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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
6 de mayo de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La he vuelto a ver años después, esta vez en un vuelo de 7 horas, y me ha emocionado tanto como la primera vez. Un nuevo universo no solo se mantiene fresca, sino que gana fuerza con el tiempo. La historia sigue siendo profundamente emotiva y cercana, con una narrativa que logra conectar desde lo humano antes que desde lo espectacular.

Lo que más me sigue fascinando es ese “algo diferente” que tiene: una personalidad propia que se desmarca del resto del cine de superhéroes. Visualmente es una maravilla; su estilo de animación es arriesgado, vibrante, lleno de vida y perfectamente al servicio del relato. Y Miles... qué decir de Miles. No solo está maravillosamente escrito, sino que su evolución es tan genuina que se ha convertido en mi Spider-Man favorito sin duda alguna.

Una película que no solo entretiene, sino que deja huella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Volver a ver Spider-Man: Un nuevo universo años después, esta vez atrapado en un vuelo de 7 horas, ha sido mucho más que una revisión: ha sido una reconexión emocional con una obra que sigue resultando única en su enfoque, su forma y su fondo. Pocas películas dentro del género de superhéroes han conseguido una fusión tan perfecta entre lo visual, lo narrativo y lo emocional. Aquí, todo está al servicio de una idea clara: cualquiera puede llevar la máscara, pero hay que ganársela.

La evolución de Miles Morales es, posiblemente, una de las más redondas del cine de superhéroes moderno. Comienza desde la duda, el miedo y el rechazo de sí mismo, y termina en la autoaceptación, no porque alguien le diga que está listo, sino porque él decide que lo está. La escena en la que finalmente se lanza al vacío, acompañado de la canción "What's Up Danger", es un ejemplo magistral de narrativa visual y emocional: un acto de fe convertido en explosión de identidad. No es casualidad que la cámara se invierta y Miles aparezca ascendiendo: está cayendo, pero simbólicamente está volando.

La muerte de Peter Parker (el original de su universo) marca el tono de toda la película: este no es un viaje de triunfo fácil, sino uno marcado por la pérdida y la responsabilidad. Lo fascinante es cómo el film consigue balancear ese peso emocional con un humor genuino y una ligereza bien medida. La llegada de los otros Spider-People , Peter B. Parker, Gwen, Noir, Peni y el inigualable Spider-Ham, no solo enriquece el mundo, sino que ayuda a reforzar el mensaje: el dolor, la pérdida y el heroísmo son universales, pero cada uno los vive de forma distinta.

La animación, claro está, es otro universo en sí mismo. Con su estética de cómic animado, uso del desenfoque cromático para simular impresión, viñetas, onomatopeyas y una mezcla constante de estilos según el personaje, no solo rompe las reglas de la animación tradicional, sino que las reescribe. Es una película que se atreve a experimentar, y cada riesgo visual está al servicio de la historia. No es sólo un despliegue estético, es una apuesta narrativa valiente.

Miles se convierte en mi Spider-Man favorito no solo por lo que hace, sino por cómo se define frente a los demás: no tiene la experiencia de Peter, ni la agilidad de Gwen, ni el dramatismo de Noir, pero tiene algo más valioso: voluntad de ser, de crecer, de resistir el miedo y la soledad. Llevar la máscara no lo convierte en Spider-Man; decidir llevarla a pesar de todo, sí.

En definitiva, Spider-Man: Un nuevo universo es más que una gran película animada o una gran película de superhéroes: es una celebración del mito de Spider-Man como símbolo y como experiencia personal. Años después, sigue emocionando, sigue brillando, y sigue siendo (en mi opinión) el nuevo clásico del género.
2 de mayo de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver United 93 no es simplemente ver una película. Es enfrentarse de frente a uno de los días más oscuros de la historia moderna, un día que cambió al mundo para siempre. Personalmente, me acerqué a esta historia tras organizar un viaje a Nueva York. Fue entonces cuando el interés por el 11 de septiembre se despertó en mí con más fuerza. Estar en el Memorial fue sobrecogedor: un silencio que pesa, una memoria que arde. Y ver esta película después de esa experiencia fue como revivir, con el corazón en la garganta, la magnitud de aquel día.

La cinta dirigida por Paul Greengrass no tiene artificios. No busca héroes de cartón ni melodrama gratuito. Con un estilo casi documental, consigue que sientas que estás ahí, en tiempo real, viendo cómo el caos se apodera del mundo en cuestión de minutos. Es una película difícil de ver, no solo por lo que representa, sino por cómo lo representa: con una crudeza contenida que no necesita mostrar más de lo necesario para desgarrarte por dentro.

United 93 se centra en el vuelo que no llegó a su destino, no porque todo saliera bien, sino porque los pasajeros tomaron la decisión más valiente en el peor momento imaginable. Lo que muestra no es solo una tragedia, sino también una muestra del espíritu humano en su forma más pura: confundido, asustado, pero dispuesto a resistir.

