Ya que es mi primera crítica, me gustaría expresar mi reacción ante esta película. Ya que esta vez Sean Penn se adentra en un ámbito puramente artístico y pasional, en el que cada fragmento de esta maravillosa obra nos sorprende con diferentes capturas. Mostrándonos la majestuosidad y el terror de la naturaleza salvaje de un modo que te hará contener el aliento.

La imperfección del filme, como su grandeza, surge de un apasionado y generoso impulso que resulta tan difícil de resistir como el aplauso ante directores como Cristopher Nolan y David Lynch. Quizás esta película sea un tanto confusa para el espectador, pues creara una bipolaridad extrema llevándole a pensar si realmente se trata de una historia ingenua, o en mi propio caso, una vertiginosa experiencia en la que un joven Emile Hirsch deja de lado todo lo que tiene para dejarse caer en un trance emocional, con el que madurara, entrara en contacto con su yo interior y por supuesto se adentrara en el útero de nuestra madre naturaleza en busca de su deseada Alaska.

Por último me gustaría añadir que podéis llamarme ingenuo; e incluso inocente, pero en mi interior y en el de cada uno de vosotros aunque os hagáis los sordos hay una vocecilla que no para de susurraros: Saca el Alexander Supertramp que llevas dentro!