Tan pronto como empieza la película me mareo: ese enfoque desde abajo hasta arriba de los árboles mientra gira. ¿En serio, no le ha pasado a nadie más? Estoy harta de las películas que inflan a imágenes de paisajes y algún extra tipo: la famosa bolsa volando en American Pie. De este modo, junto a muchas escenas innecesarias e incoherentes, una película de una hora se convierte en dos, y empiezas a sufrir por si te duermes y cuando despiertas AÚN continua la película.

Eso sí, Leonardo DiCaprio se ha dejado la piel en esta película: se desuda, se reboza, se tira al río, se revuelca, agobiza, escupe, vuelve a escupir, se arrastra, babea, llora, gime, come caca y lo que haga falta. Así que, ha resultado una película en la que he estado viendo paisajes propios de documentales, mientras valoro el duelo por el oscar a mejor actor entre el oso y Leonardo DiCaprio. Y es que nunca me ha parecido guapo este hombre, así que me quedo con el oso.