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8,2
149.792
10
31 de octubre de 2010
31 de octubre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint Eastwood lo avisó cuando se preparaba Gran Torino: Walt Kowalski sería su última interpretación. Y decidió plasmar sus sentimientos, su manera de filmar, su carrera y todos los estereotipos y mitos que le han acompañado en un último y crepuscular personaje, un amargado veterano de Corea, racista, antipático, recién enviudado e incapaz de comprender y adaptarse los cambios que suceden en su país.
Como en todas sus últimas películas, todas los elementos de la película están a un nivel extraordinario: La fotografía, siempre limpia y elegante; el guión, el montaje, la música (Sorprendente es que Clint se anime a cantar después de tanto tiempo en el tema principal de la película)...pero a mi modo de ver lo que de verdad hace especial a la película es el propio protagonista, una metáfora y a la vez parodia de los estereotipos que han acompñado a la carrera de Clint Eastwood, como quiero analizar.
(Sigue en Spoiler, aviso de Spoiler)
Como en todas sus últimas películas, todas los elementos de la película están a un nivel extraordinario: La fotografía, siempre limpia y elegante; el guión, el montaje, la música (Sorprendente es que Clint se anime a cantar después de tanto tiempo en el tema principal de la película)...pero a mi modo de ver lo que de verdad hace especial a la película es el propio protagonista, una metáfora y a la vez parodia de los estereotipos que han acompñado a la carrera de Clint Eastwood, como quiero analizar.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Walt Kowalski es un veterano de guerra de la Corea (El Sargento de Hierro). Recientemente viudo, muestra un carácter frío y ausente con el mundo, limitándose a seguir rutinariamente con su vida a la espera de que le llegue la hora (Sin Perdón).
Es duro, seco, racista y políticamente incorrecto (Harry el Sucio); es incapaz de comprender los cambios a los que se enfrenta su país, vive en unos años 70 que ya pasaron (Bronco Billy) y del que solo le queda su Ford Gran Torino, su capricho. Pero poco a poco va intimando y abriéndose a sus vecinos de etnia mhong, en especial a su vecino más próximo, un niño (Million Dollar Baby) al que a pesar de sus continuos e insultos (Cazador blanco, corazón negro) , no duda en ayudarle y protegerle de los peligros que le acechan (El fuera de la ley) intimidando con su revólver y su chulería ( Trilogía del dólar) a la banda local que le acosa.
Y es al final de la película, cuando la parodia y la metáfora que Walt es de Clint adquiere toda su razón de ser, cuando decide solucionar el conflicto de su barrio con el sacrificio en lugar de la violencia, algo que los personajes más míticos de Eastwood no llegarían a hacer y que revelan la "solución no-violenta" que siempre ha defendido Clint y que muchos se negaron a creer. De igual manera que ninguno creíamos que Kowalski se dejaría matar para acabar con la banda de su barrio.
A través del sacrificio de esta parodia, Eastwood se redime de los prejuicios y estereotipos que ha acarreado a lo largo de su carrera y que evidencian su postura ante la vida: "La violencia no es la solución"
Para la posteridad, la gran frase de Walt Kowaski,el último gran personaje de un mejor intérporete: "¿Qué tramáis, morenos?"
Es duro, seco, racista y políticamente incorrecto (Harry el Sucio); es incapaz de comprender los cambios a los que se enfrenta su país, vive en unos años 70 que ya pasaron (Bronco Billy) y del que solo le queda su Ford Gran Torino, su capricho. Pero poco a poco va intimando y abriéndose a sus vecinos de etnia mhong, en especial a su vecino más próximo, un niño (Million Dollar Baby) al que a pesar de sus continuos e insultos (Cazador blanco, corazón negro) , no duda en ayudarle y protegerle de los peligros que le acechan (El fuera de la ley) intimidando con su revólver y su chulería ( Trilogía del dólar) a la banda local que le acosa.
Y es al final de la película, cuando la parodia y la metáfora que Walt es de Clint adquiere toda su razón de ser, cuando decide solucionar el conflicto de su barrio con el sacrificio en lugar de la violencia, algo que los personajes más míticos de Eastwood no llegarían a hacer y que revelan la "solución no-violenta" que siempre ha defendido Clint y que muchos se negaron a creer. De igual manera que ninguno creíamos que Kowalski se dejaría matar para acabar con la banda de su barrio.
A través del sacrificio de esta parodia, Eastwood se redime de los prejuicios y estereotipos que ha acarreado a lo largo de su carrera y que evidencian su postura ante la vida: "La violencia no es la solución"
Para la posteridad, la gran frase de Walt Kowaski,el último gran personaje de un mejor intérporete: "¿Qué tramáis, morenos?"

