Una de las cosas más soprendentes es que en una peli de monstruos Jackson nos tiene 67 minutos de reloj (que miré el contador) sin sacarnos al mono, ¡¡inconcebible!! que diría Vizzini. La pelicula recrea bien la época y el espíritu de las antiguas peliculas de aventuras. Los efectos especiales mezclan un buen Kong (ni la mitad de entrañable que el muñeco de hace 70 años) con cosas vergonzosas como la estampida de dinosaurios que es bastante penosa, en efectos y en todo lo demás. Aquí empieza el carrusel de escenas innecesariamente largas (aunque esta es innecesaria por completo). Luego tenemos la escena de los T-Rex, en la original Kong lucha con un dinosaurio y aquí le ponen a tres porque son tres guionistas y hacen que dure lo menos un cuarto de hora, llega un momento en el que claramente vas con los dinusaurios y deseas que se coman al mono, a la adorable Naomi, a Jackson y a....

La escena de los insectos es bastante desagradable y está lograda pero la resolución me pareció de chiste con la llegada del séptimo de caballería en el último segundo y el pobre Billy Elliot pegando tiros precisos con una Thomson. El rescate de la chica es ridículo (¡¡esos murciélagos!!) y tras la captura de Kong nos encontramos en Nueva York sin pasar por la casilla de salida ni cobrar los 20.000. ¿Qué en la antigua era así? Si, pero es que duraba la mitad.

En la gran manzana nos vuelven a obsequiar con una alargada persecución del mono a Adrien Brody y tras el paseo de los tortolitos por central park (lo mejor de la función) se vuelve a alargar el epílogo con una aburrida ascensión de Watts a la cima del Empire State para ver caer a Kong. Con lo que la caída en lugar de emocianarme me provocó cierto alivio.