Acabo de ver esta película y todavía estoy asimilando, lo que la misma ha querido contarme a mí como espectador. No es que quiera que me den la comida convenientemente triturada para mi mejor digestión, pero desearía que la comida estuviera acorde a las espectativas del restaurante (nada me molesta más que pagar mucho dinero y haberme quedado con hambre).
El condimento es bueno; me refiero a la ambientación, la fotografía, la luz, los planos artísticos y todo el entramado más técnico.
El servicio de cocina, de primera; desde el señor Mortensen (mira, a mí si me a gustado su acento "extranjero" le otorga un halo misterioso) hasta el siempre seguro Javier Cámara, pasando por la bellísima Ariadna Gil. Lástima de otorgar tan importante papel al poco creible Unax Ugalde y lástima de Blanca Portillo (no solo de parecidos razonables, vive el hombre).
Pero... me da la sensación de que el pescado ha quedado crudo en exceso (y eso que a mí con poquito cocinado me basta). Creo que es culpa del tempo de cocción y de la mezcla de temperaturas (ahora más grados... luego fuego lento).
No he leido los libros, ni tendría porqué haberlos leido (yo cocino de memoria) pero me hubiese gustado un menú más equilibrado, más acorde con estómagos tan delicados (nuestro cine español, nos ha producido tantas úlceras...) y algo más elaborado; por muy bonito que esté presentado el plato si la carne está sosa...
Ya saben, abogo por la dieta mediterranea; pero donde se ponga el lechazo de Burgos...