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7,2
34.256
10
25 de febrero de 2024
25 de febrero de 2024
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pobres Criaturas me parece una excelente película. La actuación de Emma Stone la sitúa en la punta de la carrera por el puesto de la Meryl Streep de su época. La trama es tan espectacular como difícil de explicar sin hacer spoilers. Yo, personalmente, decidí ir al cine sin saber nada de la trama y no puedo estar más satisfecha.
Cinco cosas que me gustaron:
1. Emma Stone en toda su expresión, haciendo derroche de todo el talento que tiene, de su dominio corporal y de su capacidad para transmitir emociones.
2. Mark Ruffalo totalmente fuera de su zona de confort. Más adelante supe de su propia vivencia del síndrome del impostor a lo largo del rodaje y me encanto porque durante la película sí que pensé que, como directora de casting, no habría pensado en él para ese personaje y fue una grata sorpresa.
3. Cada personaje tiene su propio arco evolutivo. Toda la trama gira en torno a Bella (Emma Stone) y su evolución, no como personaje sino como un ser humano que evoluciona a través de las diferentes etapas del ciclo vital hasta alcanzar la adultez. Sin embargo, los personajes que sostienen la historia alrededor de Bella tienen su propia evolución que vale la pena incluir y detenerse a analizar.
4. Un mundo que no existe, pero sí, pero no. Cuando la historia arranca me quedaba muy claro que estamos en el Londres del siglo XIX; sin embargo, a medida que va avanzando la trama, detalles como el vestuario, el maquillaje, las costumbres, la arquitectura y la pelicular industria transportista, hacen ver como no estamos en este mundo ni en otro, sino todo lo contrario. Es como un mundo de ensueño que, además de ser un lujo para la vista, da mucho juego al guion. Los creadores tienen licencia para experimentar porque, sin importar cuanto se asemeje este mundo al nuestro, no necesariamente tienen que aplicarse las mismas reglas.
5. Humor. La forma en la que se representan las situaciones de comedia son refrescantes, espontáneas. La naturalidad con la que Bella se comporta y su inadaptación social genera múltiples situaciones de incomodidad para el individuo civilizado que mira con juzgamientos y una secreta envidia a una persona que se manifiesta libre y despreocupada, y de estas situaciones se alimenta la fase hilarante de la obra.
Cinco cosas que me gustaron:
1. Emma Stone en toda su expresión, haciendo derroche de todo el talento que tiene, de su dominio corporal y de su capacidad para transmitir emociones.
2. Mark Ruffalo totalmente fuera de su zona de confort. Más adelante supe de su propia vivencia del síndrome del impostor a lo largo del rodaje y me encanto porque durante la película sí que pensé que, como directora de casting, no habría pensado en él para ese personaje y fue una grata sorpresa.
3. Cada personaje tiene su propio arco evolutivo. Toda la trama gira en torno a Bella (Emma Stone) y su evolución, no como personaje sino como un ser humano que evoluciona a través de las diferentes etapas del ciclo vital hasta alcanzar la adultez. Sin embargo, los personajes que sostienen la historia alrededor de Bella tienen su propia evolución que vale la pena incluir y detenerse a analizar.
4. Un mundo que no existe, pero sí, pero no. Cuando la historia arranca me quedaba muy claro que estamos en el Londres del siglo XIX; sin embargo, a medida que va avanzando la trama, detalles como el vestuario, el maquillaje, las costumbres, la arquitectura y la pelicular industria transportista, hacen ver como no estamos en este mundo ni en otro, sino todo lo contrario. Es como un mundo de ensueño que, además de ser un lujo para la vista, da mucho juego al guion. Los creadores tienen licencia para experimentar porque, sin importar cuanto se asemeje este mundo al nuestro, no necesariamente tienen que aplicarse las mismas reglas.
5. Humor. La forma en la que se representan las situaciones de comedia son refrescantes, espontáneas. La naturalidad con la que Bella se comporta y su inadaptación social genera múltiples situaciones de incomodidad para el individuo civilizado que mira con juzgamientos y una secreta envidia a una persona que se manifiesta libre y despreocupada, y de estas situaciones se alimenta la fase hilarante de la obra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
6. Abordaje de la prostitución. Sí, hay un sexto punto. Y realmente lo incluiría por encima de cualquiera de los de arriba, pero al contener spoilers, se va al fondo de la lista.
