La innovación no es un valor en sí cuando se valora un nuevo filme. Mad Max no necesita traer nuevas historias, dar vueltas de guión o alejarse del ya clásico final 'bueno' de todas las películas de Hollywood. Impresiona con sus escenas de acción totalmente innecesarias, pero que otorga ese punto de locura y desenfreno que pide a gritos esta franquicia.

Puesta en escena bastante correcta con un elenco siempre al nivel. Tom Hardy hace el personaje suyo con una interpretación digna de héroe. Charlize Theron consigue la única incertidumbre del espectador, y es difícil, ya que, la historia es predecible desde el minuto uno. El resto de caracterizaciones son impecables con una entrega y un vestuario ideal para acompañar a este yermo radiactivo.

Mad Max se deshace rapidamente de la historia. No se la toma en serio, porque no lo necesita. Acción, metal, guitarras, gasolina y sangre no es necesario un background demasiado espeso. Gustará al espectador de las originales y a los jóvenes que nacieron después. Un gran equilibrio.

No entiendo este barullo con la nueva de Ridley Scott. Después de Interestellar y Gravity, The Martian no ofrece nada nuevo en el genero y lo necesita. Frustrantemente previsible, todos los acontecimientos y el desarrollo de estos los ves venir una y otra vez. No invita a la sorpresa y, con ello, suspende en el drama que nos intenta vender. Una persona abandonada a su suerte en Marte.

Ojo, esto no quiere decir que no sea una película mal producida, todo lo contrario. Técnicamente se trata de un largometraje bien llevado y, sobretodo, gracias a la actuación exclusiva de Matt Damon. Realiza una gran primera parte y cumple con la curva de la personalidad que nos presentan hasta el final. El resto ni fu ni fa. Cumplen.

Gusta, pero llega dos años tarde, los amantes del género conocemos todos los secretos y curiosidades de la astrofísica. Necesitamos otro giro de tuerca al género, un estilo propio por historia.

Es curioso que Disney se haya sacado una película que bien podría ser una crítica a las agresivas campañas que utilizaba el Sr. Disney para apoderarse de los cuentos, historias o epopeyas y transformarla en dólares. La película sobrevuela esta idea donde la protagonista y bien interpretada P.L. Travers ataca una y otra vez al elocuente Walt. Sin embargo, esta realidad es maquillada por una capa de azúcar donde la finalidad única e inescrutable es hacer feliz a los niños y adultos. Eso es mentira.

En sí el guión es bastante flojo, con una trama bicéfala que flaquea en algunos momentos donde no tiene ningún sentido pasar de una trama a otra. La trama de Travers en edad infantil es más que presincidible y una excusa para alargar la trama principal.

Lo mejor que tiene es la banda sonora junto con las canciones del clásico Mary Poppins. Una sinfonía que tiene el poder de hacer reír y llorar acompañado con piano.

Una película poco recomendable que pasará desapercibida a pesar de estar producida por Disney.

Se echaba de menos, una cinta que no se tomase en serio a sí misma. Que sea una comedia, burla y buena película al mismo nivel. Lo consigue con creces.
Una primera parte donde te confunde dando pie a la típica de espías. Protagonista molón con años de servicio y un crio maleducado pero con buen corazón. El estándar que vemos en todos las salas de cine. Sin embargo, a la segunda mitad comienzas a olerte el pastel. Una sátira al agente 007 en una Misión Imposible. Comienzan los diálogos absurdos, las peleas espectaculares y las situaciones extremadamente irreales.

Y todo es posible por el maravilloso antagonista y su estúpido acento -recomendado verlo en VO-. Samuel L. Jackson logra sacarnos una carcajada por cada intervención. Genial.

Y, por ultimo, esto se lo agradezco muchísimo a el encargado de mantener el nivel de sangre. Más que necesario para completar la sátira. Pasa de ser una película aceptable a buena. Su toque de violencia sin sentido y con litros de tinta roja.