Buen cocktail para entrener con creces al espectador que busca una comedia en una plataforma de streaming: divertida, con un dinámico ritmo narrativo, muy coral y con un Carlos Areces soberbio.

No voy a negar que la temática (comedia negra sobre la muerte) no acababa de motivarme pero el aval profesional de Carlos Areces me invitaron a ver tímidamente el primer capítulo. Pero la genialidad de Alberto Caballero comienza a mostrarse desde el principio. Treinta divertidísimos minutos que me exigieron casi adictivamente ver el siguiente capítulo...y el siguiente....y el siguiente.

Los diálogos son ingeniosos, frescos y dinámicos y junto con una notable dirección registran una gran solvencia, añadiendo un plus el lenguaje corporal y gesticular de los actores. La arrolladora fuerza de Carlos Areces atrae y saca lo mejor de la mayoría de los actores. Destacar las subtramas que protagonizan Adriana Torrebejano y de Diego Martín. Dos sólidos personajes entre berlanguianos o extraídos de una historia de Wody Allen muy bien interpretados en clave de comedia.

La primera temporada: ¿pero esto que es? Historia inacabada que te deja intrigado y desconcertado. El resto de temporadas dan sentido a una de las mejores series que he visto.

La historia evoluciona a medida que crecen los personajes. Tiene el mérito de sacar partido a una historia en un contexto desértico, con unos personajes cotidianos y una historia inicialmente sencilla. Poco a poco crece la complejidad de la historia y de la personalidad de cada uno de los personajes enganchando adictivamente al espectador.

Simpatizas y empatizas con el drama que vive Walter y con el fracaso constante de Jesse. Ambos son complementarios en un puzzle que parece nunca resolverse pero en el que siempre quieres jugar.

Es una serie que roza el sobresaliente en casi todo: historia, fotografía, música, guiones tremendamente acertados para el contexto de la historia, vestuario y una magnifica ejecución. El reparto excelente. Secundarios que son piedras angulares de una historia coral.

La serie entre las series. Historias y personajes que te atrapan con sus acciones, vestuarios, sentimientos encontrados y evolución en cada temporada.

Odias y amas a los personajes de forma tal que la balanza de la satisfacción queda equilibrada. A esta serie rica en matices y construida sobre decenas de historias subterráneas le acompañan siempre unas localizaciones y un vestuario que son marca de la casa.

Juego de Tronos es un cóctel de fantasía, de legendarias historias y personajes antagónicos. Es también un reloj suizo en cada escena. Una maquinaria que engrana cada detalle, cada gesto, cada enfoque, etc que provoca un derroche de sentimientos del espectador.

Es una historia que va enganchando a medida que avanza. Me gustan las series con ritmo pero en esta reconozco que los momentos en los que parece que se ralentiza una historia te das cuenta que te impregna del misterio necesario y te hace vivir desde dentro momentos dramáticos.

La serie balancea muy bien entre dos historias: la busqueda de la verdad y el miedo a conocerla. Como un reloj de péndulo unas veces estás en una momentos después en la otra.

Así los giros de guión nos permiten engancharnos a la historia y ver como los padres de Jacob pasan de ser fuertes en su defensa a angustiados cuando asoman indicios contrarios.