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Críticas ordenadas por utilidad
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10
3 de septiembre de 2011
3 de septiembre de 2011
24 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carbón es una película insólita en todos los sentidos. Enmarcada en el contexto de entre guerras, surge como un canto en defensa de la hermandad entre personas que se vieron enfrentadas en una guerra absurda instigada por intereses que no les eran propios. Pabst dirige con maestría este alegato pacifista en contra del absurdo de las fronteras entre seres humanos que padecen los mismos sufrimientos y el mismo destino. Con una planificación cuidada en su más mínimo detalle, y una historia que te atrapa poco a poco, hasta hacerte suyo completamente, Pabst nos demuestra por qué es uno de los grandes en la historia del cine. Los poderosos e impresionantes movimientos de cámara son fruto de una dirección de fotografía magistral por parte de su operador habitual, Fritz Arno Wagner. Este director de fotografía, a pesar de no ser tan conocido, es tan grande como Karl Freund o Gregg Toland, y en su haber tiene tal listado de obras maestras que uno no se extraña de que esta película tenga tal perfección visual. Por citar algunas: Nosferatu, M, Doctor Mabuse, Las tres luces, etc...
Esta película merece verse no una, sino muchas veces.
Esta película merece verse no una, sino muchas veces.
9
6 de octubre de 2011
6 de octubre de 2011
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El estudiante de Praga es una película de terror gótico pionera en su género, y precursora del expresionismo alemán. La alucinante trama de la película es de lo más atractivo, y se basó en el relato "La extraña historia de Peter Schlemihl" del poeta romántico Aldebert von Chamisso, en la que un hombre vendía su sombra al diablo.
Stellan Rye y Wegener demuestran una gran habilidad para generar suspense, y llevar al espectador hasta el trágico desenlace final de la historia. La película tiene un buen ritmo y es muy entretenida, a pesar de las deficiencias narrativas del momento en que se rodó: No hay movimientos de cámara, y apenas hay cortes de montaje dentro de las escenas. Sin embargo estas deficiencias, son suplidas por un aprovechamiento completo de las posibilidades narrativas del encuadre y el ritmo interno del plano: el uso inteligente de los segundos términos para narrar; el acercamiento de los actores a cámara; distintos valores de plano a lo largo de la película, como planos medios y americanos; movimientos panorámicos precisos y necesarios; etc...
Además, los escenarios escogidos para rodar las escenas contribuyen de un modo excelente a generar la atmósfera gótica, típica de los relatos de terror del siglo XIX, que le viene como un guante a la historia. Un buen ejemplo es la escena en la que Magrit va en busca de Balduin, que ha quedado con ella en el cementerio. No se puede encontrar una escena más definitoria de lo que es el gótico en el terror en cuanto a sus ambientaciones.
Una excelente película que aún hoy se ve sin problemas, y que expone una idea inquietante y actual: Nuestro peor enemigo lo llevamos dentro.
Stellan Rye y Wegener demuestran una gran habilidad para generar suspense, y llevar al espectador hasta el trágico desenlace final de la historia. La película tiene un buen ritmo y es muy entretenida, a pesar de las deficiencias narrativas del momento en que se rodó: No hay movimientos de cámara, y apenas hay cortes de montaje dentro de las escenas. Sin embargo estas deficiencias, son suplidas por un aprovechamiento completo de las posibilidades narrativas del encuadre y el ritmo interno del plano: el uso inteligente de los segundos términos para narrar; el acercamiento de los actores a cámara; distintos valores de plano a lo largo de la película, como planos medios y americanos; movimientos panorámicos precisos y necesarios; etc...
Además, los escenarios escogidos para rodar las escenas contribuyen de un modo excelente a generar la atmósfera gótica, típica de los relatos de terror del siglo XIX, que le viene como un guante a la historia. Un buen ejemplo es la escena en la que Magrit va en busca de Balduin, que ha quedado con ella en el cementerio. No se puede encontrar una escena más definitoria de lo que es el gótico en el terror en cuanto a sus ambientaciones.
