield.
Mel Gibson demuestra una vez más sus habilidades como director. La película está bien rodada y ofrece secuencias de batalla intensas y bastante realistas. La cinematografía de Simon Duggan captura la belleza de la naturaleza y la brutalidad de la guerra de manera efectiva.
La película aborda temas de fe, ideales, convicción personal y el valor de la vida humana. La historia de Desmond Doss es inspiradora y en cierta medida logra conmover en algunos minutos de la cinta, lo que la convierte en una película que te hace reflexionar sobre el coraje y la determinación de un individuo para mantener sus creencias en medio de la adversidad.
Dicho todo lo anterior, la película puede ser vista como excesivamente patriótica y simplista en el plano castrense. Aunque Garfield brilla en su papel, algunos de los personajes secundarios están un poco estereotipados y no se desarrollan completamente. Esto puede hacer que la película se sienta un tanto unidimensional en cuanto a sus personajes e incluso, en ocasiones, un tanto ´pastelosa´ en algunos diálogos.
Es la determinación de Gibson de llegar con sus películas al gran público y remover sus sentimientos, a veces, de manera un tanto condicionada, lo que hace que se vean sus excesos. Si Aristoteles, en su filósofía moral, nos decía que hay que buscar la moderación y el punto medio de las cosas, el Sr. Gibson suele irse a los extremos, a veces desenfocado totalmente en el plano de la morderación. Gibson sabe buscar el argumento y lanzar el mensaje, pero se recrea en demasía en las escenas y algunas, en el caso de esta película, rozan el cine gore.
Aunque estas escenas son técnicamente buenas, pueden resultar gráficas y perturbadoras para algunos espectadores. La película podría haberse beneficiado de un enfoque más equilibrado en este aspecto y no redundar tanto en las atrocidades de la guerra. No es necesario siempre ser tan explicito para que el mensaje cale en el espectador, pues la rección puede ser la contraria.
Andrew Garfield interpreta a Desmond Doss de manera convincente, transmitiendo la devoción y la valentía de su personaje. Su actuación le valió una nominación al Oscar, y podemos estar ante una de las mejores interpretaciones en la carrera de Garfield.
Mel Gibson demuestra una vez más sus habilidades como director. La película está bien rodada y ofrece secuencias de batalla intensas y bastante realistas. La cinematografía de Simon Duggan captura la belleza de la naturaleza y la brutalidad de la guerra de manera efectiva.
La película aborda temas de fe, ideales, convicción personal y el valor de la vida humana. La historia de Desmond Doss es inspiradora y en cierta medida logra conmover en algunos minutos de la cinta, lo que la convierte en una película que te hace reflexionar sobre el coraje y la determinación de un individuo para mantener sus creencias en medio de la adversidad.
Dicho todo lo anterior, la película puede ser vista como excesivamente patriótica y simplista en el plano castrense. Aunque Garfield brilla en su papel, algunos de los personajes secundarios están un poco estereotipados y no se desarrollan completamente. Esto puede hacer que la película se sienta un tanto unidimensional en cuanto a sus personajes e incluso, en ocasiones, un tanto ´pastelosa´ en algunos diálogos.
Es la determinación de Gibson de llegar con sus películas al gran público y remover sus sentimientos, a veces, de manera un tanto condicionada, lo que hace que se vean sus excesos. Si Aristoteles, en su filósofía moral, nos decía que hay que buscar la moderación y el punto medio de las cosas, el Sr. Gibson suele irse a los extremos, a veces desenfocado totalmente en el plano de la morderación. Gibson sabe buscar el argumento y lanzar el mensaje, pero se recrea en demasía en las escenas y algunas, en el caso de esta película, rozan el cine gore.
Aunque estas escenas son técnicamente buenas, pueden resultar gráficas y perturbadoras para algunos espectadores. La película podría haberse beneficiado de un enfoque más equilibrado en este aspecto y no redundar tanto en las atrocidades de la guerra. No es necesario siempre ser tan explicito para que el mensaje cale en el espectador, pues la rección puede ser la contraria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película podemos dividirla en tres partes:
Una primera donde se explican los orígenes del personaje, cómo influyó su entorno y la historia de amor con la enfermera y futura esposa. Esta parte tiene buenas interpretaciones, te sitúa en el tema principal de la película y genera el ambiente propicio para sensibilizarnos con el argumento antibelicista que Mel Gibson nos quiere transmitir.
