Es un auténtico bodrio. Me pasé toda la película mirando el reloj deseando que corriera y se acabara el suplicio.

A pesar de que con este tipo de películas siempre existe la tentación de buscarle algún sentido sublime, y así, subirse al carro de la sofisticación, uno al final tiene que rendirse a la evidencia, y aceptar que ha perdido el tiempo con una película que no tiene salvación posible. La estética y la fotografía se podrían rescatar si estuviera acompañada por lo fundamental en una película: una historia que contar; se podría rescatar si estuviéramos hablando de un videoclip de unos minutos, o de un corto incluso. Pero en una película de más de dos horas, no son suficientes los juegos de artificio.

Supongo que el único humor relacionado con la peli, consiste en ver la cara de tonto que se le queda al espectador que seducido por el reparto y la mística wesandersoniana se encuentra con semejante bodrio.

Esta película rompió con todas mis expectativas, y no tengo ninguna duda en situarla como una de las mejores que he visto nunca.

Gondry aprovecha el genial guión de Kauffman para radiografiarnos la complejidad de las relaciones amorosas y las emociones que inspiran, con una exibición y dominio de
recursos cinematográficos que demuestra la grandiosa capacidad expresiva del cine.

La película cuenta con unas interpretaciones soberbias, y utiliza la posibilidad de borrar los recuerdos para introducirnos en la mente de Joel, y, a través de sus recuerdos, construir metáforas de una sensiblildad y belleza conmovedoras, que nos conectan con el alma del personaje y nos describen el misterio del amor.

El final es esperanzador, y nos enseña que hay que hacer justicia al amor que nos lleva a tocar las estrellas, guardando un buen recuerdo de él, a pesar de lo amargo de su otra cara, el desamor.

Para mí es la mejor película bélica del cine. Kubrick, en esta ocasión y de una manera magistral, se centra en ofrecernos distintos primeros planos para que nos hagamos una idea general más completa de la tragedia que supone la guerra; de lo particular a lo general. Y lo hace narrándonos las vivencias de varios soldados durante su instrucción en el cuartel militar y, posteriormente, durante una operación militar en Vietnan. El guión es sobrio y muy real, alejado del sentimentalismo barato al que tanto se presta este género, y en cuanto a la dirección, qué decir, tratándose de un genio como Kubrick. La unica pega que le encuentro es el doblaje; la tradución que del inglés se hace de la expresiones vulgares o coloquiales de los soldados, es realmente mala y desfasada. Mejor verla en V.O. subtitulada. Cada vez que la veo, estoy más de acuerdo con Víctor Hugo cuando dijo
aquello de:
"... La obediencia pasiva lo indica. Un ejército es una extraña obra maestra de combinación, en la que la fuerza resulta de una enorme suma de impotencia. Así se explica la guerra, hecha por la humanidad, contra la humanidad, a pesar de la humanidad."

Kubrick es tan prolijo realizando obras de arte, como un churrero haciendo churros. Estamos ante otra de ellas, esta vez inspirada en el espacio y trantando el tema de la existencia. Y nos encontramos con lo típico en Kubrick: excelente guión, interpretaciones, montaje, fotografía... El genial director tiene especial interés en que la película trascienda su tiempo y no pase de moda con los años. Para ello cuida muchísimo la estética y los diálogos, evitando caer en los clichés y modas de la época, consiguiendo así que su película tenga vigencia con el paso del tiempo: casi cuarenta años después, la película sigue siendo igual de fascinante, hipnótica y soberbia, y esto sólo está al alcance de unos pocos genios