Este es un de los puntos que más polémica ha generado en redes sociales. Muchas personas han manifestado inconformidad y les resulta inverosímil la indiferencia y cuasi felicidad que representa la vida en el burdel; sin embargo, esa me atrevería a decir que pudiera perfectamente ser la dinámica de un burdel. ¿Por qué imaginar mujeres tristes y reprimidas que lloran todas las noches sobre su almohada o tiradas en el plato de ducha mientras el agua les cae por encima e intentan quitarse la suciedad del alma? ¿Por qué no imaginar mujeres que genuinamente han elegido ese camino y se hartan de clientes malos como en cualquier otra profesión de atención al público, mientras se ríen de clientes torpes y crean relaciones interpersonales entre ellas que les hacen más llevadero su día a día? Si alguien es perfecto para vivenciar así la profesión de prostituta es Bella Baxter, que no se rige por los mismos estigmas sociales de asociación de valía femenina a la cantidad de personas que visitan su intimidad, que alquila su cuerpo a cambio de dinero como filósofos venden su pensamiento plasmados en libros en espera de obtener regalías. Bella es dueña de su cuerpo y de sus decisiones, y solo podrá estar a su lado quien respete su pasado y sus decisiones. Y si decide dejar ese camino y estudiar medicina, no debería estar marcada el resto de su vida como alguien que solía dedicarse a la prostitución como si le hubiera arrebatado la vida a alguien. El mensaje que envía este trozo de trama me parece fascinante y de lo mejor que he visto en mucho tiempo.
Este es un de los puntos que más polémica ha generado en redes sociales. Muchas personas han manifestado inconformidad y les resulta inverosímil la indiferencia y cuasi felicidad que representa la vida en el burdel; sin embargo, esa me atrevería a decir que pudiera perfectamente ser la dinámica de un burdel. ¿Por qué imaginar mujeres tristes y reprimidas que lloran todas las noches sobre su almohada o tiradas en el plato de ducha mientras el agua les cae por encima e intentan quitarse la suciedad del alma? ¿Por qué no imaginar mujeres que genuinamente han elegido ese camino y se hartan de clientes malos como en cualquier otra profesión de atención al público, mientras se ríen de clientes torpes y crean relaciones interpersonales entre ellas que les hacen más llevadero su día a día? Si alguien es perfecto para vivenciar así la profesión de prostituta es Bella Baxter, que no se rige por los mismos estigmas sociales de asociación de valía femenina a la cantidad de personas que visitan su intimidad, que alquila su cuerpo a cambio de dinero como filósofos venden su pensamiento plasmados en libros en espera de obtener regalías. Bella es dueña de su cuerpo y de sus decisiones, y solo podrá estar a su lado quien respete su pasado y sus decisiones. Y si decide dejar ese camino y estudiar medicina, no debería estar marcada el resto de su vida como alguien que solía dedicarse a la prostitución como si le hubiera arrebatado la vida a alguien. El mensaje que envía este trozo de trama me parece fascinante y de lo mejor que he visto en mucho tiempo.

6,9
17.438
9
1 de marzo de 2025
1 de marzo de 2025
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anora es una obra singular que logra entrelazar dos historias en una sola película con una maestría brillante. Por un lado, se nos presenta un cuento de hadas moderno, del tipo “vivieron felices y comieron perdices”, que inunda la pantalla de optimismo y calidez. El público es consciente de que la historia de la Scort que se encuentra con el príncipe de la oligarquía rusa puede no ser todo lo que hay para contar, pero disfruta de como esta aventura la va alejando de una vida en la que nuestra protagonista no es feliz.
Y así, vamos avanzando hasta darnos de bruces con lo que inevitablemente sucede después, cuando esa aparente perfección se ve amenazada, sumergiéndonos en una reflexión profunda sobre como los finales felices son historias incompletas.
La duración del filme es esencial para este doble relato. El tiempo se convierte en un aliado narrativo que permite al espectador experimentar ese breve instante en el que todo parece posible antes de que la trama dé el esperado y más bien anticipado giro donde todo se desmorona.
La introducción de los personajes que se embarcan en la búsqueda de Vanya complementan la tensión con una comedia sutil y cuidadosamente dosificada que se desliza entre los diálogos y situaciones. Cada aparición está orquestada de forma natural, añadiendo dinamismo y humor a la narrativa. De manera igualmente impresionante, el personaje de Igor se va introduciendo de forma gradual; con pocas palabras y una presencia enigmática, consigue condensar una historia compleja, dándole forma a lo que resulta ser el verdadero corazón del guion.
En definitiva, Anora es una película que acierta, fusionando una historia de amor idealizada con el peso de la realidad posterior. Con una estructura narrativa dual, una duración perfectamente aprovechada y una comedia sutil que aligera momentos de gran intensidad.
Y así, vamos avanzando hasta darnos de bruces con lo que inevitablemente sucede después, cuando esa aparente perfección se ve amenazada, sumergiéndonos en una reflexión profunda sobre como los finales felices son historias incompletas.
