No es fácil hacer una película de este tipo, en el que todo el metraje transcurre en un único escenario, el interior del coche del protagonista. Las escenas resultan mónotonas y la actuación de Tom Hardy es lo único que consigue sostener la película, consiguiendo transmitir la sensaciónh de presión a la que esta sometido y representar el papel de un hombre íntegro y moral que no huye de los problemas.

Ahora bien, la parte del dilema moral resulta un poco forzada, concretamente, el hecho de que el día de la gran obra y el parto coincidan en el tiempo, vaya casualidad. Y también nos hacen creer que si él no está presente en el parto, eso ya le convierte en una persona como su miserable padre. Digo yo que si él hubiera ido al día siguiente a ver al neonato tampoco habría sido muy diferente la cosa.

A pesar de la buena actuación del protagonista y de una trama salvable, (si bien algo forzada para encajar su mensaje de "ser un hombre responsable y de bien"), el interminable tren de "llamadas tras llamadas" ahoga un poco el dinamismo y hace la película algo cansina y repetitiva.