You must be a loged user to know your affinity with RockySteps
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

4,8
10.971
9
16 de marzo de 2025
16 de marzo de 2025
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Yo, el Halcón" es una de esas películas que encapsulan perfectamente el cine de acción de los ochenta: una historia sencilla pero efectiva, un héroe carismático y una banda sonora inolvidable. Sylvester Stallone interpreta a Lincoln Hawk, un camionero con un pasado complicado que intenta recuperar la relación con su hijo, mientras se enfrenta a su suegro millonario y al mundo de la lucha de pulsos.
La película no pretende reinventar el género, pero cumple con su propósito de ofrecer un relato emotivo y lleno de adrenalina. Stallone encarna un protagonista rudo pero con corazón. Aunque el argumento pueda parecer predecible, la química entre los personajes y el mensaje de superación personal logran que la cinta mantenga el interés.
Uno de sus puntos más fuertes es, sin duda, su banda sonora, con temas que condensa el espíritu ochentero y elevan las escenas clave, haciendo que incluso las competiciones de lucha de brazos se sientan épicas.
En definitiva, "Yo, el Halcón" es una película que, sin ser una obra maestra, ofrece entretenimiento puro con ese inconfundible sabor a los ochenta. Ideal para los amantes del cine de acción y de las historias de segundas oportunidades. Y lo más importante: es una película de STALLONE.
La película no pretende reinventar el género, pero cumple con su propósito de ofrecer un relato emotivo y lleno de adrenalina. Stallone encarna un protagonista rudo pero con corazón. Aunque el argumento pueda parecer predecible, la química entre los personajes y el mensaje de superación personal logran que la cinta mantenga el interés.
Uno de sus puntos más fuertes es, sin duda, su banda sonora, con temas que condensa el espíritu ochentero y elevan las escenas clave, haciendo que incluso las competiciones de lucha de brazos se sientan épicas.
En definitiva, "Yo, el Halcón" es una película que, sin ser una obra maestra, ofrece entretenimiento puro con ese inconfundible sabor a los ochenta. Ideal para los amantes del cine de acción y de las historias de segundas oportunidades. Y lo más importante: es una película de STALLONE.

6,8
5.789
9
3 de mayo de 2025
3 de mayo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi El gran azul en junio de 2011, por pura casualidad, tras uno de esos días agotadores de calor, autoescuela y tensión vital. No esperaba nada y lo recibí todo. La música de Eric Serra, los créditos sobre fondo negro y azul, el mar griego… Todo comenzó a envolverme como una manta invisible que me bajaba las pulsaciones.
En aquellos días, estaba completamente obsesionada con Léon, el profesional y todo lo que Jean Reno había hecho. Llevaba tiempo buscando El gran azul sin éxito, y fue casi un destino que esa película llegara a mi vida en ese momento, justo cuando más lo necesitaba. No entendía nada de apnea ni comparto el tipo de fascinación que los protagonistas sienten por el océano, pero conecté profundamente con esa búsqueda interior, con esa calma, con ese silencio que a veces dice más que cualquier diálogo. Me vi reflejada en esa manera de sentir profunda, intensa, algo a contracorriente y por eso, más allá de su final, El gran azul me tocó el alma.
Es una película que forma parte de mí. No por su trama, sino por lo que generó en mi cuerpo. Me hizo sentir paz. No una paz cualquiera, sino esa que rara vez se alcanza y que, cuando se experimenta, queda tatuada en la memoria.
No es una peli para cualquiera, y no lo digo con arrogancia. Simplemente, hay obras que sólo se abren si estás en el momento adecuado. Y yo, ese día, lo estaba.
En aquellos días, estaba completamente obsesionada con Léon, el profesional y todo lo que Jean Reno había hecho. Llevaba tiempo buscando El gran azul sin éxito, y fue casi un destino que esa película llegara a mi vida en ese momento, justo cuando más lo necesitaba. No entendía nada de apnea ni comparto el tipo de fascinación que los protagonistas sienten por el océano, pero conecté profundamente con esa búsqueda interior, con esa calma, con ese silencio que a veces dice más que cualquier diálogo. Me vi reflejada en esa manera de sentir profunda, intensa, algo a contracorriente y por eso, más allá de su final, El gran azul me tocó el alma.
