El titulo casi no es mío, en realidad esta inspirado en “Este momento es una perla” de Greta.

Volviendo a empezar, todo esto tenia que ir de música, de amor, pero sobre todo de como uno se va haciendo retro.

Una cinta tan vintage no debe dejar de homenajear a un elenco de oldies goldies como Taxi Driver, el Central Park de Hair o el “tocala otra vez Sam”. Pero inmersos en el New York de nuestros días, con la wiki como carta de presentación del protagonista, discográficas con comunity manager…

Algunos momentos perlas: el “solo” de guitarra y bajo entre el padre y su princesa en la azotea neoyorquina, el secretario del rapero que le hace un acompañamiento gutural, el juego de “tonto el que se mueva” al son de la música, escuchar la música “ a pachas” con una doble clavija, el sonido de la ciudad que abarca desde coros infantiles a los Hare Krishna como impulsores de la música pegadiza y callejera, el sueño embriagador de nuestro prota que transforma con violines y chelos los arreglos musicales, o la existencia de un novio asshole al que poder enviar un mensaje musical mandándole al hole del ass.

Perlas encerradas en un original guión que como su título indica, vuelve a empezar.

Dicen que venimos del polvo de estrellas, pero “La La Lan” se estrella y se queda hecha polvo.
Musical es poco musical, o al menos no te acaba por “pegar” fuerte ni con su tema principal.
Homenajear al cine o al jazz durante su periplo, la hace odiosamente comparable con genialidades como Cinema Paradise, que si consiguieron dejar el pabellón por todo lo alto.
Solamente, cuando enaltece a la complicidad improvisada del jazz, emerge lo mas soul de este homenaje, aunque de manera muy efímera.
La historia de amor que vaticinan las sinopsis más simplonas, es un poco más de lo mismo, y reflejo calcado de historias como la de Chico&Rita, con su famosa internacional, su hombre sentado a un piano y todo un universo predecible y que tan bien retrataron nuestros “nacionales” Trueba y Mariscal.
Como colofón, también relacionado con nuestro amor patrio, resaltar la manía persecutoria que el protagonista tiene contra el local Samba y Tapas, que en un “Los Angeles” de tan elocuente génesis española -vamos fundada por 44 compatriotas-, ya le gustaría poder engalanar sus avenues con unos auténticos bares de tapas, donde degustar una tapa de tortilla de patatas, un jamoncito ibérico o unos huevos estrellaos.
Eso si que le haría ser La Ciudad de las Estrellas.