Shame es amargura y patetismo, un cocktail de emociones salvajes y oscuras. Las más bajas pasiones del ser humano se proyectan sin remilgos durante las casi dos horas de duración de un filme, que no duda en trasmitir la soledad del personaje central en la inmensidad de la gris Nueva York. Arrebatadoramente visual, magnética, con unos planos magistrales, no quedan atras las profundas interpretaciones de sus protagonistas, en cierta forma minusvaloradas por una crítica que no ha sabido valorar más allá de la crudeza y bestialidad en cierta forma de la historia. Michael Fassbender es un titán. Muchas incluso podrían encontrar un doble sentido en esta frase, que desde luego, no puedo negar.

Maravillosamente visual,"Drive" es puro magnetismo, planos dignos del mismísimo Joe Wright y una banda sonora perfectamente escogida con un reparto magistral. Ryan Gosling se consagra -con un papel que dice poco, pero expresa mucho- como uno de los mejores actores de una generación plagada de portentos y la silenciosa Carey Mulligan, no deja de estar a su altura. Menos si es más. La historia de cuento de hadas de la que habla Gosling en sus entrevistas, es real.

Cayendo en la mayor parte de tópicos de toda historia-comedia de amor que se precie, lo mejor de la película no es el argumento central alrededor del cuál gira el filme, sino el personaje interpretado por Melissa McCarthy, el más carismático de la película por excelencia, y que en teoría ha valido a la actriz la posibilidad de ser seleccionada como la actriz principal de la secuela de la película. ¿Lo demás? clichés y prototipos varios y una escena magistral de cuarto de baño. Se salva porque sale Chris O'Down, en un papel tan adorable como el propio actor, gracias al cual ya la puntuación alcanza el notable.

No llegando a la absurdez de anteriores entregas, el guión -doblado- es una auténtica pesadilla, las escenas grotescas, los pelucones inverosímiles y no merecen la pena sino los títulos de crédito acordes a la estética de los libros. Eso o ir a disfrutar en exclusiva, sin más expectativas, de los espectaculares abdominales de Jacob.