La duración del filme es esencial para este doble relato. El tiempo se convierte en un aliado narrativo que permite al espectador experimentar ese breve instante en el que todo parece posible antes de que la trama dé el esperado y más bien anticipado giro donde todo se desmorona.
La introducción de los personajes que se embarcan en la búsqueda de Vanya complementan la tensión con una comedia sutil y cuidadosamente dosificada que se desliza entre los diálogos y situaciones. Cada aparición está orquestada de forma natural, añadiendo dinamismo y humor a la narrativa. De manera igualmente impresionante, el personaje de Igor se va introduciendo de forma gradual; con pocas palabras y una presencia enigmática, consigue condensar una historia compleja, dándole forma a lo que resulta ser el verdadero corazón del guion.
En definitiva, Anora es una película que acierta, fusionando una historia de amor idealizada con el peso de la realidad posterior. Con una estructura narrativa dual, una duración perfectamente aprovechada y una comedia sutil que aligera momentos de gran intensidad.

6,3
8.772
8
17 de febrero de 2025
17 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así me la recomendaron mis amigos, pero poco queda del chico, parado delante de una chica, pidiéndole que la ame. Hugh Grant sorprende de buena manera en Hereje, un thriller filosófico disfrazado de drama estadounidense convencional.
La película brilla en sus intensos debates teológicos, donde los personajes se enzarzan en diálogos profundos sobre la fe, la moral y la naturaleza de la verdad. Es en estas conversaciones donde el guion alcanza su punto más alto, generando reflexiones que podrían haber elevado esta obra a otro nivel. Sin embargo, todo este potencial se diluye en la clásica historia de otro hombre blanco heterosexual que aparenta ser un ciudadano modelo, pero en realidad es un psicópata con delirios de grandeza.
Hereje termina colocando a su estrella en el rol del justiciero iluminado que se cree dueño de la verdad absoluta y, por lo tanto, se siente con el deber de aleccionar a sus víctimas. Un arquetipo gastado que ya hemos visto demasiadas veces en Hollywood y que no hace más que quitarle peso a las verdades como puños que va soltando mientras avanza la trama.
Aun con sus fallos, Hereje se sostiene gracias a sus momentos de lucidez intelectual y a la entrega de Hugh, quien demuestra que puede sostener un papel complejo, y que atrás quedaron sus años de galán de comedia romántica, para dar paso a lo que, a mi gusto, pudiera llegar a ser la mejor actuación de su carrera.
La película brilla en sus intensos debates teológicos, donde los personajes se enzarzan en diálogos profundos sobre la fe, la moral y la naturaleza de la verdad. Es en estas conversaciones donde el guion alcanza su punto más alto, generando reflexiones que podrían haber elevado esta obra a otro nivel. Sin embargo, todo este potencial se diluye en la clásica historia de otro hombre blanco heterosexual que aparenta ser un ciudadano modelo, pero en realidad es un psicópata con delirios de grandeza.
Hereje termina colocando a su estrella en el rol del justiciero iluminado que se cree dueño de la verdad absoluta y, por lo tanto, se siente con el deber de aleccionar a sus víctimas. Un arquetipo gastado que ya hemos visto demasiadas veces en Hollywood y que no hace más que quitarle peso a las verdades como puños que va soltando mientras avanza la trama.
Aun con sus fallos, Hereje se sostiene gracias a sus momentos de lucidez intelectual y a la entrega de Hugh, quien demuestra que puede sostener un papel complejo, y que atrás quedaron sus años de galán de comedia romántica, para dar paso a lo que, a mi gusto, pudiera llegar a ser la mejor actuación de su carrera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese supuesto final enigmático del que todos hablaban, queda como un intento desesperado de dejar una puerta abierta, cuando la lógica hacía rato que había abandonado el guion hacía rato.
10
17 de febrero de 2025
17 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años que hice mi última maratón de Juego de Tronos y, aunque ha pasado tanto tiempo y el mundo probablemente no necesita mi opinión, en un ataque de nostalgia me apetece escribir sobre lo que esta serie representó para mí.
Más allá de la fantasía, Juego de Tronos siempre me pareció un crudo reflejo de la naturaleza humana, donde la lucha por el poder, la traición y la ambición moldean el destino de cada uno de sus personajes. Dragones, magia y profecías eran solo el envoltorio de un relato que diseccionaba cuidadosamente la política, la moral y la supervivencia en un mundo despiadado como el de Poniente.
Tener favoritos en el universo de George R.R. Martin era difícil, y mayormente por recomendable, pero para mí desde el inicio siempre destacaron Jon Snow, Tyrion Lannister y Arya Stark, cada uno como la encarnación del honor, la inteligencia y la resiliencia respectivamente. La evolución de estos tres me resultó fascinante, consiguiendo sorprenderme y llenarme de orgullo en una historia que no daba tregua.
