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8,0
87.916
8
14 de septiembre de 2016
14 de septiembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sospechosos habituales es una película muy a tener en cuenta dentro del género de thrillers policíacos, ya que prácticamente ha cogido un género muy conocido y le ha dado totalmente la vuelta, creando una nueva escuela.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El propio nombre de la película no es baladí, y así, los sospechosos habituales representan los mayores estereotipos del cine negro clásico.
La trama recoge elementos característicos y típicos del cine negro, pero en Sospechosos Habituales la trama se deja contar por uno de los “villanos” en lugar de ser el detective quien va resolviendo la historia. La historia es contada de tal forma que va haciendo una idea al espectador sobre quién es el asesino, para luego desmontarlo todo y jugar con el mismo.
Clara referencia hacia “El Halcón Maltés”, icono del cine negro se muestra en los primeros compases de la película, con el detonante del propio film. Sospechosos Habituales comienza con el asalto a un barco que se supone transporta una gran cantidad de droga. Curiosamente el nombre del barco es “La Paloma”, mismo nombre del Barco que transportó “El Halcón Maltés” sin que el Capitán lo supiera en la película Homónima.
El film no sólo juega con las convencionalidades dentro de la misma película, mostrando personajes que ocultan secretos, sino que juega con el propio espectador, haciendo creer que unos personajes son buenos y otros malos, para al final descubrir que te han engañado durante toda la película y saber que el más inocente es en realidad el más malvado.
Otra lectura que encontramos en el filme es la organización de la sociedad, que puede extrapolarse tanto a ámbitos políticos como económicos o sociales. Muestra cómo siempre todo está metódicamente tejido por personas que normalmente se encuentran en la sombra y son desconocidas al público general, pero que tienen más poder del que podemos imaginar.
Sospechosos habituales es una película muy a tener en cuenta dentro del género de thrillers policíacos, ya que prácticamente ha cogido un género muy conocido y le ha dado totalmente la vuelta, creando una nueva escuela.
Este film es meritorio de los halagos que le acompañan gracias a un cuidado diseño del guion, que acompañado con unos magníficos diálogos y unas actuaciones muy a tener en cuenta hace que el film cuente con una gran verosimilitud dentro del propio universo que crea.
Para todo ello se sirve de elementos clásicos muy utilizados en el cine negro, como la importancia de la iluminación, creando grandes contrastes con el uso de la clave de luz baja y la luz dura, así como la predominancia de rodajes en interiores y la presencia de humo durante el film. Prácticamente en cada escena hay alguien que está fumando para crear esa sensación de cine negro al más puro estilo de Orson Welles o John Huston.
La película mantiene una tensión generada por el desconocimiento del espectador de lo que va a suceder a continuación, gracias al uso del tiempo del film, que se basa en contar la historia a través de flashbacks que debemos tomar como ciertos por la persona que los cuenta, aunque más tarde descubramos que tal vez no todo sea exactamente como se cuenta. Esta sensación de agobio, tensión y desconfianza se acentúa notablemente con el apropiado uso de la escala y la angulación. El film dota de poder a sus personajes gracias a una cuidada angulación que hunde en el desamparo y a veces, el patetismo al personaje central, mientras engrandece otros.
De igual manera, el uso de una escala corta en casi todo el metraje crea sensación de agobio, y la perdida de referencia espacial o temporal ayuda a crear en el espectador esa sensación de desconcierto y desconfianza, que recibe como un soplo de aire fresco cada plano que va más allá del general.
Todo esto hace a esta película una obra imprescindible del cine contemporáneo, tanto para amantes del cine negro clásico, que verán referencias a diversas películas, como a quien busque un buen thriller policíaco. Muy destacable la actuación de Kevin Spacey en el papel de Verbal, que le llevó a ganar el Oscar a mejor actor secundario. El film ganó además el Oscar a mejor guión original así como 31 premios más, entre BAFTAS, Globos de oro, etc.
La trama recoge elementos característicos y típicos del cine negro, pero en Sospechosos Habituales la trama se deja contar por uno de los “villanos” en lugar de ser el detective quien va resolviendo la historia. La historia es contada de tal forma que va haciendo una idea al espectador sobre quién es el asesino, para luego desmontarlo todo y jugar con el mismo.
Clara referencia hacia “El Halcón Maltés”, icono del cine negro se muestra en los primeros compases de la película, con el detonante del propio film. Sospechosos Habituales comienza con el asalto a un barco que se supone transporta una gran cantidad de droga. Curiosamente el nombre del barco es “La Paloma”, mismo nombre del Barco que transportó “El Halcón Maltés” sin que el Capitán lo supiera en la película Homónima.
El film no sólo juega con las convencionalidades dentro de la misma película, mostrando personajes que ocultan secretos, sino que juega con el propio espectador, haciendo creer que unos personajes son buenos y otros malos, para al final descubrir que te han engañado durante toda la película y saber que el más inocente es en realidad el más malvado.
Otra lectura que encontramos en el filme es la organización de la sociedad, que puede extrapolarse tanto a ámbitos políticos como económicos o sociales. Muestra cómo siempre todo está metódicamente tejido por personas que normalmente se encuentran en la sombra y son desconocidas al público general, pero que tienen más poder del que podemos imaginar.
Sospechosos habituales es una película muy a tener en cuenta dentro del género de thrillers policíacos, ya que prácticamente ha cogido un género muy conocido y le ha dado totalmente la vuelta, creando una nueva escuela.
Este film es meritorio de los halagos que le acompañan gracias a un cuidado diseño del guion, que acompañado con unos magníficos diálogos y unas actuaciones muy a tener en cuenta hace que el film cuente con una gran verosimilitud dentro del propio universo que crea.
Para todo ello se sirve de elementos clásicos muy utilizados en el cine negro, como la importancia de la iluminación, creando grandes contrastes con el uso de la clave de luz baja y la luz dura, así como la predominancia de rodajes en interiores y la presencia de humo durante el film. Prácticamente en cada escena hay alguien que está fumando para crear esa sensación de cine negro al más puro estilo de Orson Welles o John Huston.
La película mantiene una tensión generada por el desconocimiento del espectador de lo que va a suceder a continuación, gracias al uso del tiempo del film, que se basa en contar la historia a través de flashbacks que debemos tomar como ciertos por la persona que los cuenta, aunque más tarde descubramos que tal vez no todo sea exactamente como se cuenta. Esta sensación de agobio, tensión y desconfianza se acentúa notablemente con el apropiado uso de la escala y la angulación. El film dota de poder a sus personajes gracias a una cuidada angulación que hunde en el desamparo y a veces, el patetismo al personaje central, mientras engrandece otros.
De igual manera, el uso de una escala corta en casi todo el metraje crea sensación de agobio, y la perdida de referencia espacial o temporal ayuda a crear en el espectador esa sensación de desconcierto y desconfianza, que recibe como un soplo de aire fresco cada plano que va más allá del general.
Todo esto hace a esta película una obra imprescindible del cine contemporáneo, tanto para amantes del cine negro clásico, que verán referencias a diversas películas, como a quien busque un buen thriller policíaco. Muy destacable la actuación de Kevin Spacey en el papel de Verbal, que le llevó a ganar el Oscar a mejor actor secundario. El film ganó además el Oscar a mejor guión original así como 31 premios más, entre BAFTAS, Globos de oro, etc.
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