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5,2
5.937
1
12 de junio de 2023
12 de junio de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absolutamente horrorosa de principio a fin.
Llamar "cine" a esta abominación debería acarrear penas de cárcel.
No sé en qué estarían pensando el guionista, el director, los actores, los cámaras, los tramoyistas, los nerds de los Fx y hasta los chicos de los recados, pero seguro que no era ni en Shakespeare ni en Cervantes. ¡Que horror! Nunca en mi vida había sentido tantos ataques de vergüenza ajena.
Es que vamos, ni 4 frases seguidas sin insultarse, ni una toma en condiciones de más de 10 segundos, ni un sólo duelo interpretativo, ni un solo hilo argumental que no sea de cachondeo. Como esto sea el futuro de ir al cine, agarraos los machos!
Entre esto, y pasarse la mañana viendo un desguace de coches con los canis peleándose por manejar la grúa, creo que no hay mucha diferencia.
Al menos le podían haber puesto dos rombos para que no la vean los niños. xD.
Llamar "cine" a esta abominación debería acarrear penas de cárcel.
No sé en qué estarían pensando el guionista, el director, los actores, los cámaras, los tramoyistas, los nerds de los Fx y hasta los chicos de los recados, pero seguro que no era ni en Shakespeare ni en Cervantes. ¡Que horror! Nunca en mi vida había sentido tantos ataques de vergüenza ajena.
Es que vamos, ni 4 frases seguidas sin insultarse, ni una toma en condiciones de más de 10 segundos, ni un sólo duelo interpretativo, ni un solo hilo argumental que no sea de cachondeo. Como esto sea el futuro de ir al cine, agarraos los machos!
Entre esto, y pasarse la mañana viendo un desguace de coches con los canis peleándose por manejar la grúa, creo que no hay mucha diferencia.
Al menos le podían haber puesto dos rombos para que no la vean los niños. xD.

7,3
36.929
10
3 de junio de 2021
3 de junio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienzan los títulos de crédito, aparece Amor a Quemarropa y por el insulso título ya piensas que va a ser un insípido blockbuster de tres al cuarto lleno de tiros y explosiones. De repente aparece en la pantalla "Written by Quentin Tarantino" y empiezas a prestar más atención, "¿cómo? ¿escrita por Tarantino? Jamás había oído hablar de ella". La terminas viendo entera y casi que es imposible no derramar una lagrimilla.
Nos encontramos con una pequeña joya maldita del celuloide, un filme injustamente condenado al ostracismo y que aún hoy pone los pelos como escarpias.
True Romance (Amor a Quemarropa en español) fue un guión original que Tarantino, escrito al inicio de su carrera, vendido por no poder rodarlo en condiciones, y que acabaría dirigiendo Tony Scott, hermanísimo de Ridley, famosos ambos por sus mega-taquillazos.
La trama nos sumerge en una persecución, inicialmente a dos bandas, más tarde a tres, de dos ingenuos recién casados (Christian Slater y Patricia Arquette) con un alijo de droga y muchas ilusiones, rodada con grandes dosis de humor y drama, y sumergida en el universo tarantiniano de personajes fatales, diálogos en plan más difícil todavía y situaciones extremas.
El guion en sí se puede pensar como semi-autobiográfico, mostrando a un Christian Slater que era un vivo reflejo de la vida de Tarantino cuando era un mindundis en los 80, un tipo solitario trabajando en una tienda de VHS y comics, cuyo máximo aliciente vital era ver películas, escuchar a Elvis, vivir rápido y buscar polvos de una noche.
Tony Scott, por el cual Tarantino al principio no daba un duro, fue el encargado de llevar el guion a la gran pantalla. Contra todo pronóstico, realizó un fabuloso trabajo de dirección, consiguiendo captar toda la esencia tarantiniana, pero al mismo tiempo dotándola de un toque muy personal y noventero, que le imprimió un atractivo carácter a la puesta en escena.
Gran conocedor del lenguaje cinematográfico, es tremendo como Scott sabe saltar del romance a la road movie, del humor ácido a la acción extrema, en cuestión de segundos, intercalando planos de tramas paralelas con gran maestría, dejando omnipresentes los icónicos leit-motivs de los años 50 durante todo el metraje, y añadiendo una extraordinaria banda sonora de fondo, creada por Hans Zimmer, habitual de los hermanos Scott. El propio Tarantino alabó la cinta, poniendo como única pega las posiciones de las cámaras en ciertas escenas de acción, "yo las habría puesto más al fondo", decía. Polémicas aparte, salió de post-producción una película redonda en todos los sentidos, destinada a ser de culto desde su mismo estreno.
