Fallido intento de mostrar las supuestas capacidades interpretativas de Van Damme, falla incluso en el sencillo cometido de interpretarse a si mismo.

El claro propósito del film es el de mostrar la cara oculta del mítico actor con el objetivo de darnos una lección de humanismo y simpatía por el prójimo. Sin embargo, las innecesariamente exuberantes formas, convierten dicho objetivo en una sesión de autoayuda por catalogo. Van Damme, ex estrella de acción que actualmente se gana la vida dando hostias en películas que se estrenan directamente en el videoclub, no duda en agarrarse al salvavidas de JCVD. Con una trayectoria en decadencia JCVD representa un grito de desesperación en la carrera del actor. (Un film autóctono que pretende potenciar la carrera del actor mostrando la cruda realidad de este).

Sin embargo la evidente nulidad interpretativa del protagonista queda demostrada con el interminable plano fijo en el que Van Damme reflexiona sobre su vida. Aunque hay que señalar que sorprendentemente vemos caer alguna que otra lágrima de sus ojos.


No obstante, es interesante presenciar el espectáculo. El mítico autómata belga nos muestra su lado más entrañable. No soy fan de los de los artesanos de la acción hueca estilo Steven Segal, pero para un amante del cine, la cinta por lo menos le va a parecer curiosa.