8,2
97.285
10
2 de noviembre de 2010
2 de noviembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A principios del Siglo XX nació el western a modo de fábrica de mitos que reflejaba uno de los momentos más estimulantes de una nación adolescente; quizá con el propósito de sustituir la necesidad mitológica de un país joven huérfano de leyendas y tradición mitológica a diferencia de Europa. En los años 60, Sergio Leone dio una vuelta de tuerca al mito y la iconografía del western transformándolo en un género inhumanamente humano. Y en 1990, Clint Eastwood decidió que a este género le había llegado su hora.
(Sigue en spoiler, aviso de spoiler)
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Contando la historia de Will Munny, un sanguinario pistolero ex-alcohólico y reformado por su difunta mujer, que calibra nuevamente su arma para cobrar una recompensa con la que solucionará los problemas económicos de su familia; Eastwood desmonta los tópicos y mitos construidos a lo largo de infinidad de westerns.
El bandido cruel y despiadado, ya no mata por placer y se arrepiente de sus actos, motivados por una adicción al alcohol que le convertía en un monstruo. El sheriff que protege al pueblo de los malhechores, no duda en torturar sin piedad a todo aquel que desoye su palabra; pero su sueño sigue siendo construir una casa con un porche donde tomar café al crepúsculo. Las damas deshonradas son prostitutas. Lo importante no es ser rápido y tener puntería, sino ser más frío que el hielo para no perder la concetración ni el duelo. Las reputaciones labradas, tienen más que ver con líos de cartas y alcohol que con doncellas en apuros. Los sobrenombres, se refieren a los órganos sexuales, no a las armas que usa el pistolero. Las armas fallan, los tiradores no les dan a las latas; y esos errores cuestan la vida. El que presume de matar mucho y bien, en realidad se aterroriza cuando mata por primera vez. El amigo fiel acaba vendiendo a su camarada Munny bajo el azote del látigo. Y el pistolero no duda en despertar a su demonio con whisky para vengar a su amigo. Aunque esta vez y por primera ocasión en su vida, sea por un fin "digno" que, paradójicamente, lleva a la tumba a los encargados de hacer cumplir la ley, incluido al cruel sheriff al que ya vencido, no duda en rematar. Para luego cobrar la recompensa y empezar una nueva vida.
Así es como Will Munny mata al western: Entra borracho y lleno de ira al bar donde se reúnen las autoridades que se preparan para buscarle y les mata a todos, uno a uno. Y es cuando Munny va a rematar al sheriff cuando uno comprende que el Western ha llegado a su fin: El mito clásico del western en una sociedad que ha avanzado y mitifica otros iconos. Will Munny evita la agonía dándole el golpe de gracia, y de paso, da carpetazo a un género de otro tiempo que ya no funciona en el cine actual.
El bandido cruel y despiadado, ya no mata por placer y se arrepiente de sus actos, motivados por una adicción al alcohol que le convertía en un monstruo. El sheriff que protege al pueblo de los malhechores, no duda en torturar sin piedad a todo aquel que desoye su palabra; pero su sueño sigue siendo construir una casa con un porche donde tomar café al crepúsculo. Las damas deshonradas son prostitutas. Lo importante no es ser rápido y tener puntería, sino ser más frío que el hielo para no perder la concetración ni el duelo. Las reputaciones labradas, tienen más que ver con líos de cartas y alcohol que con doncellas en apuros. Los sobrenombres, se refieren a los órganos sexuales, no a las armas que usa el pistolero. Las armas fallan, los tiradores no les dan a las latas; y esos errores cuestan la vida. El que presume de matar mucho y bien, en realidad se aterroriza cuando mata por primera vez. El amigo fiel acaba vendiendo a su camarada Munny bajo el azote del látigo. Y el pistolero no duda en despertar a su demonio con whisky para vengar a su amigo. Aunque esta vez y por primera ocasión en su vida, sea por un fin "digno" que, paradójicamente, lleva a la tumba a los encargados de hacer cumplir la ley, incluido al cruel sheriff al que ya vencido, no duda en rematar. Para luego cobrar la recompensa y empezar una nueva vida.
Así es como Will Munny mata al western: Entra borracho y lleno de ira al bar donde se reúnen las autoridades que se preparan para buscarle y les mata a todos, uno a uno. Y es cuando Munny va a rematar al sheriff cuando uno comprende que el Western ha llegado a su fin: El mito clásico del western en una sociedad que ha avanzado y mitifica otros iconos. Will Munny evita la agonía dándole el golpe de gracia, y de paso, da carpetazo a un género de otro tiempo que ya no funciona en el cine actual.
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