Contrariamente a la moda de aquellos años de llenar minutos y más minutos de muertos gratuitos, el maestro Scott jugó la gran baza de darle mayor relevancia al juego del ratón y el gato, mientras acotaba y dosificaba la violencia a momentos muy concretos de fatalismo, saltando de forma explosiva tras unas secuencias de incómoda tensión que hacen moverte del asiento. De esta forma, recuperaba también la mejor tradición del cine de suspense, más centrado en la vueltas de tuerca de la trama y en los diálogos desafiantes cargados de ironía e ingenuidad.
Muy acertado también el enorme elenco de secundarios de lujo, destacando un inolvidable duelo interpretativo entre Christopher Walken y Dennis Hopper que sin duda ya ha pasado a la Historia del Cine. En el fondo, es como si unos cuantos amigos de Hollywood se hubieran reunido y hubieran decidido hacer una buena peli de suspense y acción en plan colegas; en cierto sentido, algo de homenaje a la industria del cine, y a toda la gente detrás que la hace posible, sí que se ve.
Respecto a los actores principales, Christian Slater y Patricia Arquette, dos estrellas fugaces de los 90, hacen un papel soberbio, mostrando registros inesperados y giros repentinos que sorprenden al espectador. Quizás True Romance sea un símil de sus carreras: vive rápido, muere joven y con una cara bonita, básicamente lo que les sucedió a ellos, hoy en día casi nadie los recuerda y consiguen un papel de uvas a peras.
Casi 30 años después de su estreno, True Romance ha quedado pues como toda una masterclass del mejor thriller moderno, poderoso visualmente, atractivo dramáticamente, con gran fuerza interpretativa y una atmósfera extrañamente tensa. La calificación de película maldita ayuda aún más si cabe a magnificar su leyenda.
Nos encontramos con una pequeña joya maldita del celuloide, un filme injustamente condenado al ostracismo y que aún hoy pone los pelos como escarpias.
True Romance (Amor a Quemarropa en español) fue un guión original que Tarantino, escrito al inicio de su carrera, vendido por no poder rodarlo en condiciones, y que acabaría dirigiendo Tony Scott, hermanísimo de Ridley, famosos ambos por sus mega-taquillazos.
La trama nos sumerge en una persecución, inicialmente a dos bandas, más tarde a tres, de dos ingenuos recién casados (Christian Slater y Patricia Arquette) con un alijo de droga y muchas ilusiones, rodada con grandes dosis de humor y drama, y sumergida en el universo tarantiniano de personajes fatales, diálogos en plan más difícil todavía y situaciones extremas.
El guion en sí se puede pensar como semi-autobiográfico, mostrando a un Christian Slater que era un vivo reflejo de la vida de Tarantino cuando era un mindundis en los 80, un tipo solitario trabajando en una tienda de VHS y comics, cuyo máximo aliciente vital era ver películas, escuchar a Elvis, vivir rápido y buscar polvos de una noche.
Tony Scott, por el cual Tarantino al principio no daba un duro, fue el encargado de llevar el guion a la gran pantalla. Contra todo pronóstico, realizó un fabuloso trabajo de dirección, consiguiendo captar toda la esencia tarantiniana, pero al mismo tiempo dotándola de un toque muy personal y noventero, que le imprimió un atractivo carácter a la puesta en escena.
Gran conocedor del lenguaje cinematográfico, es tremendo como Scott sabe saltar del romance a la road movie, del humor ácido a la acción extrema, en cuestión de segundos, intercalando planos de tramas paralelas con gran maestría, dejando omnipresentes los icónicos leit-motivs de los años 50 durante todo el metraje, y añadiendo una extraordinaria banda sonora de fondo, creada por Hans Zimmer, habitual de los hermanos Scott. El propio Tarantino alabó la cinta, poniendo como única pega las posiciones de las cámaras en ciertas escenas de acción, "yo las habría puesto más al fondo", decía. Polémicas aparte, salió de post-producción una película redonda en todos los sentidos, destinada a ser de culto desde su mismo estreno.
Contrariamente a la moda de aquellos años de llenar minutos y más minutos de muertos gratuitos, el maestro Scott jugó la gran baza de darle mayor relevancia al juego del ratón y el gato, mientras acotaba y dosificaba la violencia a momentos muy concretos de fatalismo, saltando de forma explosiva tras unas secuencias de incómoda tensión que hacen moverte del asiento. De esta forma, recuperaba también la mejor tradición del cine de suspense, más centrado en la vueltas de tuerca de la trama y en los diálogos desafiantes cargados de ironía e ingenuidad.