Una excelente película que aún hoy se ve sin problemas, y que expone una idea inquietante y actual: Nuestro peor enemigo lo llevamos dentro.
Cortometraje

5,4
789
6
31 de agosto de 2011
31 de agosto de 2011
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Albert Smith utiliza el primer plano aquí por primera vez, y como no se atrevía a hacer el corte sin justificar el aumento, introduce la lupa como elemento unificador. Pero más tarde tomaría valor y rodaría otros cortos en los que se deshace de estas justificaciones, y hace acercamientos a la acción dentro de la misma secuencia. Fueron estos cortos los que originaron la gramática cinematográfica. Albert Smith hizo avanzar el montaje en el cine. La historia es lo de menos, en estos momentos.
Mediometraje

6,1
257
9
6 de marzo de 2012
6 de marzo de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Asta Nielsen fue la primera vamp del cine, la femme fatal que todo hombre deseó a principios de los años 10, y en esta película demuestra por qué se ganó esta fama. Ella representó el deseo carnal y la pasión liberada de la esclavitud de la mojigatería y los valores castrantes de la tradición judeo-cristiana, que en esta película quedan representados por el hijo del vicario. Para poder pasar la censura de la época, sobre todo la eclesiástica, la película se disfrazó con un mensaje moralizante que trata de persuadir a las jóvenes del amor loco, impulsivo e irracional, que puede llevarlas a una vida desgraciada. Pero no me cabe duda de que el verdadero reclamo para ir a ver esta película era esa secuencia memorable en la que Asta contonea sus caderas.
La película narra precisamente la historia de Magda, una aparentemente pura e inocente joven, que conoce a Knud, el hijo de un vicario en un tranvía. Éste la invita a pasar un fin de semana en su pueblo natal, con sus padres, y ella acepta. Una mañana, Knud y su familia van a misa. Knud trata de que Magda vaya con ellos, pero élla prefiere no ir. En el preciso instante en que Knud y sus padres se marchan, aparece una compañía de circo ambulante por el camino. Rudolph, un joven fornido y alto, una especie de Javier Barden de la época, aparece montado a caballo, se acerca a Magda y la saluda.
La película narra precisamente la historia de Magda, una aparentemente pura e inocente joven, que conoce a Knud, el hijo de un vicario en un tranvía. Éste la invita a pasar un fin de semana en su pueblo natal, con sus padres, y ella acepta. Una mañana, Knud y su familia van a misa. Knud trata de que Magda vaya con ellos, pero élla prefiere no ir. En el preciso instante en que Knud y sus padres se marchan, aparece una compañía de circo ambulante por el camino. Rudolph, un joven fornido y alto, una especie de Javier Barden de la época, aparece montado a caballo, se acerca a Magda y la saluda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Magda, revelando su verdadera naturaleza, recibe inmediatamente un flechazo de Cupido que hace que olvide por completo al "poca cosa" que es el hijo del vicario. Cuando Knud vuelve de misa, Magda, que ya sólo puede pensar en Rudolph, le pide que asistan a la función que el circo va a dar en el pueblo. Ya allí, tras asistir al espectáculo, ella insiste en visitar las bambalinas del circo, con la verdadera intención de ver de nuevo al apuesto cowboy. Éste, que no es tonto, sabe que ella come ya de su mano. Así, una vez que han vuelto a casa, el cowboy entra por la ventana y la convence sin mucho esfuerzo de que huya con él. Magda no se lo piensa dos veces, y le escribe una carta a Knud, pidiéndole que no piense en buscarla para casarse con ella, y que la perdone. Es de remarcar que hasta este momento, Magda ha vestido siempre de blanco, símbolo de la pureza, y justo antes de salir huyendo con Rudolph, se pone un vestido negro, y ya nunca más volveremos a verla sin este color, símbolo de lo prohibido y el pecado. El descenso por la escalera que sigue simboliza también su caída como ángel.
