Estoy pensando en dejarlo claro y en pocas palabras. Lean un buen libro, hagan deporte o cocinen algo bueno y sabroso antes de sentarse a ver este esperpento de historia. Una pérdida de dinero y de tiempo, hecha por y, supongo, para gente que vive una realidad paralela. Simplemente insufrible.

Penosa película en la que te sientes completamente engañado con trucos ya vistos y giros que no tienen nada de inesperados. Originalidad cero y ansias de ser pretenciosa diez.

Gabriel merece un lugar prominente en la historia del género de terror moderno. Su crueldad, su fealdad y su poder hipnótico están a la par con lo inesperado de su presencia narrativa. Entre sustos e intrigas, alucinaciones y pesadillas, Gabriel va forjando su rol, entre esperpéntico y espeluznante, por la mano y obra del maestro del terror actual, James Wan. Ya no es Wan sólo un creador de ambientes sombríos y desoladores como los de The Conjuring o Saw. Ya es el padre de una de las criaturas más perversas del género surgido en las últimas décadas: Gabriel. Michael Myers y Freddy Krueger tienen un nuevo compañero en el Olimpo de los perversos porque sin duda el tono visual y sonoro de Malignant está empapado del cine de Carpenter y Wes Craven. Un must para los amantes del género. Una película de culto en el futuro.

McKay continúa su línea de parodiar, criticar y satirizar a la sociedad actual ya sea en cine o televisión. Y en esta ocasión lo ha hecho de la manera más despiadada pero, en mi opinión, de la forma más divertida hasta la fecha.
Con claras reminiscencias del Teléfono Rojo de Kubrick, ahora es un asteroide y no una guerra de misiles lo que amenaza al planeta. El retrato de la sociedad en la que vivimos donde interesa más un chisme de famosos que una noticia científica y la lamentable calidad de los políticos mundiales que gobiernan al planeta son completamente desnudados por el sórdido humor de este guión.
Es una película que recomiendo a todo el mundo, por el mensaje que lleva y que nos toca a todos, pero también porque hacía tiempo que no me reía tanto viendo una película.
Qué alegría disfrutar de una comedia y no de una película de violencia explícita como estamos acostumbrados en los últimos años. Rían y miren hacia arriba.

Reconociendo que el musical es el género que menos me gusta, admito que en los últimos años se han hecho muy buenos biopics como Bohemian Rapsody, o clásicos como Les Miserables. Sin embargo, esta historia en cuestión me ha parecido un fiasco.
La veía con interés al parecerme Andrew Garfield un interesante actor, y es él mismo el único que soporta la película realmente. Es larga, demasiado larga, tediosa y el hilo narrativo no engancha en ningún momento. Parte del problema viene de tanta actuación musical que trata de ocultar las enormes debilidades de un guión flojo sin cohesión. Además, borda la cursilería en toda la parte final quitando la poca credibilidad que ya va soportando el film con lágrimas fáciles y sentimientos provocados que caen en saco roto por no estar los personajes definidos y desarrollados a lo largo de sus dos interminables horas de duración.
En resumen, se queda en nada porque en nada profundiza, ni funciona como musical ni funciona como biopic. Te deja simplemente sin interés ni en su personaje ni en su música.