La segunda parte es todo lo que acontece en el periodo de instruccion en el campo de militar de entrenamiento donde surge la contradiccion de Desmond Doss sobre su peculiar forma de entender el servicio en la guerra a su patria y las controversias que genera en su unidad militar, llegando a ser juzgado por su objeción de conciencia a portar armas antes y durante el combate, prestando unicamente servicios médicos como soldado.
La tercera es la parte bélica donde se desarrolla toda la acción militar y donde las imagenes de guerra contra los japoneses en Okinawa muestran toda su crudeza. Belicismo, patrotismo, acción y escenas con buen nivel de crueldad se conjugan en esta parte de la película. No apta para todos los estómagos.
Una primera donde se explican los orígenes del personaje, cómo influyó su entorno y la historia de amor con la enfermera y futura esposa. Esta parte tiene buenas interpretaciones, te sitúa en el tema principal de la película y genera el ambiente propicio para sensibilizarnos con el argumento antibelicista que Mel Gibson nos quiere transmitir.
La segunda parte es todo lo que acontece en el periodo de instruccion en el campo de militar de entrenamiento donde surge la contradiccion de Desmond Doss sobre su peculiar forma de entender el servicio en la guerra a su patria y las controversias que genera en su unidad militar, llegando a ser juzgado por su objeción de conciencia a portar armas antes y durante el combate, prestando unicamente servicios médicos como soldado.
La tercera es la parte bélica donde se desarrolla toda la acción militar y donde las imagenes de guerra contra los japoneses en Okinawa muestran toda su crudeza. Belicismo, patrotismo, acción y escenas con buen nivel de crueldad se conjugan en esta parte de la película. No apta para todos los estómagos.
7
7 de abril de 2022
7 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se queda en notable (desde mi punto de vista) este western dramático, que podía haber tenido más altas aspiraciones.
Tiene grandes virtudes y algunos defectos. La fotografía está muy lograda y las interpretaciones de sus personajes cumplen con una buena actuación en el caso del capitán del ejército, Joseph J. Blocker (Christian Bale) y su acompañante de desventuras, Rosamund Pike. Aunque aquí, todo hay que decirlo, no ejercen el mejor papel de sus carreras. Hay varios secundarios (reconocidos en el espectro actual del celuloide holywoodiense) que están a la altura de los actores principales e incluso los superan en algunas escenas.
Tiene ciertas reminiscencias del pasado y recuerda en cierta medida a otras buenas películas como Las aventuras de Jeremiah Johnson, Pequeño Gran Hombre,etc.
Es una película dura desde el comienzo y, a pesar del metraje, desde mi punto de vista algo excesivo, mantiene un ritmo pausado intercalado con elementos dinámicos que entretienen y unifican los distintos bloques.
A veces peca de sensiblería cuando quiere el realizador remarcar el lado emocional-humano-existencialista de la película. Quizás aquí es uno de los puntos donde la película se mueve más a la deriva y pierde más intensidad de propósito.
Estamos ante un western dramático, de denuncia social, con buenas dosis de violencia explícita, con pretensiones filosóficas, que quizás justo por eso, se queda a veces en un quiero y no puedo, que le aleja de ser una película sobresaliente.
Tiene grandes virtudes y algunos defectos. La fotografía está muy lograda y las interpretaciones de sus personajes cumplen con una buena actuación en el caso del capitán del ejército, Joseph J. Blocker (Christian Bale) y su acompañante de desventuras, Rosamund Pike. Aunque aquí, todo hay que decirlo, no ejercen el mejor papel de sus carreras. Hay varios secundarios (reconocidos en el espectro actual del celuloide holywoodiense) que están a la altura de los actores principales e incluso los superan en algunas escenas.
Tiene ciertas reminiscencias del pasado y recuerda en cierta medida a otras buenas películas como Las aventuras de Jeremiah Johnson, Pequeño Gran Hombre,etc.