Es una película que forma parte de mí. No por su trama, sino por lo que generó en mi cuerpo. Me hizo sentir paz. No una paz cualquiera, sino esa que rara vez se alcanza y que, cuando se experimenta, queda tatuada en la memoria.
No es una peli para cualquiera, y no lo digo con arrogancia. Simplemente, hay obras que sólo se abren si estás en el momento adecuado. Y yo, ese día, lo estaba.

6,6
11.624
10
16 de marzo de 2025
16 de marzo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los tantos motivos por los que adoro a mi madre es que, por las noches, grababa películas en VHS para que las viera con ella al día siguiente, al salir del colegio o durante los fines de semana. Una de esas películas fue "Enemigo mío". Y quizás alguien podría preguntarse: "¿por qué le grabó eso a una niña de seis años?" Porque mi madre mola mucho, tiene buen criterio y sabía que me iba a enamorar de ella (y de la película).
Cómo me conoce la jodía.
Enemigo mío no solo me sorprendió por sus efectos especiales, que, aunque muy simples y para algunos quizás demasiado "antiguos" para los estándares de hoy, en su momento me parecieron absolutamente fascinantes. Al menos, en los años 90, me dejaron sin palabras.
Pero lo que realmente me cautivó fue la historia de dos seres de mundos completamente opuestos, un humano y un alienígena, que, obligados a colaborar para sobrevivir, nos brindan una reflexión profunda sobre la empatía, la aceptación de las diferencias y la capacidad de construir puentes entre quienes parecen irreconciliables.
La película no solo me enseñó valiosas lecciones sobre tolerancia, sino que se convirtió en un símbolo de cómo las experiencias compartidas, por improbables que sean, nos transforman. Y entre los momentos más emotivos, Enemigo mío también sabe equilibrar la seriedad con toques de humor, especialmente en las interacciones de los dos protagonistas, que luchan por comprenderse mutuamente.
Tengo tantas frases entrañables grabadas en mi memoria…
La adoro, sin más. No puedo ser objetiva al respecto. Enemigo mío se quedó con un pedazo de mí, marcando un recuerdo tan bonito que no puedo olvidar. Tiene un encanto que me derrite cada vez que la veo o cuando alguien me cuenta que también es una de sus películas favoritas.
Como bien sabía mi madre, Enemigo mío quedó grabada en mi memoria, no solo como una película, sino como una de esas historias que tocan el alma.
Cómo me conoce la jodía.
Enemigo mío no solo me sorprendió por sus efectos especiales, que, aunque muy simples y para algunos quizás demasiado "antiguos" para los estándares de hoy, en su momento me parecieron absolutamente fascinantes. Al menos, en los años 90, me dejaron sin palabras.
Pero lo que realmente me cautivó fue la historia de dos seres de mundos completamente opuestos, un humano y un alienígena, que, obligados a colaborar para sobrevivir, nos brindan una reflexión profunda sobre la empatía, la aceptación de las diferencias y la capacidad de construir puentes entre quienes parecen irreconciliables.
La película no solo me enseñó valiosas lecciones sobre tolerancia, sino que se convirtió en un símbolo de cómo las experiencias compartidas, por improbables que sean, nos transforman. Y entre los momentos más emotivos, Enemigo mío también sabe equilibrar la seriedad con toques de humor, especialmente en las interacciones de los dos protagonistas, que luchan por comprenderse mutuamente.
Tengo tantas frases entrañables grabadas en mi memoria…
La adoro, sin más. No puedo ser objetiva al respecto. Enemigo mío se quedó con un pedazo de mí, marcando un recuerdo tan bonito que no puedo olvidar. Tiene un encanto que me derrite cada vez que la veo o cuando alguien me cuenta que también es una de sus películas favoritas.
