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5,0
2.061
5
7 de septiembre de 2012
7 de septiembre de 2012
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las interpretaciones son correctas, pero la acción es casi inexistente y el ritmo de la historia muy lento. Podía haber sido mucho más, porque la historia daba de sí, pero se quedó en el intento de lo que parecía prometer en un inicio.
El desarrollo se me antojó un poco confuso, puesto que la historia de los gemelos tarda en arrancar y no queda claro que lugar ocupa cada personaje en la trama.
De verdad, las actuaciones son buenas, pero eso no quita otros aspectos negativos. La acción se reduce a alguna trifulca y el resto del rato parece una repetición o la espera del desenlance. Cuando llega el esperado desenlace tampoco deja un buen sabor de boca.
Un intento desaprovechado.
El desarrollo se me antojó un poco confuso, puesto que la historia de los gemelos tarda en arrancar y no queda claro que lugar ocupa cada personaje en la trama.
De verdad, las actuaciones son buenas, pero eso no quita otros aspectos negativos. La acción se reduce a alguna trifulca y el resto del rato parece una repetición o la espera del desenlance. Cuando llega el esperado desenlace tampoco deja un buen sabor de boca.
Un intento desaprovechado.
21 de agosto de 2012
21 de agosto de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Yo, El Vaquilla” (1985) es otra de las aportaciones al cine quinqui del director José Antonio de la Loma. En esta ocasión nos narra los primeros años en la vida del famoso delincuente Juan José Moreno Cuenca (1961-2003), más conocido como "El Vaquilla" .
Nacido de un padre gitano que pronto los abandonó a él y a su familia, pasó sus primeros años en el barrio barcelonés Torre de Baró. Se suceden en la película diferentes escenas de infancia: la muerte del padrastro, el encarcelamiento de la madre, cómo se dedica al negocio de la quincallería junto a su tío y cómo, posteriormente, se sumerge en el mundo de la delincuencia, primero junto a familiares –el tío, el hermano Antonet, el Pencas…-, luego junto a otros compañeros de correrías.
Poco aportaba el negocio de la quincallería y las dificultades para robar chatarra en las obras eran cada vez mayores, así que esta actividad –que proporciona la etimología al “quinqui”- pronto era relegada para dar paso a pequeños hurtos, tirones de bolso, robo de coches y algún que otro atraco a punta de pistola. Se pueden visualizar a lo largo de la película diversas persecuciones policiales, que acaban siendo reiterativas.
El Vaquilla, sólo con 13 años, establecido entonces en el barrio de la Mina, ya se había labrado toda una reputación. "De la policía al tribunal tutelar, y del tribunal tutelar al reformatorio", dice El Vaquilla, resumiendo esos años de su vida. Y posteriormente, habríamos de añadir, "a la cárcel".
No quiero inducir a ningún tipo de error: las interpretaciones son malas, en ocasiones infames. Pero aquí se narra la historia de "El Vaquilla", uno de los quinquis más reconocidos. Esta película sirve como retrato sociológico de una generación y, en particular, de una clase social, el lumpen, que sobrevive de forma marginal, abocada casi siempre a la delincuencia.
Mención especial a la aparición del propio Vaquilla narrando ocasionalmente la historia que se relata. La banda sonora corre a cargo de Los Chichos, con un álbum especialmente dedicado al film ("Yo, el Vaquilla") que contiene la famosa canción que da nombre al álbum y la película.
La nota es por el interés "social" que considero tiene este tipo de cine, así como por el entretenimiento que proporciona, a pesar de las interpretaciones de los actores y de la trama -algunos aspectos no se profundizan y en otras cuestiones es repetitiva.
Nacido de un padre gitano que pronto los abandonó a él y a su familia, pasó sus primeros años en el barrio barcelonés Torre de Baró. Se suceden en la película diferentes escenas de infancia: la muerte del padrastro, el encarcelamiento de la madre, cómo se dedica al negocio de la quincallería junto a su tío y cómo, posteriormente, se sumerge en el mundo de la delincuencia, primero junto a familiares –el tío, el hermano Antonet, el Pencas…-, luego junto a otros compañeros de correrías.
Poco aportaba el negocio de la quincallería y las dificultades para robar chatarra en las obras eran cada vez mayores, así que esta actividad –que proporciona la etimología al “quinqui”- pronto era relegada para dar paso a pequeños hurtos, tirones de bolso, robo de coches y algún que otro atraco a punta de pistola. Se pueden visualizar a lo largo de la película diversas persecuciones policiales, que acaban siendo reiterativas.
El Vaquilla, sólo con 13 años, establecido entonces en el barrio de la Mina, ya se había labrado toda una reputación. "De la policía al tribunal tutelar, y del tribunal tutelar al reformatorio", dice El Vaquilla, resumiendo esos años de su vida. Y posteriormente, habríamos de añadir, "a la cárcel".
No quiero inducir a ningún tipo de error: las interpretaciones son malas, en ocasiones infames. Pero aquí se narra la historia de "El Vaquilla", uno de los quinquis más reconocidos. Esta película sirve como retrato sociológico de una generación y, en particular, de una clase social, el lumpen, que sobrevive de forma marginal, abocada casi siempre a la delincuencia.
Mención especial a la aparición del propio Vaquilla narrando ocasionalmente la historia que se relata. La banda sonora corre a cargo de Los Chichos, con un álbum especialmente dedicado al film ("Yo, el Vaquilla") que contiene la famosa canción que da nombre al álbum y la película.