Es una película dura desde el comienzo y, a pesar del metraje, desde mi punto de vista algo excesivo, mantiene un ritmo pausado intercalado con elementos dinámicos que entretienen y unifican los distintos bloques.
A veces peca de sensiblería cuando quiere el realizador remarcar el lado emocional-humano-existencialista de la película. Quizás aquí es uno de los puntos donde la película se mueve más a la deriva y pierde más intensidad de propósito.
Estamos ante un western dramático, de denuncia social, con buenas dosis de violencia explícita, con pretensiones filosóficas, que quizás justo por eso, se queda a veces en un quiero y no puedo, que le aleja de ser una película sobresaliente.

6,3
12.518
8
2 de abril de 2025
2 de abril de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Si pretendemos dar una perspectiva filosófico existencialista de este film, deberíamos partir de pensadores como Jean-Paul Sartre, Albert Camus o Martin Heidegger, (y cuyo precursor fue Soren Kierkegaard) quienes enfocaron sus tesis existencialistas en cuestiones como el sentido de la existencia, la libertad, la mortalidad y la angustia ante la falta de significado inherente en la vida. Podemos considerar ¨A Ghost Story¨ como una obra fílmica introspectiva que explora la pérdida, el paso del tiempo y la búsqueda de nuestra propia trascendencia a través de la historia de un fantasma atrapado en la realidad mundanal tras la muerte.
Si tomamos el existencialismo como corriente filosófica que subraya la conciencia de nuestra finitud y que es clave para definir e interpretar cómo vivimos, en ¨A Ghost Story¨, la muerte del protagonista (Casey Affleck) y su posterior existencia espectral podrían estar reflejando esta idea. El ente queda como observador del mundo que dejó atrás, enfrentándose a la irreversibilidad de la muerte (la biológica) y a la pregunta de qué queda tras ella, suponiendo un irremediable eco de la angustia existencial.
Otro autor existencialista, Camus, en su desarrollo del concepto del absurdo, interpretaba que la vida carece de un propósito predefinido, dependiendo pues del individuo crearlo. Esto lo apreciamos de alguna forma en la película, donde el fantasma parece vagar durante el metraje sin un objetivo claro y definido, atrapado en un ciclo de observación pasiva mientras el tiempo avanza y trascurre visto desde una dimensión paralela a la realidad, a lo mundano y físico, incluso en ocasiones en espiral, trascendiendo las leyes espacio-tiempo conocidas desde un punto de vista cientificista.
Si desde otro filósofo existencialista como podría ser Heidegger se nos habla del "ser-para-la-muerte" y de cómo el propio tiempo define nuestra existencia, en esta producción cinematográfica se juega con una percepción no lineal del tiempo, y esto es así porque, el ¨alma en pena¨ que representa el fantasma, es capaz de experimentar el pasado, el presente y el futuro, lo que conecta con la idea existencialista de que el ser humano debe lidiar con su temporalidad para encontrar autenticidad en su vida.
También el filósofo francés Sartre argumentaba que estamos "condenados a ser libres" y donde esa libertad aparece acompañada de una profunda soledad. Así pues, el ente espectral que nos presenta la cinta, es incapaz de interactuar con el mundo, en una especie de isolation radical. Intenta comunicarse sin éxito con las personas vivas, a pesar de que pueda ejercer cierta acción sobre lo material, quizás a través de fuentes de energía que llega a utilizar con menor éxito del pretendido. Su persistencia en quedarse en la casa, por apego o por una necesidad de significado, puede reflejar la lucha existencial por encontrar un propósito en un universo indiferente a nuestra propia existencia material.
Parece que Lowery pretende explorar desde un plano más metafísico, si hay algo que trascienda nuestra propia existencia física y queda representado, en parte, en el monólogo de uno de los personajes sobre la futilidad de dejar un legado en vida terrenal (música, arte, descendencia, etc.) en contraposición al inevitable olvido cósmico donde se nos recuerda la tensión existencialista entre crear significado en vida y aceptar la nada.