Otro momento estelar que remarca el fuerte simbolismo de la película tiene lugar durante el baile que tiene lugar durante un espectáculo. Es la imagen más potente de la película, y en ella se representa el deseo de Magda de dominar a Rudolph y la fuerte atracción sexual que éste ejerce sobre ella. En la escena en cuestión, ella lo caza y ata con una cuerda, y tras inmovilizarlo, empieza a contonearse y a refregar su cuerpo con el de él mientras baila, en uno de los momentos más eróticos de los orígenes del cine. Este deseo de dominio del macho, se ve continuamente frustrado por la promiscuidad descarada de su amado, que no duda en irse con otras mujeres delante de ella. Al final, lo mata durante un arrebato, y en una última escena memorable, ella desciende por las escaleras una vez más conducida por un policía, y pasa por delante de Knud, que la espera abajo, sin mostrar ningún aprecio por él. Sólo 40 años después, en El Tercer Hombre, tenemos un final parecido, y me atrevo a afirmar que en El Abismo, la protagonista culpa también al que espera de la muerte de su amado. Una película primitiva, pero cargada de significados. Hemos asistido al nacimiento del subtexto en la narración cinematográfica.
Otro momento estelar que remarca el fuerte simbolismo de la película tiene lugar durante el baile que tiene lugar durante un espectáculo. Es la imagen más potente de la película, y en ella se representa el deseo de Magda de dominar a Rudolph y la fuerte atracción sexual que éste ejerce sobre ella. En la escena en cuestión, ella lo caza y ata con una cuerda, y tras inmovilizarlo, empieza a contonearse y a refregar su cuerpo con el de él mientras baila, en uno de los momentos más eróticos de los orígenes del cine. Este deseo de dominio del macho, se ve continuamente frustrado por la promiscuidad descarada de su amado, que no duda en irse con otras mujeres delante de ella. Al final, lo mata durante un arrebato, y en una última escena memorable, ella desciende por las escaleras una vez más conducida por un policía, y pasa por delante de Knud, que la espera abajo, sin mostrar ningún aprecio por él. Sólo 40 años después, en El Tercer Hombre, tenemos un final parecido, y me atrevo a afirmar que en El Abismo, la protagonista culpa también al que espera de la muerte de su amado. Una película primitiva, pero cargada de significados. Hemos asistido al nacimiento del subtexto en la narración cinematográfica.

5,5
79
7
12 de octubre de 2011
12 de octubre de 2011
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tiene el honor de ser el primer largometraje rodado en Hollywood, y además la primera película de sus tres principales artífices y futuros gigantes cinematográficos que contribuyeron a crear el imperio norteamericano del celuloide: Cecil B. DeMille, Jesse Lasky y Sam Goldfish. La historia de su realización y lo que supuso para sus realizadores es más interesante y relevante para la historia del cine que la película en si misma.
Jesse Lasky, que era un productor teatral, había acudido años antes a casa de Cecil en busca de su hermano, William, para que colaborase con él aportando calidad dramática a sus vodeviles. Pero la madre de ambos convenció a un receloso Jesse de que se uniera a Cecil, que escribía igual de bien, y no tenía trabajo. Al final Jesse salió ganando. Cecil escribía y dirigía las obras de teatro y Jesse las producía, y ambos les iba muy bien.
Entonces apareció Sam Goldfish, que era el cuñado de Jesse Lasky. Sam quería probar con el negocio del cine, porque su negocio, el de la venta de guantes de piel, se venía abajo, y le propuso a Jesse llevar a cabo una película. Al principio Cecil quedó relegado a un segundo plano, porque Sam no creía que tuviese experiencia suficiente. Sam acudió a Griffith, pero éste se negó a trabajar con ellos, porque no tenían mucho dinero. Jesse apostó entonces por su amigo Cecil, y Sam tuvo que aceptar.
