Una preciosa historia, y creo que la palabra más adecuada para definir esta película sería MÁGICA.
Porque eso es lo que es, un emotivo espectáculo de magia y fantasía de principio a fin, de la mano del siempre maravilloso Tim Burton y con una insuperable banda sonora del genial Danny Elfman.

Un cuento en el que fantasía y realidad se funden difuminando los límites de una y otra de forma que nos resulta imposible diferenciarlas, haciendo que la historia fluya sin darnos cuenta sumergida en esa tan característica y siniestramente romántica atmósfera "Burtoniana" y desembocando en uno de los finales más bellos e increíbles de todas sus obras.

Para mí este es un film especial. Lleva consigo una sensación característica, única, que sólo experimento cada vez que acabo de verla, y es que cada vez parece nueva, una vez, y otra... Ese nudo en la garganta, las lágrimas en los ojos, la agridulce melancolía... y el saber que, del mismo modo que ese sentimiento es único, esta película también lo es.

Imprescindible. Destaco la actuación de Albert Finney, emotiva, emocionante, y en especial esa escena en la bañera, que por algún motivo me ha cautivado.

En definitiva: toda una obra de arte.