A pesar de todo ello, parece que en ¨A Ghost Story¨, es el amor quien emerge como una fuerza poderosa que trasciende incluso las cuestiones existenciales que mencionamos antes. Aunque la película está impregnada de temas como la mortalidad, el tiempo, nuestra búsqueda de significado en la vida, el absurdo; es el amor el que actúa como el ancla que mantiene al ente espiritual (Casey Affleck) ligado al mundo, dándole un propósito, un leitmotiv que va más allá de la mera existencia.
Si tomamos el existencialismo como corriente filosófica que subraya la conciencia de nuestra finitud y que es clave para definir e interpretar cómo vivimos, en ¨A Ghost Story¨, la muerte del protagonista (Casey Affleck) y su posterior existencia espectral podrían estar reflejando esta idea. El ente queda como observador del mundo que dejó atrás, enfrentándose a la irreversibilidad de la muerte (la biológica) y a la pregunta de qué queda tras ella, suponiendo un irremediable eco de la angustia existencial.
Otro autor existencialista, Camus, en su desarrollo del concepto del absurdo, interpretaba que la vida carece de un propósito predefinido, dependiendo pues del individuo crearlo. Esto lo apreciamos de alguna forma en la película, donde el fantasma parece vagar durante el metraje sin un objetivo claro y definido, atrapado en un ciclo de observación pasiva mientras el tiempo avanza y trascurre visto desde una dimensión paralela a la realidad, a lo mundano y físico, incluso en ocasiones en espiral, trascendiendo las leyes espacio-tiempo conocidas desde un punto de vista cientificista.
Si desde otro filósofo existencialista como podría ser Heidegger se nos habla del "ser-para-la-muerte" y de cómo el propio tiempo define nuestra existencia, en esta producción cinematográfica se juega con una percepción no lineal del tiempo, y esto es así porque, el ¨alma en pena¨ que representa el fantasma, es capaz de experimentar el pasado, el presente y el futuro, lo que conecta con la idea existencialista de que el ser humano debe lidiar con su temporalidad para encontrar autenticidad en su vida.
También el filósofo francés Sartre argumentaba que estamos "condenados a ser libres" y donde esa libertad aparece acompañada de una profunda soledad. Así pues, el ente espectral que nos presenta la cinta, es incapaz de interactuar con el mundo, en una especie de isolation radical. Intenta comunicarse sin éxito con las personas vivas, a pesar de que pueda ejercer cierta acción sobre lo material, quizás a través de fuentes de energía que llega a utilizar con menor éxito del pretendido. Su persistencia en quedarse en la casa, por apego o por una necesidad de significado, puede reflejar la lucha existencial por encontrar un propósito en un universo indiferente a nuestra propia existencia material.
Parece que Lowery pretende explorar desde un plano más metafísico, si hay algo que trascienda nuestra propia existencia física y queda representado, en parte, en el monólogo de uno de los personajes sobre la futilidad de dejar un legado en vida terrenal (música, arte, descendencia, etc.) en contraposición al inevitable olvido cósmico donde se nos recuerda la tensión existencialista entre crear significado en vida y aceptar la nada.
A pesar de todo ello, parece que en ¨A Ghost Story¨, es el amor quien emerge como una fuerza poderosa que trasciende incluso las cuestiones existenciales que mencionamos antes. Aunque la película está impregnada de temas como la mortalidad, el tiempo, nuestra búsqueda de significado en la vida, el absurdo; es el amor el que actúa como el ancla que mantiene al ente espiritual (Casey Affleck) ligado al mundo, dándole un propósito, un leitmotiv que va más allá de la mera existencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la película vemos que el fantasma permanece tras su muerte en la casa donde vivía con su pareja (Rooney Mara), de motu propio, pues evita inicialmente su salto dimensional al más allá. Es su conexión emocional, su amor para con ella, lo que le lleva a quedarse, observando como espectador silencioso. Parece sugerir que el amor sí tiene capacidad de trascender la dimensionalidad espiritual y tiene una fuerza que desafía la disolución de la existencia física post mortem.