Sin embargo, si algo tenía Juego de Tronos era lo bien escrito que estaban todos aquellos que daban vida a la trama, demostrando hasta las últimas (y a día de hoy mal recordadas) consecuencias, que nadie es completamente héroe ni villano en esta historia.
Si bien su final dejó un sabor amargo y no estuvo a la altura de la grandeza construida, la excelencia de sus temporadas previas impide que eso empañe su legado. El mundo siempre se dividirá entre los que decían que el cierre era el que más sentido tenía, y los que recordamos el momento exacto en que nuestra alma se quebró. Pero todos estaremos de acuerdo en que Juego de Tronos es un hito televisivo inigualable y que, finales aparte, podemos estar hablando de la mejor serie de la historia.
Más allá de la fantasía, Juego de Tronos siempre me pareció un crudo reflejo de la naturaleza humana, donde la lucha por el poder, la traición y la ambición moldean el destino de cada uno de sus personajes. Dragones, magia y profecías eran solo el envoltorio de un relato que diseccionaba cuidadosamente la política, la moral y la supervivencia en un mundo despiadado como el de Poniente.
Tener favoritos en el universo de George R.R. Martin era difícil, y mayormente por recomendable, pero para mí desde el inicio siempre destacaron Jon Snow, Tyrion Lannister y Arya Stark, cada uno como la encarnación del honor, la inteligencia y la resiliencia respectivamente. La evolución de estos tres me resultó fascinante, consiguiendo sorprenderme y llenarme de orgullo en una historia que no daba tregua.
Sin embargo, si algo tenía Juego de Tronos era lo bien escrito que estaban todos aquellos que daban vida a la trama, demostrando hasta las últimas (y a día de hoy mal recordadas) consecuencias, que nadie es completamente héroe ni villano en esta historia.
Si bien su final dejó un sabor amargo y no estuvo a la altura de la grandeza construida, la excelencia de sus temporadas previas impide que eso empañe su legado. El mundo siempre se dividirá entre los que decían que el cierre era el que más sentido tenía, y los que recordamos el momento exacto en que nuestra alma se quebró. Pero todos estaremos de acuerdo en que Juego de Tronos es un hito televisivo inigualable y que, finales aparte, podemos estar hablando de la mejor serie de la historia.

7,0
17.490
10
27 de febrero de 2025
27 de febrero de 2025
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Finalmente conseguí ver Cónclave y me pareció una obra maestra del cine contemporáneo. Este filme es una joya que recuerda la grandeza del thriller cuando el suspense y la inteligencia narrativa eran los verdaderos protagonistas. Desde su primera escena, despliega una atmósfera de tensión y misterio que atrapa, donde cada detalle, cada conversación y cada gesto tiene un peso específico en la trama, guiándonos de manera sutil pero firme hacia el final.
La fotografía es impecable. Cada encuadre está compuesto con una precisión quirúrgica, aprovechando los ángulos y los contrastes de luz y sombra para reforzar la solemnidad del ambiente. La elección de colores y la iluminación contribuyen a la sensación de encierro y conspiración que se respira a lo largo de las casi dos horas de película.
El guion es un ejercicio de paciencia narrativa, presentado como una partida de ajedrez en la que no hay movimiento o diálogo desperdiciado ni giros forzados: todo fluye con la maestría de un escritor que confía en la inteligencia de su audiencia.
Cónclave es una película que recuerda que el buen cine no necesita estridencias, solo una historia bien contada, una dirección precisa y, de ser posible, una fotografía que magnifique su excelencia.
La fotografía es impecable. Cada encuadre está compuesto con una precisión quirúrgica, aprovechando los ángulos y los contrastes de luz y sombra para reforzar la solemnidad del ambiente. La elección de colores y la iluminación contribuyen a la sensación de encierro y conspiración que se respira a lo largo de las casi dos horas de película.
El guion es un ejercicio de paciencia narrativa, presentado como una partida de ajedrez en la que no hay movimiento o diálogo desperdiciado ni giros forzados: todo fluye con la maestría de un escritor que confía en la inteligencia de su audiencia.
Cónclave es una película que recuerda que el buen cine no necesita estridencias, solo una historia bien contada, una dirección precisa y, de ser posible, una fotografía que magnifique su excelencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El giro del final me pareció más que lógico, y me da nostalgia de una época en la que un plot-twist era un plot-twist, sin más, y no un enfrentamiento radical de bandos prefabricados donde cada detalle se toma como un ataque personal a una u otra ideología.
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