Muy acertado también el enorme elenco de secundarios de lujo, destacando un inolvidable duelo interpretativo entre Christopher Walken y Dennis Hopper que sin duda ya ha pasado a la Historia del Cine. En el fondo, es como si unos cuantos amigos de Hollywood se hubieran reunido y hubieran decidido hacer una buena peli de suspense y acción en plan colegas; en cierto sentido, algo de homenaje a la industria del cine, y a toda la gente detrás que la hace posible, sí que se ve.
Respecto a los actores principales, Christian Slater y Patricia Arquette, dos estrellas fugaces de los 90, hacen un papel soberbio, mostrando registros inesperados y giros repentinos que sorprenden al espectador. Quizás True Romance sea un símil de sus carreras: vive rápido, muere joven y con una cara bonita, básicamente lo que les sucedió a ellos, hoy en día casi nadie los recuerda y consiguen un papel de uvas a peras.
Casi 30 años después de su estreno, True Romance ha quedado pues como toda una masterclass del mejor thriller moderno, poderoso visualmente, atractivo dramáticamente, con gran fuerza interpretativa y una atmósfera extrañamente tensa. La calificación de película maldita ayuda aún más si cabe a magnificar su leyenda.
10
7 de noviembre de 2020
7 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremenda película, me ha fascinado de principio a fin. Ideal para amantes del cine político e histórico.
El discreto Uli Bedel firmó un impecable filme sobre terrorismo en el que consiguió jugar muy bien con la ambigüedad política e histórica, mostrando de paso un neorrealista retrato de la polarizada sociedad alemana de los 60/70.
El director tampoco enseña todas sus cartas para llegar a más público y no levantar ampollas con una temática tan reciente en su país de origen, aunque en el fondo deja entrever una cierta crítica a la guerra sucia de los gobiernos contra indignados molestos.
El discreto Uli Bedel firmó un impecable filme sobre terrorismo en el que consiguió jugar muy bien con la ambigüedad política e histórica, mostrando de paso un neorrealista retrato de la polarizada sociedad alemana de los 60/70.
El director tampoco enseña todas sus cartas para llegar a más público y no levantar ampollas con una temática tan reciente en su país de origen, aunque en el fondo deja entrever una cierta crítica a la guerra sucia de los gobiernos contra indignados molestos.

7,3
41.234
3
12 de septiembre de 2019
12 de septiembre de 2019
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los productores de la saga Avengers han pinchado en hueso, y lo saben. Mantuvieron bien el tipo, y con Infinity War, consiguieron que incluso a los gafapastas cuarentones les gustasen los superhéroes. Parecía que por fin este género iba a ser respetado y admirado...pero con la cuarta entrega (Endgame) han metido la pata hasta el fondo.
Al final Kevin Faige ha superado la taquilla de Avatar, de su archienemigo James Cameron, eso sí con mucho hype y un polémico reestreno de por medio. Más no obstante ni por casualidad consigue la calidad narrativa del canadiense, que a todas luces juega en otra liga.
Pero vamos a la película en sí...la otrora épica y divertida tercera parte Infinity War, que prometía un fin de saga de gran altura y nos dejó pegados a las butacas del cine, se ha visto empañada por Endgame, un despropósito de telefilme (por llamarlo de alguna forma), una absurda sucesión de situaciones idiotas, chistes flojos y puesta en escena bastante chapucera, aunque eso sí ha costado un ojo de la cara.
La sensación de vergüenza ajena es inevitable en todo el metraje; algo así como volver a los casposos tiempos del Superman de Richard Donner, que parecían ya superados desde el Batman de Tim Burton (o eso decían). No he podido contar la cantidad de veces que me quedaba dormido, pero deben haber sido bastantes, aunque parece que no me perdí mucho, porque prácticamente los últimos 90 minutos son idénticos.
En fin, mi veredicto: peli de consumo rápido, para que toda la familia con los peques vaya a gastarse el dinero, y poco más. Su éxito ha radicado más en el efecto arrastre que otra cosa.
Kevin Faige y su Marvel tendrán que reflexionar seriamente sobre la próxima saga que van a preparar, porque James Cameron sigue ultimando la segunda parte de Avatar, que se parecerá más a El Padrino, y en DC han apostado fuerte por la cinematografía de calidad con Joker (Leon de Oro en Venecia). ¿Seguirán haciendo pelis familiares con argumentos idiotas y personajes en mallas?
