No entiendo que la película tenga tan buenas críticas y puntuaciones, cuando estoy segura de que la cultura media del espectador español no hará posible que conozca ni a la mitad de los personajes que aparecen en ella. Y del público norteamericano no digamos.
Se me empieza a hacer cansino y repetitivo que los protagonistas de Woody Allen sean casi siempre gente adinerada y/o intelectual. Sigue teniendo cierta gracia en los diálogos y las situaciones, pero resulta tan pedante y tan irreal que supongo que la cantidad de incondicionales que aún tiene es por lo de "cría fama".

Cuando voy al cine quiero ver cine y no que me lean fragmentos de una novela epistolar y la ilustren con imágenes de fondo. No se dejen engañar por las críticas positivas, porque a eso se limita la película. Es soporífera hasta la muerte. En el extremo de lo comercial (como queda patente por los noventa votos que lleva en este momento), hasta pecar en ello de redicalismo. Me reafirma en mi idea de que el cine ha muerto. Está bien, si no tienes aire acondicionado en casa, para echarse una siestecilla fresquita.