Si el paso del tiempo en este mundo es representado en la película por medio de la casa que cambia, las personas que se van y en un mundo mutable y en continuo devenir es, sin embargo, el amor del fantasma por su pareja lo que aparece inmune a esta erosión. El amor actúa como un contrapeso, una conexión, un vínculo o un nexo entre dos mundos, el físico y espiritual, en un intento de eternizar lo que de otro modo sería efímero. El amor le da al fantasma una razón para persistir. En la escena en la que él encuentra la nota que ella dejó en la pared, que finalmente lo "libera" de su conexión mundana al leerla, podría simbolizar cómo ese pequeño acto de amor le otorga un propósito concreto. El amor puede ser una respuesta al vacío existencial y por tanto un refugio frente a la indiferencia del universo.
El fantasma no busca ser visto ni reconocido ya que su amor se manifiesta en su quietud, en su espera paciente mientras ella sigue con su vida, el amor como un acto desinteresado que no exige reciprocidad ni trascendencia metafísica.
Al final de la película, cuando el fantasma desaparece tras leer la nota, podemos interpretar que su misión o su leitmotiv estaba ligada a ese lazo amoroso. No era la casa en sí, ni el lugar, sino el amor que compartió con ella lo que lo mantuvo allí, el amor es lo que perdura, lo que da coherencia a la existencia del fantasma más allá de la lógica o la razón.
A Ghost Story es una meditación visual que entrelaza existencialismo y amor en un lienzo de tiempo implacable, con un fantasma atrapado en la soledad de su propia existencia, donde es el amor, silencioso y eterno como el propio espectro, lo que ancla su vagar, desafiando la vacuidad con una belleza tan simple como profunda.
La narrativa minimalista y visual nos invita a la reflexión sobre la condición humana, el propósito de la vida y nuestra relación con lo eterno y lo efímero. El monólogo antes mencionado, sobre la futilidad del legado (Will Oldham en la fiesta) frente al olvido cósmico, refuerza esta dimensión contemplativa.
Es una bonita obra que no da respuestas, sino que plantea interrogantes, lo que la convierte en un ejercicio filosófico tan evocador como abierto a interpretaciones.
Si el paso del tiempo en este mundo es representado en la película por medio de la casa que cambia, las personas que se van y en un mundo mutable y en continuo devenir es, sin embargo, el amor del fantasma por su pareja lo que aparece inmune a esta erosión. El amor actúa como un contrapeso, una conexión, un vínculo o un nexo entre dos mundos, el físico y espiritual, en un intento de eternizar lo que de otro modo sería efímero. El amor le da al fantasma una razón para persistir. En la escena en la que él encuentra la nota que ella dejó en la pared, que finalmente lo "libera" de su conexión mundana al leerla, podría simbolizar cómo ese pequeño acto de amor le otorga un propósito concreto. El amor puede ser una respuesta al vacío existencial y por tanto un refugio frente a la indiferencia del universo.
El fantasma no busca ser visto ni reconocido ya que su amor se manifiesta en su quietud, en su espera paciente mientras ella sigue con su vida, el amor como un acto desinteresado que no exige reciprocidad ni trascendencia metafísica.
Al final de la película, cuando el fantasma desaparece tras leer la nota, podemos interpretar que su misión o su leitmotiv estaba ligada a ese lazo amoroso. No era la casa en sí, ni el lugar, sino el amor que compartió con ella lo que lo mantuvo allí, el amor es lo que perdura, lo que da coherencia a la existencia del fantasma más allá de la lógica o la razón.
A Ghost Story es una meditación visual que entrelaza existencialismo y amor en un lienzo de tiempo implacable, con un fantasma atrapado en la soledad de su propia existencia, donde es el amor, silencioso y eterno como el propio espectro, lo que ancla su vagar, desafiando la vacuidad con una belleza tan simple como profunda.
La narrativa minimalista y visual nos invita a la reflexión sobre la condición humana, el propósito de la vida y nuestra relación con lo eterno y lo efímero. El monólogo antes mencionado, sobre la futilidad del legado (Will Oldham en la fiesta) frente al olvido cósmico, refuerza esta dimensión contemplativa.
Es una bonita obra que no da respuestas, sino que plantea interrogantes, lo que la convierte en un ejercicio filosófico tan evocador como abierto a interpretaciones.
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