Para realizar cualquier obra de ficción hay un requisito indispensable: tener algo que contar. Y sin embargo, hay brillantes realizadores que logran salvar este escollo con una soberbia dirección. No se engañen, este no es el caso. En este lamentable film no hay argumento, no hay personajes, y por no haber ni siquiera hay algo de entretenimiento. Un personaje principal con el carisma de una patata, una serie de gags sin gracia hilados de forma precaria, y una pretendida reflexión sobre el amor postmoderno son los pobres elementos con los que el realizador frances intenta engañarnos de forma descarada. Si queria usted dinero, señor Klapisch, pida una hipoteca pero no nos venda una secuela. (Seguramente, soy demasiado severo, pero ¡joder! hace apenas tres horas me han timado 6 euros por esto)

No, vale, no es tan mala. No me refería a eso. Me refería a la más de una hora de metraje destinado a ver explosiones de gas, trozos de ciudad que se caen, barcos a lo Titanic, etc, etc, etc. Y es que es evidente que Superman es un heroe de tal poder que tiene que enfrentarse a cosas grandes... pero de ahí a convertir una peli de superhéroes a una peli de desastres, pues hay un trecho.
Y es que todo es correcto en este "Regreso de Superman": actores, efectos especiales, fotografía... Todo menos una cosa. El guión. Y no, no me estoy refiriendo a la falta de ritmo -que haberla hayla- sino a la misma esencia del guión, a su idea, a su necesidad de contar algo. Y es que en este nuevo Superman ya no hay nada que contar. Habiendo la productora descartado la idea de renovar al héroe la pregunta debería haber sido, ¿qué vamos a decir en esta película? Y la respuesta es un absoluto vacio. Es el mismo superman de siempre, con nuevas poses -más épico-, con una iluminación más dramática si se quiere, pero nada más.
Estamos en un nuevo milenio y lo mínimo que le podiamos pedir a este nuevo Superman era un replanteamiento del personaje. Pues ni eso.