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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6 de abril de 2008
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película humilde. Humilde en el sentido de que dos de los personajes principales no cuentan a priori con el favor del espectador. Uno, Tom Waits, es un dj en paro y alcohólico al que su novia echa de casa; el otro un chulo al que su putita reprocha que ni siquiera le pega. A los dos le tienden una trampa y los dos pican por pardillos, porque en el fondo de sus conciencias saben que algo no encaja pero parecen decirse algo cómo ¡Al carajo! ¡Lo hago y ya está! Entonces es cuando empiezan a ganarte estos dos tipos, una vez que en la cárcel se miran uno a otro, creyéndose hasta entonces cada uno mártires de la injusticia que los ha llevado hasta allí y descubriendo al poco que la misma cosa los ha llevado hasta allí.

También es una película humana y tierna y ello se debe a Roberto (el ficticio y el real), que cada vez parece que tiene algo de Chaplin, algo que inspira el disfrute por el momento y la ausencia de sesudos planes de futuro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin embargo Bob (Roberto Benigni) es culpable de asesinato. Y al mismo tiempo inocente. Él es lo contrario de lo que representan sus dos compañeros de celda. Mientras Jack y Zack se lamen las heridas, Bob tiene un plan para escapar ya antes de entrar. Y aunque lo toman por tonto por su rudimentario inglés, el italiano acaba iluminándoles el camino fuera de la cárcel.

Una vez fuera, parece flotar en el aire la cuestión "¿no estamos más perdidos ahora que cuando estábamos dentro?".
24 de mayo de 2009
33 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la primera película como director de Charlie Kaufman. Charlie el de la fábrica de guiones raros. Lo recordarán por la infamemente traducida Olvídate de mí, Cómo ser John Malkovich o Adaptation (El ladrón de orquídeas), todas ellas grandes películas.

Por desgracia no es este el caso. Este es un caso horrible que debería figurar en las páginas de sucesos y no en la de cultura.
Actores de la talla, que no estatura, de Seymour-Hoffman o la prolífica Catherine Keener se prestan a esta aberración que pretende describir la realidad mediante una ficción que no es la realidad, que en realidad solo es una casa de muñecas rusas.

Un director de teatro con problemas en su familia e hipocondríacos y una taquillera de robustos pechos llevan de la mano al espectador a un caos que dura más de una hora y media y en el que no se atisba lógica ninguna.

(sigue en spoiler)
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spoiler:
Tras ser abandonado por su mujer (artista de cuadros en miniatura) y su hija, nuestro director de teatro se refugia en los pechos de la taquillera, quien en un principio le adora pero que luego no le perdona un gatillazo. La pusilánime figura de Hoffman sirve de maniquí ideal para el personaje del director, al que en un momento dado se le ofrece una nave industrial vacía infinita y un cheque del que no se habla en la película para que ¡hala! ruede lo que le venga en gana. Para llenar su vida, decide darle sentido y ponerla en acción en un infinito ensayo de obra de teatro, con actores que representan a las personas de su vida y actores que acaban reprensentando a los actores. Y así sucesivamente.

La película es un caos absoluto. El principio tiene un pase pero no es más que una excusa para no tirar al espectador de espaldas a las primeras de cambio. El inicio de las pruebas para la 'obra' supone el principio del fin. Nada tiene sentido, es el sinsentido el que dirige esta película, al espectador a desear que se acabe y al propio Kaufman al oscuro pero cómodo segundo lugar de los guionistas.
Realmente se sufre con esta película, pero por ver que no hay quien pilote la nave, que no hay quien haya levantado una mano y le haya dicho al director, "eh, nos estamos pasando mil pueblos". Y ¿por qué nadie le dijo nada? pues porque Kaufman está considerado un geniecillo. Alguien diría, pues como hizo tan buenos guiones, también sabrá dirigir... meeec, error.

También me queda la sensación de que, mirando atrás, no se trata más que del mismo guión otra vez. Es la misma fórmula de siempre, la suya, pasada por la batidora y pasada de rosca. Muchísimo. Es, desde mi punto de vista, lo contrario a la originalidad. Porque se puede ser original con una idea, pero solo una vez. Es como si dijera, "si he hecho triunfar a otros con mis guiones, cogeré yo uno también y triunfaré para mí", y así le salió truño infumable.
Realmente dolorosa.
1 de abril de 2009
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez leí no sé dónde que Daniel Day-Lewis era un actor de esos que escogía muy bien sus papeles. El suyo en esta película es una excepción.
Podría llamarse a esto película porque tiene un principio y un final y por poco más realmente.

Y no será porque no toque temas: ¿cine comprometido? diga usted razas, homosexualidad, ganarse un nombre, las raíces, la avaricia. Esta misma lista se debió hacer Frears. Ahora bien, lo que es, no ya ahondar, sino tratar con respeto y algo de perspectiva alguno de ellos no es que se le pasara por la cabeza.
La película no es más que un intento por juntar todas esas cosas para intentar tocar la vena sensible de alguien que pueda darse por aludido. Y el público potencial es bastante grande, claro, una obra "ambiciosa" que dirían, como potente es este batacazo.

