Un Hemingway caricaturizado, una Gerra Civil Española convertida en un infame western. Inadecuado abordaje biográfico e histórico. Desde la mirada de género, una Gelhorn que aparece inconsistente, más cercana a una heroína de telenovela: la mujer que trasciende en un mundo de hombres, pero porque estuvo cerca de un hombre. Recomiendo pasar esta película por alto.

Destaco la forma dada a la narración de la historia, el manejo de los avances y retrocesos temporales, que si bien son un frecuente recurso cinematográfico, aquí hacen al nudo argumental, hacen al contenido de la historia. La tensión nazismo-Mossad y su forma de resolución en el guión muestran apenas insinuaciones ideológicas que son discutibles y hasta pueden rozar lo demagógico. Para película de espías y misiones especiales, alcanza. Como cine de contenido testimonial, no llega ni al esbozo.

Infancia. Adolescencia. El cine como contacto con el otro mundo, que se convierte en el propio. La ingenuidad. La ilusión. El amor como erotismo y el erotismo como amor. La identidad subjetiva y colectiva. Las raíces. El vuelo. La melancolía. La nostalgia. La vida y la muerte. Lo filial, en la ida y en la vuelta. Lo filial en lo personal y en lo cultural. Todos somos hijos del cine.

Hada y adolescente del nuevo milenio. Humanamente estratégica. Místicamente intuitiva. Así es Amelie. Estética entre vintage y posmoderna, ritmo de video clip con magia de comic. Complicidad entre personajes y espectadores donde la cámara es la herramienta. Entre sueño y vigilia hay que recorrer este film. Como debiera ser el camino la vida cotidiana.