La nota es por el interés "social" que considero tiene este tipo de cine, así como por el entretenimiento que proporciona, a pesar de las interpretaciones de los actores y de la trama -algunos aspectos no se profundizan y en otras cuestiones es repetitiva.
7 de septiembre de 2012
7 de septiembre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La actitud derrotista de Batman logra contagiar el contenido de la película. No tengo queja alguna sobre las interpretaciones. Tampoco tengo quejas sobre los efectos especiales. Pero hay un aspecto que falla, y no sabría decir si es simplemente la trama, la lenta sucesión de sucesos, la extrema duración del film, aspectos que no sabría indicar o una conjunción de estos factores.

6,1
75.755
5
16 de agosto de 2013
16 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hemos visto cientos de películas de zombies, y está bastante claro que la película Guerra Mundial Z no aporta nada nuevo. Es lo mismo de siempre. En su día The night of the living dead (1869), pionera en este tipo de género y la primera película –si no me equivoco- con un protagonista de color, aportó los fundamentos de todo lo que vino después. Posteriormente aparecieron otras películas como The dawn of the dead (1978), donde se realiza una crítica velada al consumismo, The return of the living dead (1985), una parodia adecuada del género y base del humor zombie, The day of the dead (1985), en la cual se ilustra el conflicto entre científicos y militares y podemos ver a zombies con capacidad de aprender… Luego tenemos películas modernas, con versiones de Romeo y Julieta gores, zombies en aviones, zombies strippers, zombies que han adoptado el papel de mascotas, un sinfín de nuevos argumentos, muchos rocambolescos. Precisamente el absurdo de estas películas, y no tomarse a sí mismas en serio, ha preservado el género…
Para que una película de zombies funcione, tiene que aportar frescura al género –por mucho que sus protagonistas se estén pudriendo- y Guerra Mundial Z, como he planteado, no aporta nada. A pesar de algunas dosis interesantes de acción, que son por otra parte poco creíbles –como los zombies haciendo castellets-, la trama se desarrolla de forma torpe, previsible, y la explicación de los acontecimientos es la de siempre. Cine palomitero, sin más, en ocasiones hasta aburrido. Brad Pitt no aporta mayor interés a la película, más allá de su nombre, y no parece disfrutar mucho con el papel. El resto del protagonistas tres cuartos de lo mismo.
Una película absolutamente prescindible
Para que una película de zombies funcione, tiene que aportar frescura al género –por mucho que sus protagonistas se estén pudriendo- y Guerra Mundial Z, como he planteado, no aporta nada. A pesar de algunas dosis interesantes de acción, que son por otra parte poco creíbles –como los zombies haciendo castellets-, la trama se desarrolla de forma torpe, previsible, y la explicación de los acontecimientos es la de siempre. Cine palomitero, sin más, en ocasiones hasta aburrido. Brad Pitt no aporta mayor interés a la película, más allá de su nombre, y no parece disfrutar mucho con el papel. El resto del protagonistas tres cuartos de lo mismo.
Una película absolutamente prescindible

5,4
2.392
6
23 de julio de 2013
23 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para comenzar: una presentación, a mi juicio, acertada de los personajes. Es más, la variedad de los mismos es un punto a favor de la película. Variedad, eso sí, de gente extravagante y freaks, básicamente.
Respecto a los monstruos. No sabemos de dónde salen. ¿Qué importa?. Son veloces, con cuerpos enormes, deformes, parecidos a chacales podridos, según describe una personaje. Sólo necesitamos saber eso.
Con ellos aparece la acción. A los 15 minutos de metraje, concretamente. Y la acción, en este caso, va aparejada a la casquería. Litros de sangre y tripas. Verás destripamientos, amputaciones, incluida una escena de sexo oral (ciertamente no consentido). Estos bichos de lo que más saben es de fornicar con todo lo que se les pasa por delante.
¿La historia? Nada de historia. ¿Para qué? En este tipo de películas a veces se introduce el argumento para darle un cierto sentido a la película, pero casi nunca funciona. En Feast se han saltado el paso, y sigue siendo igual de efectivo el resultado. No necesitamos trama; la acción llena posible vacíos en ese sentido.
Si os gusta el gore y os queréis echar alguna que otra risa, esta película es una buena elección.
Respecto a los monstruos. No sabemos de dónde salen. ¿Qué importa?. Son veloces, con cuerpos enormes, deformes, parecidos a chacales podridos, según describe una personaje. Sólo necesitamos saber eso.
Con ellos aparece la acción. A los 15 minutos de metraje, concretamente. Y la acción, en este caso, va aparejada a la casquería. Litros de sangre y tripas. Verás destripamientos, amputaciones, incluida una escena de sexo oral (ciertamente no consentido). Estos bichos de lo que más saben es de fornicar con todo lo que se les pasa por delante.
¿La historia? Nada de historia. ¿Para qué? En este tipo de películas a veces se introduce el argumento para darle un cierto sentido a la película, pero casi nunca funciona. En Feast se han saltado el paso, y sigue siendo igual de efectivo el resultado. No necesitamos trama; la acción llena posible vacíos en ese sentido.
Si os gusta el gore y os queréis echar alguna que otra risa, esta película es una buena elección.
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