Una comedia muy profunda, que muestra como decia Chris Marker que "el humor es la cortesia de la deseperanza".
Magistralmente interpretada por Ignatius Farray, que describe las absurdidades de la sociedad y de la existencia, con la soledad moderna en tela de fondo.
Indudablemente una obra maestra.

Vaya exceso de estereotipos, situaciones y personajes, diálogos expositivos a tope, maniqueísmo puritano americano… y terrible vestuario del maligno. Y casi me olvido de lo más alucinante: una banda sonora la mitad del tiempo nada acorde con lo que estás viendo.
Primero la doctora, que como por casualidad la molesta el maligno justo cuando ella se está haciendo su grabación video hablando de…. lo malo que es el maligno… y además, desde cuándo un cancer puede controlar a Endesa?!
No le pongo 0 porque gracias a la película he aprendido que la Seattle moderna se construyó sobre la antigua y que se puede visitar las antiguas calles subterráneas (!).
Pobre Pixies

Qué pena es malgastar tanto presupuesto, tiempo de rodaje, tanto material, tanta técnica (buena fotografía), tan buenos actores (R.Sancho y los otros) para acabar haciendo una película que ya hemos visto hasta la saciedad, y que solo da miedo por efecto “sorpresa” (juguetes que se disparan, sonido a tope...), en vez de instigar el miedo de manera mas insidiosa, construir el miedo, tomar el tiempo de hacerlo.