Cada vez que se vuelve a ver esta película, se revive ese día. Y no solo por las imágenes, sino por el peso emocional que arrastra. Para mí, el 11S marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Fue el momento en que muchas certezas se rompieron, y el miedo se volvió global. United 93 no deja que eso se diluya. Nos recuerda que detrás de los titulares, había personas. Vidas. Voces.

No es una película para entretenerse. Es una película para recordar. Para no olvidar. Y eso, en sí mismo, ya la hace imprescindible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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United 93 es una de esas películas que no se olvidan fácilmente. La vi impulsado por un interés que nació mientras organizaba mi viaje a Nueva York. El 11 de septiembre siempre había sido un hecho impactante, pero estar en el Memorial, en el lugar donde antes estuvieron las Torres Gemelas, fue un golpe emocional profundo. A partir de ahí, quise entender más. Y esta película fue, sin duda, una de las formas más duras pero necesarias de hacerlo.

La historia se centra en el vuelo United 93, el cuarto avión secuestrado aquel día, el único que no llegó a su objetivo final gracias a la acción desesperada de sus pasajeros. Desde el primer minuto, la cinta no da tregua. Paul Greengrass construye la narrativa con un realismo estremecedor, casi como si estuviéramos viendo imágenes reales. La cámara en mano, el ritmo en tiempo real y la ausencia de música grandilocuente hacen que todo se sienta cercano, urgente, humano.

Sabemos lo que va a pasar, y eso no le quita ni un gramo de tensión. Al contrario. Cada gesto, cada mirada entre los pasajeros y la tripulación, se vuelve más doloroso a medida que se acerca el momento clave. Lo desgarrador es ver cómo, en medio del miedo absoluto, personas comunes empiezan a organizarse, a comunicarse entre sí, a comprender que están solos y que la única opción que les queda es resistir. No hay discursos épicos, no hay música heroica: solo decisiones crudas tomadas en segundos.

Ver cómo los pasajeros intentan irrumpir en la cabina, sabiendo que probablemente no sobrevivirán, es una de las escenas más impactantes que he visto en el cine. No porque se exagere, sino porque se siente real. Porque podríamos haber sido cualquiera de nosotros. Y eso duele.

United 93 no glorifica nada. No manipula. Solo muestra. Y al hacerlo, rinde homenaje no solo a las víctimas de ese vuelo, sino a todas las personas que vivieron y murieron ese día. Es cine como testimonio, cine como memoria.

Cada vez que la veo, recuerdo que el 11S no es solo una fecha en el calendario. Es un punto de quiebre para el mundo entero. Y United 93 lo retrata con la dignidad y la fuerza que merece.
2 de mayo de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Aprendiz de Brujo no es una obra maestra ni pretende serlo. No revoluciona el cine ni te deja con teorías existenciales, pero tiene algo que, a veces, vale mucho más: ese encanto simple que te transporta a cuando ibas al cine solo para disfrutar, dejarte llevar por la magia en pantalla y perderte entre palomitas sin preocuparte de nada más.

La película no tiene trampa ni cartón. Es directa, entretenida y con efectos visuales que cumplen su cometido: hacerte sentir que estás en medio de una historia mágica, sin complicaciones. Y aunque la trama siga los pasos clásicos del género, eso no le quita el mérito de ser una aventura que sabe mantenerse en pie por puro carisma.

Es cine palomitero en su forma más honesta. De esas películas que quizás no ganan premios, pero sí ganan un lugar en tu memoria emocional. Cada vez que la ves, te recuerda que no todo el cine necesita ser profundo o complejo para ser valioso. A veces, solo necesitas una buena excusa para desconectar, sonreír y dejarte llevar. Y El Aprendiz de Brujo cumple con eso sin pedir perdón.

Una peli para quienes aún creemos que la magia del cine también está en saber disfrutar sin más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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El Aprendiz de Brujo no es una película que vaya a figurar entre las grandes obras del cine fantástico, pero tiene un valor que, para muchos, es igual o incluso más importante: el de hacernos sentir como niños en una sala de cine, con los ojos abiertos por los efectos, la magia, la acción y esa sensación de “quiero que esto no se acabe nunca”.

La película protagonizada por Nicolas Cage, en uno de sus papeles más curiosos y entretenidos, y Jay Baruchel como el torpe pero carismático aprendiz, toma la clásica fórmula del héroe inesperado y la magia ancestral, y la adapta a un Nueva York moderno lleno de acción, rayos y hechizos. Sí, es predecible. Sabemos que Dave va a descubrir su poder interior, superar su torpeza y derrotar a los malos justo a tiempo. Pero eso no impide que el viaje sea divertido.

La escena de la limpieza mágica inspirada en Fantasía es un guiño encantador, y aunque no revoluciona nada, está hecha con cariño. Los efectos cumplen, el humor no desentona y la química entre los personajes funciona lo justo para mantenerte enganchado.