Así fundaron la Jesse L. Lasky Feature Play Company. Cecil sería el director general de las películas producidas, Jesse se dedicaría a la producción ejecutiva, y Sam se dedicaría a vender las películas; Ninguno de los tres tenían experiencia alguna en el cine.
Como Cecil y Jesse venían del mundo del teatro, era natural que acudieran a él para encontrar el material dramático adecuado para su primera película. La obra escogida fue The Squaw Man, que había sido estrenada en 1905 en Broadway. Esta obra había tenido tal éxito que llegó a las 222 funciones, y su protagonista, Dustin Farnum, aceptó trabajar en la película. Además, al tener lugar casi toda la acción en exteriores les salía más barata.
El lema de Sam, Jesse y Cecil era "producir films de categoría, de varias bobinas, con un argumento bien construido y bien interpretado". Se lo jugaron todo a una sola carta, si fracasaban se arruinaban. Como Cecil era novato, para cubrirse las espaldas contrataron a un director extra, Oscar Apfel y al operador de cámara Alfred Gandolfini.
Jesse Lasky, que era un productor teatral, había acudido años antes a casa de Cecil en busca de su hermano, William, para que colaborase con él aportando calidad dramática a sus vodeviles. Pero la madre de ambos convenció a un receloso Jesse de que se uniera a Cecil, que escribía igual de bien, y no tenía trabajo. Al final Jesse salió ganando. Cecil escribía y dirigía las obras de teatro y Jesse las producía, y ambos les iba muy bien.
Entonces apareció Sam Goldfish, que era el cuñado de Jesse Lasky. Sam quería probar con el negocio del cine, porque su negocio, el de la venta de guantes de piel, se venía abajo, y le propuso a Jesse llevar a cabo una película. Al principio Cecil quedó relegado a un segundo plano, porque Sam no creía que tuviese experiencia suficiente. Sam acudió a Griffith, pero éste se negó a trabajar con ellos, porque no tenían mucho dinero. Jesse apostó entonces por su amigo Cecil, y Sam tuvo que aceptar.
Así fundaron la Jesse L. Lasky Feature Play Company. Cecil sería el director general de las películas producidas, Jesse se dedicaría a la producción ejecutiva, y Sam se dedicaría a vender las películas; Ninguno de los tres tenían experiencia alguna en el cine.
Como Cecil y Jesse venían del mundo del teatro, era natural que acudieran a él para encontrar el material dramático adecuado para su primera película. La obra escogida fue The Squaw Man, que había sido estrenada en 1905 en Broadway. Esta obra había tenido tal éxito que llegó a las 222 funciones, y su protagonista, Dustin Farnum, aceptó trabajar en la película. Además, al tener lugar casi toda la acción en exteriores les salía más barata.
El lema de Sam, Jesse y Cecil era "producir films de categoría, de varias bobinas, con un argumento bien construido y bien interpretado". Se lo jugaron todo a una sola carta, si fracasaban se arruinaban. Como Cecil era novato, para cubrirse las espaldas contrataron a un director extra, Oscar Apfel y al operador de cámara Alfred Gandolfini.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En un principio los tres querían rodar en Arizona. Así que Cecil y su equipo de rodaje se montaron en un tren en Nueva York, donde vivían, y pusieron rumbo a este destino, pero al bajar en la estación de llegada, se dieron cuenta de que aquello no les gustaba, por cuestiones climáticas. Sin pensarselo dos veces, volvieron a montar en el mismo tren y siguieron trayecto en dirección a California, Los Angeles, para ver si allí el clima era mejor. Así fue como llegaron a un villorrio, un pequeño pueblo de naranjales y pimientos, llamado Hollywood. Allí alquilaron un granero y lo ardornaron con un gran rótulo que ponía Jesse L. Lasky Feaure Play Company. Dentro metieron un escritorio y una mesa de cocina para la futura secretaria. El 29 de Diciembre de 1913 comenzó el rodaje. The Squaw Man se estrenó el 15 de febrero de 1914. Los beneficios de la película doblaron su coste. DeMille rodaría dos remakes de esta película, uno 4 años más tarde, y del que no se conserva ninguna copia, y otro en 1931, ya en la época del sonoro.
