Encantadoramente terrorífica, eso es "La trampa del mal". Recuerda a aquellas viejas películas que recopilaban cortos de este género y que, aunque a veces no daban mucho miedo, nos aseguraban mas de un susto. Un narrador que nos guía a lo largo de los hechos y una moraleja subrayada eran las claves de estas historias y lo son también de este film, que se nutre de un buen reparto y dirección.

En un escenario en que al resto se nos ocurre poco más que hablar del tiempo, Shyamalan crea cine y consigue que las escaleras sean una mejor opción. Queda claro que para el director de "El sexto sentido" un ascensor es un lugar tan bueno como cualquier otro para ambientar una historia de terror.

Una película sin mas pretensiones que la de hacerte pasar un "mal" rato.

Una expedición por el universo para descubrir nuestro origen nos descubre una decepción del séptimo arte.

A pesar de los increíbles efectos especiales, la espectacular nave Prometheus y los notables actores, no funciona. Puede que salgas del cine satisfecho por el rato que has pasado, pero al repasar los detalles sucumbirás a la verdad, es mala, mala.

No sabemos qué hace ser tan dura a Meredith Vickers, qué clase de relación tienen Elizabeth y Charlie, por qué de las incógnitas en la personalidad del androide y de sus actos...
Todos los integrantes del equipo científico parecen ser complejos, pero sin razón alguna.

También ocurre que algunos personajes saben más de lo que deben teniendo en cuenta que investigan una raza alienígena desconocida y otros saben menos de lo que se presupone teniendo en cuenta que son científicos experimentados.

No sabemos las verdaderas intenciones de nuestros supuestos creadores, ni de que huian en los hologramas, ni que es ese cieno negro, fuente de vida, ni que simboliza la cabeza gigante humanoide...

La película deja sin aclarar las incognitas que genera al espectador y resuelve una, la que no queríamos saber.

Si Tolkien levantara la cabeza, seguro que vería con agrado las pequeñas licencias que se tomo la compañía Disney al hacer esta película y no pondría objeciones a su pequeño,peludo y cobarde Golum, aquí llamado Gurki.

Las referencias al libro de "El señor de los anillos" es ya una buena razón para disfrutar de esta animación, aunque tiene méritos por si sola que la hacen encantadora.

El diseño de personajes es tan bueno como en el resto de sus producciones más exitosas, muy carismáticos, aunque es una pena que no les den un mayor desarrollo.

Una película que mis padres habrían aborrecido de haberla conocido siendo niño.

Dentro de todo lo bueno que nos ofrece la década de los ochenta se encuentra esta película.
Que queréis que os diga, al menos antes los guiones eran originales.

Un gato que sale de otro gato, que envenena cuando muerde y hace que te exploten las arterias...
¿Se puede pedir algo más?

La respuesta es SÍ. Un maravilloso final.

- Crom, jamás te había rezado antes, no sirvo para ello, nadie, ni siquiera tú recordarás si fuimos hombres buenos o malos, por qué luchamos o por qué morimos, no, lo único que importa es que dos se enfrentan a muchos, eso es lo que importa, el valor te agrada Crom, concédeme pues una petición, concédeme la venganza, y si no me escuchas ¡vete al infierno! -

Lo siento, pero si es esto lo que esperabas ver , acabarás decepcionado.

El Conan de Jason Momoa (tal vez más acercado al de los libros y cómics) es arrogante y mujeriego, le gusta matar y le gusta vivir, pero no es dado a los discursos y no reza a Crom.
Khalar Singh no es Thulsa Doom y el guionista encargado de los diálogos tampoco ha estado muy acertado.

Por otra parte, esta película es tremendamente divertida, porque, lejos de las comparaciones, tapando un poco los ojos de nuestro corazón, encontramos un Conan despiadado y bien interpretado, unas escenas de acción trepidante y un uso nada abusivo de buenos efectos especiales.

Yo, me he dejado llevar, y me ha encantado.