Como bien sabía mi madre, Enemigo mío quedó grabada en mi memoria, no solo como una película, sino como una de esas historias que tocan el alma.

7,5
156.914
10
16 de marzo de 2025
16 de marzo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente sea una de las obras más personales de Spielberg. Y para mí, la mejor que ha hecho.
Una película donde el director deja ver cómo fue un poco su infancia tras el divorcio de sus padres y cómo aquello te puede dejar huella y puedes llegar a sentir una profunda soledad.
Me lo imagino de pequeño haciendo intentos por alcanzar una conexión profunda, por su anhelo y la búsqueda de un vínculo especial con alguien, ese intento de ser visto y comprendido, es algo que todos, niños y adultos, podemos reconocer.
E.T. se convierte en un símbolo de esa necesidad universal de encontrar a alguien con quien compartir nuestras emociones más profundas y nuestros momentos de vulnerabilidad.
No puedo evitar emocionarme cada vez que la veo, puede resonar también en mí, en mi vínculo y conexión con los seres que más he querido en este planeta y que ya no están físicamente.
Y qué decir de la banda sonora de John Williams... Es un maestro. ¿Cómo puede recorrerme una sensación de nostalgia, esperanza y tristeza con solo unas notas? Cada tema se siente como un latido del corazón, acompañando cada escena con una intensidad que no solo complementa la historia, sino que la eleva a un nivel emocional profundamente conmovedor. Esa música se convierte en el reflejo perfecto de los sentimientos de soledad y amor, de despedida, de esperanza...
Adoro cada papel interpretado en esta película, los quiero, los siento como parte de mi familia desde que tenía cinco años. Cada uno de esos personajes se ha quedado conmigo de manera tan profunda que, al verlos en pantalla, siento su dolor, su alegría, sus miedos. Siento ese dolor de Elliott, ese peso en el pecho ante la pérdida. Siento esa dulzura de Gertie, su inocencia y su pureza al conectarse con el ser más extraño y, al mismo tiempo, más cercano. Adoro la protección y la sonrisa de Mike, esa sensación de estar en un lugar seguro bajo su presencia. Me conmueve lo perdida que puede estar Mary, la madre, y la mirada llena de entendimiento y aceptación que tiene al final de la película. Me encanta Harvey, el perro, y la convivencia tan entrañable con el "hombrecillo marrón". Y por supuesto, amo a E.T., ese ser que, sin decir mucha cosa, logra tocarnos el alma de alguna manera.
Bueno sí, ese "Estaré aquí mismo" lo tengo grabado a fuego desde que tengo uso de razón.
Una película donde el director deja ver cómo fue un poco su infancia tras el divorcio de sus padres y cómo aquello te puede dejar huella y puedes llegar a sentir una profunda soledad.
Me lo imagino de pequeño haciendo intentos por alcanzar una conexión profunda, por su anhelo y la búsqueda de un vínculo especial con alguien, ese intento de ser visto y comprendido, es algo que todos, niños y adultos, podemos reconocer.
E.T. se convierte en un símbolo de esa necesidad universal de encontrar a alguien con quien compartir nuestras emociones más profundas y nuestros momentos de vulnerabilidad.
No puedo evitar emocionarme cada vez que la veo, puede resonar también en mí, en mi vínculo y conexión con los seres que más he querido en este planeta y que ya no están físicamente.
Y qué decir de la banda sonora de John Williams... Es un maestro. ¿Cómo puede recorrerme una sensación de nostalgia, esperanza y tristeza con solo unas notas? Cada tema se siente como un latido del corazón, acompañando cada escena con una intensidad que no solo complementa la historia, sino que la eleva a un nivel emocional profundamente conmovedor. Esa música se convierte en el reflejo perfecto de los sentimientos de soledad y amor, de despedida, de esperanza...