En cuanto al contenido de la película en sí, la trama gira en torno a un hombre que huye a America, acusado injustamente por su primo de haber robado los fondos de un orfanato. Allí comienza una nueva vida en el oeste, donde conoce a una joven india, que le salva la vida dos veces, y con la que acaba teniendo un hijo. La relación interracial entre éste y la india es lo más interesante de esta película, que aún así adolece de la falta de experiencia de su director. DeMille no controla aún el lenguaje cinematográfico y eso hace que muchas veces la trama avance a trompicones. La película arranca torpemente, las elipsis son bruscas y desconcertantes, y además la planificación no deja de ser irregular. Oscar Apfel, que llevaba desde 1911 dirigiendo, le ayudó, pero no contribuyó mucho a mejorar la cosa.
No extraña que DeMille quisiera hacer dos veces la misma película más tarde, pues el material dramático era muy bueno, y ofrecía muchas posibilidades. El final de la película es desolador, con la pobre madre india traicionada por el hombre al que amo, y que ahora le arrebata a su hijo, porque quiere convertirlo en un caballero ingles, lejos del mundo donde ha crecido. Además, intuimos que el protagonista no querrá seguir su relación con ella, pues su suerte ha cambiado y ahora puede volver a Europa, para poder convertirse de nuevo en lo que era antes, un hombre adinerado y de alta cuna. Ella, simplemente, no encaja en ese mundo.
Debido al exito de esta película, años más tarde Jesse fundaría la Paramount Pictures junto a Adolph Zukor, y su cuñado Sam Goldfish, que se cambió el apellido, haciéndose llamar Samuel Goldwyn, fundó la Metro-Goldwyn-Mayer, con Luis B. Mayer e Irving Thalberg. Cecil B. DeMille produciría y dirigiría 70 películas más después de esta. Ahí queda eso.
En cuanto al contenido de la película en sí, la trama gira en torno a un hombre que huye a America, acusado injustamente por su primo de haber robado los fondos de un orfanato. Allí comienza una nueva vida en el oeste, donde conoce a una joven india, que le salva la vida dos veces, y con la que acaba teniendo un hijo. La relación interracial entre éste y la india es lo más interesante de esta película, que aún así adolece de la falta de experiencia de su director. DeMille no controla aún el lenguaje cinematográfico y eso hace que muchas veces la trama avance a trompicones. La película arranca torpemente, las elipsis son bruscas y desconcertantes, y además la planificación no deja de ser irregular. Oscar Apfel, que llevaba desde 1911 dirigiendo, le ayudó, pero no contribuyó mucho a mejorar la cosa.
No extraña que DeMille quisiera hacer dos veces la misma película más tarde, pues el material dramático era muy bueno, y ofrecía muchas posibilidades. El final de la película es desolador, con la pobre madre india traicionada por el hombre al que amo, y que ahora le arrebata a su hijo, porque quiere convertirlo en un caballero ingles, lejos del mundo donde ha crecido. Además, intuimos que el protagonista no querrá seguir su relación con ella, pues su suerte ha cambiado y ahora puede volver a Europa, para poder convertirse de nuevo en lo que era antes, un hombre adinerado y de alta cuna. Ella, simplemente, no encaja en ese mundo.
Debido al exito de esta película, años más tarde Jesse fundaría la Paramount Pictures junto a Adolph Zukor, y su cuñado Sam Goldfish, que se cambió el apellido, haciéndose llamar Samuel Goldwyn, fundó la Metro-Goldwyn-Mayer, con Luis B. Mayer e Irving Thalberg. Cecil B. DeMille produciría y dirigiría 70 películas más después de esta. Ahí queda eso.
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