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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
4 de noviembre de 2011
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin este género está dando alegrías. A base de pasarlo mal y bien, con las indies "28 días después" y "28 semanas después" y las hilarantes "Zombies Party" y " Bienvenidos a Zombieland" respectivamente, llega esta serie que se beneficia de las posibles lecturas que este género ofrece.

El marco que se presenta en la serie genera un estudio socio-político y antropológico acerca de cómo sobrevivir y supervivir en un mundo devastado por una terrible plaga de no-humanos, una de las reflexiones más acertadas y uno de los aciertos más plausibles de este producto de televisión que se averigua en el último episodio de la primera temporada, los cuales fueron infectados por algún tipo de virus que los hizo morir y renacer. Sabemos que estas premisas son más que conocidas pero es la manera de presentarlas y de ponerles sujeto y predicado a los distintos problemas la que le otorga mayor empaque al asunto.

Las lecturas que se ofrecen no pueden ser más acertadas pues el estudio realizado sirve para ver como el comportamiento del ser humano frente a estas situaciones hipotéticas varían y no están sujetas a ningún patrón de diseño.

Tenemos un estudio que nos sirve para analizar hasta donde es capaz de llegar el ser humano para salvar su propia existencia. Los hombres y mujeres de la serie son variables, son imperfectos, son humanos. Los otros, no los de Amenábar sino los zombies, son la idea inquietante de que el ser humano se deshumaniza poco a poco. Este es una metáfora de la civilización actual un tanto cruel que señala la posibilidad de que dentro de un tiempo, si seguimos con esta deshumanizadora y poco ética sociedad actual, nosotros seremos unos zombies.

En cuanto al guión de la serie iremos por partes. Primero, la tensión dramática que se percibe y el realismo de las situaciones es ejemplar, pocas veces se ha sufrido igual pues la empatía con los personajes es muy buena. Segundo, presenta los fallos típicos del género como el efectismo y se descuida un poco la dosificación del suspense a lo largo de la serie. Por último, las subtramas de los personajes están bien diseñadas pero necesitan más desarrollo para empatizar del todo con los personajes. Sin embargo, la serie supera estos baches gracias a sus actores, la factura impecable del serial y el ritmo hipnótico impuesto.

En definitiva, una gran serie que esperemos que mantenga el nivel en su siguiente temporada.
19 de febrero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta gran película, son más las virtudes que se aprecian que los fallos que presenta. así pues, hablaré primero de los fallos pues sus virtudes son demasiadas. En primer lugar, son innecesarios ciertos movimientos de cámara por la naturaleza de las escenas. En segundo lugar, los secundarios se llevan la palma de la interpretación (sobre todo Marion Cotillard y Stephen Lang, maravillosos los dos) pero sus protagonistas (Depp y Bale) parecen que llevan puesto el piloto automático y su interpretación resulta bastante plana. En tercer lugar, las casi dos horas y media que dura el film se hacen largas. Y ya, no hay más.

Es cine negro, y del bueno. Hay un puñado de escenas estupendamente rodadas, sobre todo las de acción donde Mann demuestra sus dotes como gran director, y excelentemente montadas con un ritmo implacable, aunque le sobren veinte minutos de compás. La dirección artística es grandiosa y refleja de forma perfecta la época que retrata, a esto ayuda la excelente música compuesta por varias piezas de jazz y un score muy conseguido de Elliot Goldenthal, y la sublime fotografía de Dante Spinotti. La historia ya se conoce y avanza por buen camino gracias a un guión bien escrito sobre un libro de Brian Burrough que narra la persecución de John Dillinger (Depp) a manos del agente Melvin Purvis (Bale). El desarrollo está lleno de detalles históricos de cierta importa en los que resalta esa descripción de las primeras andanzas del señor Hoover como director y creador del FBI y su preocupante personalidad, excelentemente interpretado por Billy Crudup. Sin embargo, no es la obra maestra que debiera ser porque aunque el cesto tiene todo los mimbres, la ejecución no acaba de resultar del todo perfecta. Aún así, es cine del bueno y eso es un lujo hoy en día.
27 de noviembre de 2013 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que bien se le da al genio neoyorkino de hablar de épocas pasadas. En Acordes y Desacuerdos (1999) filmaba de manera magistral y descacharrante la vida de Emmet Ray, genio de la guitarra de jazz que idolatraba al gran Django Reinhardt, y de paso despachaba un bonito homenaje al jazz en los años 30. En La maldición del escorpión de Jade (2001) hacía lo propio con una intriga detectivesca con momentos desternillantes homenajeando su amor por el cine de los años 40. Aquí, en Días de radio (1987), teje un cálido y sentido homenaje hacia el mundo de la radio y esos seriales radiofónicos que mantenían enganchados a miles de familias de la época.