Adoro cada papel interpretado en esta película, los quiero, los siento como parte de mi familia desde que tenía cinco años. Cada uno de esos personajes se ha quedado conmigo de manera tan profunda que, al verlos en pantalla, siento su dolor, su alegría, sus miedos. Siento ese dolor de Elliott, ese peso en el pecho ante la pérdida. Siento esa dulzura de Gertie, su inocencia y su pureza al conectarse con el ser más extraño y, al mismo tiempo, más cercano. Adoro la protección y la sonrisa de Mike, esa sensación de estar en un lugar seguro bajo su presencia. Me conmueve lo perdida que puede estar Mary, la madre, y la mirada llena de entendimiento y aceptación que tiene al final de la película. Me encanta Harvey, el perro, y la convivencia tan entrañable con el "hombrecillo marrón". Y por supuesto, amo a E.T., ese ser que, sin decir mucha cosa, logra tocarnos el alma de alguna manera.
Bueno sí, ese "Estaré aquí mismo" lo tengo grabado a fuego desde que tengo uso de razón.
5
3 de mayo de 2025
3 de mayo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Fui a verla el día del estreno con unas ganas tremendas. La primera es, sin exagerar, una de mis películas favoritas de la vida. Una obra de arte del humor absurdo, con dos personajes tan tontos como entrañables que me hicieron reír una y otra vez durante años. Volver a ver a Lloyd y Harry era como reencontrarme con dos viejos amigos de la infancia.
Y justo por eso me dio tanta rabia. Porque podía haber sido una pasada.
Tenía todo para triunfar: los actores originales, los personajes que tanto queremos, y la promesa de recuperar esa magia. Pero el resultado se quedó un poco lejos. No es que no haya momentos divertidos (los hay), pero el encanto puro y el equilibrio entre lo tonto y lo brillante, ese que hizo tan especial la original, se ha diluido.
Eso sí, no puedo no decirlo: la tontería del vaso de cerveza me encantó. Esa tontuna tan innecesaria y exagerada es justo lo que me recuerda por qué les tengo tanto cariño.
Y hay algo que pesó más de lo que pensaba: Luis Posada no dobla a Jim Carrey esta vez, y se nota. Sin desmerecer el trabajo del actor que lo sustituyó que lo hace genial, pero esa voz tan característica forma parte del ADN del personaje para muchos de nosotros. Y cuando no está, se siente como si algo esencial faltara.
¿Se merece menos de un 5? Probablemente sí. Pero no puedo hacerlo. No a ellos. No a Lloyd y Harry.
Y quién sabe… quizá en el futuro mi corazón le quiera subir la nota por algo que hoy no supe ver.
Pero qué le voy a hacer… hay amores que te hacen perdonar lo imperdonable. Y si hay que subir a una furgoneta con forma de perrete para revivir la ilusión, yo me subo.
Y justo por eso me dio tanta rabia. Porque podía haber sido una pasada.
Tenía todo para triunfar: los actores originales, los personajes que tanto queremos, y la promesa de recuperar esa magia. Pero el resultado se quedó un poco lejos. No es que no haya momentos divertidos (los hay), pero el encanto puro y el equilibrio entre lo tonto y lo brillante, ese que hizo tan especial la original, se ha diluido.
Eso sí, no puedo no decirlo: la tontería del vaso de cerveza me encantó. Esa tontuna tan innecesaria y exagerada es justo lo que me recuerda por qué les tengo tanto cariño.
Y hay algo que pesó más de lo que pensaba: Luis Posada no dobla a Jim Carrey esta vez, y se nota. Sin desmerecer el trabajo del actor que lo sustituyó que lo hace genial, pero esa voz tan característica forma parte del ADN del personaje para muchos de nosotros. Y cuando no está, se siente como si algo esencial faltara.
¿Se merece menos de un 5? Probablemente sí. Pero no puedo hacerlo. No a ellos. No a Lloyd y Harry.
Y quién sabe… quizá en el futuro mi corazón le quiera subir la nota por algo que hoy no supe ver.
Pero qué le voy a hacer… hay amores que te hacen perdonar lo imperdonable. Y si hay que subir a una furgoneta con forma de perrete para revivir la ilusión, yo me subo.
Más sobre RockySteps
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here