Toda persona que haya leído el libro Devoradores de Cadáveres, por cierto gran libro a mi parecer, sabe que ibn-Fadlan nunca aprendió la lengua que hablaban los nórdicos y necesitó a lo largo de toda la historia como interlocutor a Herger. Esto en el libro es más fácil, pero en la película no quisieron hacer de Antonio Banderas un intérprete que cada cosa que fuera a decir tuviera que ser traducida, y tuvieron que recurrir a lo más fácil, que aprendiera el idioma de oída. Esto, es verdad, es bastante falso y penoso, pero es perdonable si observamos la película en su conjunto. Y yo cuando lo miro así lo que veo es una de las mejores películas épicas que se han rodado últimamente. Desprende entretenimiento por todos los lados en cada escena. Además, vuelvo a decir, si quitamos la parte de aprender el idioma de oída, es una película muy fiel al libro en el que está basada.

La película resultará rentable para sus productores porque dinero en hacerla no se habrán gastado mucho. Aún estoy intentando recordar alguna escena que me haya producido la mas mínima tensíón. Más bien he entrado en la cuarta fase de un profundo sueño. Pero he aguantado esperando el subidón que no se ha producido en ningún momento de los 98 cansinos minutos que dura este bodrio. Ni el peor capítulo de Expediente X se le podría comparar.