Lo mejor de El Aprendiz de Brujo es que no intenta engañar a nadie. No se enreda en subtramas complicadas ni intenta ser más profunda de lo que es. Es una aventura ligera, directa, que sabe que su misión es entretener… y lo hace. Hay algo reconfortante en eso.

Cada vez que la veo, me transporta a esos años en los que ir al cine era una experiencia completa: magia en pantalla, cubo de palomitas, luces apagadas y cero preocupaciones. A veces, eso es justo lo que uno necesita. Y por eso, aunque no sea una joya del cine, El Aprendiz de Brujo siempre va a tener un rincón especial en mi memoria cinéfila.
31 de marzo de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si estas dudando en verla, merece cada episodio, es una serie que no trata de nada en concreto y de todo. Es como poner una cámara dentro de la familia Fisher, disfrutas con todas las evoluciones de los personajes, te emocionas, creces, aprendes.

Es muy bonito ver la muerte de cara para saber disfrutar la vida, lo mejor de la serie es aprender cada minuto, morir no depende de nosotros pero vivir si.

Sin spoiler, llegar al capitulo final te recompensa de una manera que no se puede explicar, y si algunas veces es difícil de ver porque estamos acostumbrados a un tipo de serie blockbuster con mucho estimulo, pero hay que saber poner pausa y disfrutar con las pequeñas cosas y seguir la historia de cada personaje.

Por último decir que soy muy hipocondriaco, tengo miedo a los hospitales, a la muerte y a todo lo relacionado. Y ya he visto la serie 2 veces, la vi justamente al morir mi mejor amigo, y fue sin querer. Fue increíble y me ayudo muchísimo. En cambio esta segunda vez he aprendido más que la última vez, ya que la primera vez la vi con 18 años y esta con 27. Te enseña muchas cosas y os prometo que no os defraudará, todo merece la pena hasta el último minuto, diciendo que es el mejor cierre de una serie que yo por el momento no he visto.
2 de mayo de 2025 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este viernes fue uno de esos momentos en los que, al no saber qué película ver, terminé eligiendo algo más por intuición que por expectativas. Mi novia, un amigo y yo estábamos ahí, debatiendo entre varias opciones, y finalmente me lancé por Novocaine, atraído principalmente por ver al actor de The Boys, Jack Quaid, en un papel completamente diferente al que me tiene acostumbrado. Sabía poco o nada sobre la trama, solo un tráiler que me dejó intrigado, y pensaba que, con suerte, podría ser una opción que le gustara a mi novia, que no suele disfrutar de estas comedias raras.

Para nuestra sorpresa, Novocaine resultó ser una de esas comedias que no solo logran hacernos reír a todos, sino que nos dejaron pensando: ¿por qué no habíamos oído hablar más de ella?

La película sigue a Nathan (interpretado por Jack Quaid), un tipo común y corriente con una vida bastante plana. Sin embargo, todo cambia cuando un robo en su trabajo lo arrastra a una serie de eventos completamente absurdos y de consecuencias inesperadas. Lo que parece una trama sencilla de comedia se convierte en una mezcla de caos y situaciones cada vez más ridículas, con personajes que no podrían ser más desquiciados.

El verdadero encanto de Novocaine es su ritmo: la película nunca se toma demasiado en serio, y eso es lo que la hace tan divertida. Cada giro, por más loco que sea, se hace con tanta naturalidad y sin pretensiones, que las risas llegan solas. El guion es ágil, repleto de momentos inesperados y diálogos que te sacan una sonrisa incluso en las situaciones más tensas. Es una de esas comedias que te va arrastrando sin que te des cuenta, y cuando menos lo esperas, ya estás riéndote a carcajadas de lo absurdo de la trama.

Y lo mejor de todo es que, mientras nos divertíamos, los personajes tienen una chispa única. Jack Quaid demuestra ser más que el chico de The Boys con su papel de Nathan, un tipo aparentemente normal que, al verse atrapado en una red de mentiras, situaciones absurdas y una que otra decisión cuestionable, no puede evitar meterse en líos mayores. La química entre él y los demás personajes, como su amiga en apuros y algunos secundarios, añade más sabor a la película.

Lo más impresionante es cómo todos, incluso los que no se consideran tan aficionados a este tipo de comedias, pudimos disfrutarla. La película tiene algo universal que hace que, sin importar los gustos personales, termines pasándola bien. Mi novia, que generalmente no es fan de comedias tan surrealistas, no paraba de reír, lo que me dejó claro que Novocaine sabe cómo ganar al público.

Es cierto que no se trata de una película profunda ni trascendental, pero eso no es lo que se busca aquí. Es una comedia que te hace disfrutar de la magia del cine: risas, personajes que se sienten genuinos, y momentos que, por tontos que sean, te arrancan una sonrisa.

Si buscas una película ligera para desconectar, pasar un buen rato y disfrutar de un humor irreverente, Novocaine es una opción que no puedes dejar pasar. Nos sorprendió mucho más de lo que esperábamos, y es exactamente el tipo de película que te hace recordar que a veces las mejores experiencias cinematográficas son las que menos planeas.
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