La película plantea una reflexión sobre un mundo laboral absurdo, donde lo prioritario es medrar como fin en si mismo más alla de cualquier proyecto o actividad. Esto provoca una ansiedad en el ejecutivo protagonista que empieza a sufrir de una forma confusa y extraña esta falta de conexión con la realidad que implican los balances y las cifras sesgadas.
No se puede dejar de correr, lo que en principio era voluntario se acaba conviertiendo en un sentimiento de abandono a una corriente crecida de ambición y mentira que es muy dificil abandonar.
Hay confusión y cabos sueltos pero quizá esto simbolize la propia situación del protagista.

La película tiene un comienzo prometedor, parece que nos vamos a sumergir en una especie de poesía audiovisual y es cierto que tiene bastante de esto, fotografía y música bien compenetradas. Pero al mismo tiempo hay una falta de fuerza narrativa. Intentamos agarrarnos a la visión del protagonista que en un principio puede parecer honesta en su forma de renunciar a la solemnidad intelectual, invitando a sus amigos a no tomarse en serio nada, poniendo en cuestión ciertas poses del artista impostor "que no tiene que explicar nada porque el arte no se explica". Entonces albergo la esperanza de que el argumento quiere dirigirse a una forma de belleza no forzada, natural, clásica, sensibilidad más que "concepto". Porque si parece haber una crítica a ese arte conceptual que es más una pose vanguardista que otra cosa. Sin embargo según avanza la película me siento descolocado con situaciones incomprensibles (ver spoiler) que solo hacen meter el dedo en la llaga del nihilismo y el absurdo.

Argumento relativamente sencillo pero interesante y emotivo. Habla de la injusticia, el amor, el orgullo, la mentira, el destino. Temas universales muy bien transmitidos en el escenario de Andalucía.

Me parece que no llega al nivel de la caja 507. Se hace dificil comprender la trama de corrupción que al final acabas asumiendo de una forma un poco genérica: los malos y alguna complicidad de la policía han sacado de quicio a Santos Trinidad. Al final todo se concentra en esa figura del policía cuya vida personal está destrozada por no haber sabido mirar hacia otro lado y que acaba tomandose la justicia por su mano. Interpretación impresionante.

Walter se lanza a una aventura un tanto disparatada y divertida en escenarios de bella naturaleza y con un toque poético. Es fácil dejarse seducir por esta historia de cierta búsqueda y transformación. Pero sin un ápice de solemnidad. Buena música y colores bellos. Tiene puntos débiles, tópicos un pelín dulzones, pero también está bien montada la trama. Yo he disfrutado viéndola.