La historia empieza con una de esas familias, El protagonista es un niño a quien le maravillan todas esos programas de la radio. Su infancia está absorta en los seriales que describen las grandes hazañas de héroes imposibles y que le hacen volar la imaginación. También en la música que se escucha en esa radio protagonista y en las terribles noticias que acechan el mundo. Es obvio que ese niño es tan autobiográfico que sólo faltaría ponerle gafas para saber a quién se refiere el maestro Allen.

Todas las situaciones están descritas con gracia y una magia especial, de esas que solo salen de vez en cuando, debido al amor con que están reflejadas. También los diálogos tienen la chispa y la frescura del cine de Allen. Además, gracias a un casting y dirección de actores sublime, los actores están maravillosos y su comicidad es absoluta.

Los personajes que desfilan ante nuestros ojos llenan la pantalla con matices de genialidad constante, con gracia y color, porque están llenos de vida . Desde la chica que trabajaba de tabacalera y acaba ascendiendo en la vida, pasando por el padre cubierto de deudas que solo quiere sacar a flote a su familia, la cuñada que cree en el amor platónico, el tío que adora el pescado...cualquiera se queda grabado en la memoria porque son todos entrañables, casi imposible no elegir uno.

Las situaciones descacharrantes se suceden por arte de magia y llenan la pantalla gracias a un magnífico guión que sabe hilvanarlas muy bien y a una manera de filmarlas tan sencilla y cálida.
Y así, entre anécdota y anécdota, Allen nos destella con su genio haciendo que queramos vivir en una época así.
8 de noviembre de 2013 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo disfruto del cine cuando algún director me regala una pieza maestra cómo este desenfrenado y divertido asesinato en Manhattan.

La película empieza con un ritmo endiablado, diálogos ágiles, divertidos y frescos, que no se distinguirían en absoluto de cualquier conversación cotidiana ( excelente la escena en la que el matrimonio que forman la excelente Diane Keaton y el neurótico Allen conocen a sus vecinos).

El guión de Allen va en progresión mezclando de forma perfecta comedia y suspense al ritmo de unas estupendas piezas de jazz sin ninguna decadencia en el tempo narrativo y actores disparando diálogos geniales (sobre todo los del estupendo Alan Alda y la enigmática Anjelica Huston).

Allen enlaza una escena perfecta tras otra y ofrece algunas que quedarán en mi memoria cinéfila pues mezcla perfectamente tensión, ritmo y gracia. Atención a la escena de Diane Keaton al ritmo de la excelente pieza Big noise from Winniteka síntesis perfecta de esta obra maestra.

Además, aún siendo una comedia gamberra y ligera, Allen nos regala sus habituales indagaciones sobre el amor y la pareja, sobre la llegada de la vejez (con algunos discursos verdaderamente descacharrantes y afilados) y sobre lo ligera que es la vida y lo bueno que es disfrutarla.

Pues eso, a disfrutarla ( la vida y la película) que se hace muy corta.
30 de octubre de 2013 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película de Martín Cuenca tenía todos los mimbres para haber sido una de las películas clave en la filmografía española: una buena historia, un actor de lujo ( de la Torre, magnífico), un marco estupendo ( esa solitaria cabaña de Granada y ese piso lúgubre), un personaje central más que interesante, una poderosa narración visual, una gran fotografía. Sin embargo, el resultado es gélido. No hay pasión, no logra transmitirme ni tensión ni miedo ni desasosiego. Nada.

Es una película que se limita a seguir al personaje principal pero sin ahondar en su psicología. Solamente se nos describe situación tras situación de manera muy puntillosa y recalcando mucho cada paso y movimiento de este caníbal. El único contrapunto interesante es la aparición de Nina que es verdadero eje al fin y al cabo de la película. Es en el único momento (exceptuando el inicio que es excelente y logra una gran tensión muy en la línea de los Coen) en que la película se vuelve un poco amenazante pues Olimpia Melinte logra transmitir algo que la película no logra: alma.

Es una pena, porque podría haber dado para un potente y retorcido estudio psicológico y haberse convertido en la Obra Maestra que no es.
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