Al final Kevin Faige ha superado la taquilla de Avatar, de su archienemigo James Cameron, eso sí con mucho hype y un polémico reestreno de por medio. Más no obstante ni por casualidad consigue la calidad narrativa del canadiense, que a todas luces juega en otra liga.
Pero vamos a la película en sí...la otrora épica y divertida tercera parte Infinity War, que prometía un fin de saga de gran altura y nos dejó pegados a las butacas del cine, se ha visto empañada por Endgame, un despropósito de telefilme (por llamarlo de alguna forma), una absurda sucesión de situaciones idiotas, chistes flojos y puesta en escena bastante chapucera, aunque eso sí ha costado un ojo de la cara.
La sensación de vergüenza ajena es inevitable en todo el metraje; algo así como volver a los casposos tiempos del Superman de Richard Donner, que parecían ya superados desde el Batman de Tim Burton (o eso decían). No he podido contar la cantidad de veces que me quedaba dormido, pero deben haber sido bastantes, aunque parece que no me perdí mucho, porque prácticamente los últimos 90 minutos son idénticos.
En fin, mi veredicto: peli de consumo rápido, para que toda la familia con los peques vaya a gastarse el dinero, y poco más. Su éxito ha radicado más en el efecto arrastre que otra cosa.
Kevin Faige y su Marvel tendrán que reflexionar seriamente sobre la próxima saga que van a preparar, porque James Cameron sigue ultimando la segunda parte de Avatar, que se parecerá más a El Padrino, y en DC han apostado fuerte por la cinematografía de calidad con Joker (Leon de Oro en Venecia). ¿Seguirán haciendo pelis familiares con argumentos idiotas y personajes en mallas?
9
11 de julio de 2024
11 de julio de 2024
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Refrescante y sumamente original, así calificaría a Furiosa, la última de la saga Mad Max. George Miller nos zambulle de nuevo en su particular universo post-apocalíptico para ofrecernos una sangrienta historia de venganza muy bien narrada, tanto visual como interpretativamente, con multitud de detalles y flecos a los que prestar atención.
Es de agradecer que Miller haya conservado la libertad creativa de la saga durante más de 4 décadas, pues esto le ha permitido incidir más todavía en el tono grotesco y cínico de sus guiones, completamente ajeno a modas y cine-fórmulas de todo tipo y pelaje.
Los aciertos de esta película pasan por combinar numerosas puestas de escena, desde partisanas guerrilleras hasta atracos a vehículos blindados, desde cine de moteros hasta western. Y entre todos ellos, el yermo como hilo conductor, con unos encuadres irrepetibles (la magia del CGI también ayuda, claro), que resaltan la soledad y peligro del desierto, homenajeando en cierta medida a filmes clásicos de aventuras como Lawrence de Arabia o El Vuelo del Fénix.
Pero el plato fuerte es el duelo interpretativo Anya Taylor-Chris Hemsworth, muy logrado y sumamente efectivo. La rudeza y seriedad de Furiosa contrasta con el cinismo y sarcasmo de Dementus en una combinación única; a Hemsworth le viene como anillo al dedo y se mueve como pez en el agua en este tipo de papeles, pero Anya lo borda, expresando como pocas veces se hace el deseo de venganza; no habla, no ríe, se viste como un chico y disimula si hace falta, todo con un objetivo secreto guardado en el fondo de su alma, llegando al extremo de raparse su preciosa cabellera; entre ambos se palpa una tensión sexual no resuelta que termina a hostia limpia, como en un buen western.
El rico universo de personajes secundarios, una seña de identidad de las películas de la saga, no se queda cojo, y es importante prestarles atención, puesto que todos están muy bien construidos y tienen su importancia en la trama. Como subproductos de un no-futuro post-nuclear, algunos son divertidos, otros agresivos, otros pasivos, la mayoría desequilibrados y los hay incluso con ramalazos pedófilos o caníbales; sea como sea, todos son conscientes de que sólo les queda sufrir en el yermo y sólo en la otra vida les podrán juzgar.
Los detractores de este filme, que no son pocos, alegan cosas muy variopintas, desde que faltan persecuciones hasta que faltan o incluso sobran personas racializadas (cada loco con su tema), pero la idea de Miller no era ni lo uno ni lo otro sino mostrar el camino de la venganza. Los momentos de intimidad de Furiosa, en los que puede reflexionar sobre otras cosas aparte de la supervivencia o la huida sin más, suponen un punto clave del guión que lo acerca al cine de autor, pero que muchos no han podido o no han sabido apreciar.
