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8,0
74.604
10
28 de febrero de 2018
28 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Yo creo que la vida está dividida en lo horrible y lo miserable. En esas dos categorías. Y lo horrible son los enfermos incurables, los ciegos, los lisiados… No se como pueden soportar la vida, me parece asombroso. Y los miserables somos todos los demás. Así que al pasar por la vida deberíamos dar gracias por ser miserables. Por tener la suerte de ser miserables”. Alvy Singer en Annie Hall.
Nadie duda que las películas de Woody Allen puedan pecar de tener un humor poco universal y hasta incluso "hermético", razón que le ha llevado a tener un gran número de detractores a lo largo y ancho del mundo de entendidos del celuloide. Los que lo amamos generalmente tenemos que intentar ser objetivos a la hora de emitir juicio sobre la obra del cineasta neoyorquino, acto difícil debido a la pasión que despierta en muchos de nosotros.
Annie Hall es una comedia romántica que rompe con muchos clichés idealistas sobre el amor y las relaciones de pareja y pinta un escenario maduro y desestructurado sobre las mismas. Diane Keaton (cuyo apellido paterno es Hall) llegó a reconocer que fue premiada como mejor actriz en los Oscar de 1977 por haber actuado "de si misma" en la cinta de Allen, hecho que se palpa a simple vista, debido al afamado romance que compartieron ambos actores en la década de 1970. Woody Allen plasma toda su fascinación por la actriz angelina, a la cual le entrega sus miedos, fantasmas, virtudes y deseos sin prejuicio alguno o estigma: la radiografía de un amor sincero y humano, porque los amores allenianos son aquellos que vivimos en nuestro día a día.
Dueña de un guión intimista, tiene magia y profunda empatía hasta en sus más ingeniosos y pretenciosos diálogos. Una espectacular combinación de calidad literaria y carga emotiva que pocas veces se ve en las más célebres películas de cine. Pese a esto, no desentona en el apartado técnico (aspecto que siempre se le reprocha al director americano) y rompe con alguna reglas de cámara y narrativa de manera fluida y natural, además de contar con un más que logrado corto animado con una bella reminiscencia a Snow White and the Seven Dwarfs (Walt Disney, 1937) en la cual el protagonista grafica y da forma a sus preferencias de mujer.
Actuaciones excelentes, muy personales y llenas de matices que consiguen darle aun más impulso a una historia que tiene fuerza por si misma. En síntesis, un clásico imprescindible no solo para el que desee descubrir lo mejor de Woody Allen, sino para todo el que se jacte de apreciar el séptimo arte y todo lo que tiene para ofrecernos.
Nadie duda que las películas de Woody Allen puedan pecar de tener un humor poco universal y hasta incluso "hermético", razón que le ha llevado a tener un gran número de detractores a lo largo y ancho del mundo de entendidos del celuloide. Los que lo amamos generalmente tenemos que intentar ser objetivos a la hora de emitir juicio sobre la obra del cineasta neoyorquino, acto difícil debido a la pasión que despierta en muchos de nosotros.
Annie Hall es una comedia romántica que rompe con muchos clichés idealistas sobre el amor y las relaciones de pareja y pinta un escenario maduro y desestructurado sobre las mismas. Diane Keaton (cuyo apellido paterno es Hall) llegó a reconocer que fue premiada como mejor actriz en los Oscar de 1977 por haber actuado "de si misma" en la cinta de Allen, hecho que se palpa a simple vista, debido al afamado romance que compartieron ambos actores en la década de 1970. Woody Allen plasma toda su fascinación por la actriz angelina, a la cual le entrega sus miedos, fantasmas, virtudes y deseos sin prejuicio alguno o estigma: la radiografía de un amor sincero y humano, porque los amores allenianos son aquellos que vivimos en nuestro día a día.
Dueña de un guión intimista, tiene magia y profunda empatía hasta en sus más ingeniosos y pretenciosos diálogos. Una espectacular combinación de calidad literaria y carga emotiva que pocas veces se ve en las más célebres películas de cine. Pese a esto, no desentona en el apartado técnico (aspecto que siempre se le reprocha al director americano) y rompe con alguna reglas de cámara y narrativa de manera fluida y natural, además de contar con un más que logrado corto animado con una bella reminiscencia a Snow White and the Seven Dwarfs (Walt Disney, 1937) en la cual el protagonista grafica y da forma a sus preferencias de mujer.
Actuaciones excelentes, muy personales y llenas de matices que consiguen darle aun más impulso a una historia que tiene fuerza por si misma. En síntesis, un clásico imprescindible no solo para el que desee descubrir lo mejor de Woody Allen, sino para todo el que se jacte de apreciar el séptimo arte y todo lo que tiene para ofrecernos.
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