Una apasionante mirada al Japón del siglo XVI, y al carácter del campesinado que parece ser igual en todo el mundo y en todos los tiempos. Una crítica social profunda con la que Kurosawa enciende la llama del esplendor del cine nipón. Uno de los valores trascendentes de esta película está dado por la ausencia de la "batalla final", golpe de audacia del director que demuestra su gran capacidad expresiva. Magistral.