Podían haber hecho una peli llena de coches y motos persiguiéndose durante 150 minutos, pero no tendría gracia (o yo al menos no se la vería).
O podrían haber hecho una peli donde unas mujeres se cargan a unos machirulos en moto y fundan una república feminista del yermo. Pero se trataría de otra película woke aburrida del montón, una más de tantas.
La propuesta final quizás no sea del agrado de todas las audiencias, puesto que no hay buenos ni malos, todos son unos cabrones despiadados, incluso la Furiosa. En ocasiones se abusa del CGI. Y además la violencia y el gore son ciertamente explícitos, no aptos para familias que quieren pasar el sábado en el cine. Pero en su descargo hay que reconocer que funciona muy bien, la trama avanza sin atropellarse, y el principio y el final son oro puro.
George Miller en estado puro, uno de los pocos cineastas que se permite el lujo de seguir haciendo lo que quiere y cómo quiere.
Es de agradecer que Miller haya conservado la libertad creativa de la saga durante más de 4 décadas, pues esto le ha permitido incidir más todavía en el tono grotesco y cínico de sus guiones, completamente ajeno a modas y cine-fórmulas de todo tipo y pelaje.
Los aciertos de esta película pasan por combinar numerosas puestas de escena, desde partisanas guerrilleras hasta atracos a vehículos blindados, desde cine de moteros hasta western. Y entre todos ellos, el yermo como hilo conductor, con unos encuadres irrepetibles (la magia del CGI también ayuda, claro), que resaltan la soledad y peligro del desierto, homenajeando en cierta medida a filmes clásicos de aventuras como Lawrence de Arabia o El Vuelo del Fénix.
Pero el plato fuerte es el duelo interpretativo Anya Taylor-Chris Hemsworth, muy logrado y sumamente efectivo. La rudeza y seriedad de Furiosa contrasta con el cinismo y sarcasmo de Dementus en una combinación única; a Hemsworth le viene como anillo al dedo y se mueve como pez en el agua en este tipo de papeles, pero Anya lo borda, expresando como pocas veces se hace el deseo de venganza; no habla, no ríe, se viste como un chico y disimula si hace falta, todo con un objetivo secreto guardado en el fondo de su alma, llegando al extremo de raparse su preciosa cabellera; entre ambos se palpa una tensión sexual no resuelta que termina a hostia limpia, como en un buen western.
El rico universo de personajes secundarios, una seña de identidad de las películas de la saga, no se queda cojo, y es importante prestarles atención, puesto que todos están muy bien construidos y tienen su importancia en la trama. Como subproductos de un no-futuro post-nuclear, algunos son divertidos, otros agresivos, otros pasivos, la mayoría desequilibrados y los hay incluso con ramalazos pedófilos o caníbales; sea como sea, todos son conscientes de que sólo les queda sufrir en el yermo y sólo en la otra vida les podrán juzgar.
Los detractores de este filme, que no son pocos, alegan cosas muy variopintas, desde que faltan persecuciones hasta que faltan o incluso sobran personas racializadas (cada loco con su tema), pero la idea de Miller no era ni lo uno ni lo otro sino mostrar el camino de la venganza. Los momentos de intimidad de Furiosa, en los que puede reflexionar sobre otras cosas aparte de la supervivencia o la huida sin más, suponen un punto clave del guión que lo acerca al cine de autor, pero que muchos no han podido o no han sabido apreciar.
Podían haber hecho una peli llena de coches y motos persiguiéndose durante 150 minutos, pero no tendría gracia (o yo al menos no se la vería).
O podrían haber hecho una peli donde unas mujeres se cargan a unos machirulos en moto y fundan una república feminista del yermo. Pero se trataría de otra película woke aburrida del montón, una más de tantas.
La propuesta final quizás no sea del agrado de todas las audiencias, puesto que no hay buenos ni malos, todos son unos cabrones despiadados, incluso la Furiosa. En ocasiones se abusa del CGI. Y además la violencia y el gore son ciertamente explícitos, no aptos para familias que quieren pasar el sábado en el cine. Pero en su descargo hay que reconocer que funciona muy bien, la trama avanza sin atropellarse, y el principio y el final son oro puro.
George Miller en estado puro, uno de los pocos cineastas que se permite el lujo de seguir haciendo lo que quiere y cómo quiere.
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