Acompañando a la historia central vienen un par de seudo-historias paralelas cuyo final no se atisba bien.
Si quieres saber más, o estar más advertido, pasa al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Omar es un pakistaní que vive con su padre, pakistaní más blancuzo que él y de aspecto enfermizo, en un salón con vistas a las vías del tren. Está a pocos meses de ir a la universidad, algo que está dispuesto a costearle su padre, quien le recomienda deje el nido familiar durante unos meses para trabajar algo y que le dé el aire. "No te vaya a pasar como a mí, Omar, que soy un mueble más aquí" parece decirle.
De manera que Hussein, el padre, llama a su hermano, el tío rico, para ver si puede encontrarle un trabajillo al chico, cosa que no parece tener mucha dificultad. Tras dos días en prácticas limpiando coches en el garaje de su tío Nassir, Omar, cargado de inocencia y amabilidad, entra en el negocio familiar de su tío y acaba por transformarse en un cabronías. Ni que decir tiene que de el tío de Omar no es trigo limpio, como casi nada de lo que le rodea. Solo su mujer y su hija, que se huelen que algo mantiene a su padre lejos de casa.

Ahora viene Daniel Day Lewis. Él y Omar se reencuentran en un túnel después de que los amigos fascistas a lo Boy George asalten (peguen el culo) el coche en el que Omar conduce a otro de los perlas de la película, vamos a llamarlo Hugo Sánchez (secuaz primero del tío de la cabra).
Parece que el café con leche está calentito, nos entendemos ¿no?
Por azares de la vida y gracias a su tío, cae en las manos de Omar un local perdido de la mano de Dios que no se sabe quién se encarga de abrir por las mañanas y cerrarlo por las noches.
Omar busca, entre otras cosas, la ayuda de Johnny Day Lewis, el "Manitas" para sacar adelante la lavandería porque él tiene un plan. Los dos tienen mentalidad empresarial, no se les puede negar, al zar lo que es del zar, y a Manitas no se le ocurre nada mejor que robar la farlopa de Hugo Sánchez (escondida en una barba postiza) para sacar perras para la lavandería, que se estrena como se estrenan hoy en España los centros comerciales.

Al final creo que Hugo Sánchez se lleva una paliza de los amigos de Johnny, porque no se caen bien. Omar se hace asquerosamente rico, bueno todo lo rico que puede uno ser con una lavandería que va muy bien. Y al tío Nassir le deja su novia blanquita. Flota en el aire la cuestión ¿estaríamos mejor en Pakistán? y ya les digo yo que, a día de hoy en 2009, como están allí las cosas, mejor se queden ustedes en Londres.

Aunque le haya dedicado este parrafazo, no la veáis.
Y no le doy una estrella porque nunca se sabe si puede haber alguna peor, aunque con esta el cine tocó fondo.
4 de marzo de 2009
18 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy flojita que empieza prometiendo en la primera escena pero que se desmorona como la roca que viene después. El tufo a Guy Ritchie que se desprende desde que Don expone ‘el plan’ no se va ni con diez lavados a lo largo de la película. No es que moleste la visión que se da de España, pero el papel del chavalillo español no se entiende por ningún lado, ¿es un sherpa?, ¿el chaval de los recados?. Las escenas de videoclip no vienen a cuento de nada, las alarmas no saltan cuando asaltan la cámara tan sofisticada, las cajas se abren como los cajones de una mesita de noche, los actores secundarios no están nada más que para tener miedo a la supuestamente inquietante figura del Don este. En fin, muy mala.
15 de marzo de 2009 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas bonitas del cine es que cada uno encuentre emociones distintas con un mismo estímulo. Esta película me envió de un soplo a mi infancia, que fue tan tierna o tan dura como la de cualquiera. Y desde luego aburrirse un verano y sentirse solo es algo que a más de uno le ha pasado de pequeño.

Sin saberlo, me encontré viendo esta película de la que había oído hablar pero que no me había lanzado por mí mismo a buscar. Yo creo que es un homenaje a la infancia que Kitano nos regala y se regala. Poco sé de él como artista, más allá de humor amarillo y alguna de sus películas violentas. Y tanto como está la violencia presente si no en la vida de todos, sí en la realidad, lo está la infancia, época en la que sentirse solo era el fin del mundo y donde en tus problemas se acababa el mundo.
El payaso que Kitano, como otros, lleva dentro le da un paseo pobre Masao, un crío aburrido en verano. Su pena es la pena del espectador, que llora y ríe con él. Él no es único pero está claro que todo gira en torno a él. La película se encasquilla un par de veces en escenas a lo mejor innecesarias que la relentizan un pco, pero se perdona: en verano tenemos tiempo y no hay prisas.

Pocas veces me he sentido más identificado con un personaje y más cerca de mi infancia que viendo esta película.
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