Un buen ser humano que no consigue adaptarse e integrarse en la sociedad que le rodea. Tiene la oportunidad de ser feliz al conocer a Betsy pero el fracaso en el intento y el desencanto que le provoca va minando cada vez más sus valores. Aún en esas condiciones, ya trastornado, trata de hacer prevalecer el bien mediante acciones violentas que, a su parecer, mejorarán el mundo que le rodea. La atmósfera solitaria, el llevar al límite de lo soportable el paso de los días idénticos provoca que la sociedad primero se cierre ante un ser humano bueno y luego ese mismo ser se encierre en sí mismo hasta el punto de la locura que le lleva a planear hasta dos actos liberadores que, de alguna manera, justifiquen su paso por el mundo. Quizás podría pasarnos a cualquiera sino nos pudiéramos refugiar en la familia, el amor, la amistad o en alguna pasión cultural como, por ejemplo, el fútbol, la literatura o el cine. Por ello deberíamos apreciar nuestros refugios que nos alejan de la locura que padece el protagonista.

¿Soy yo o Robert De Niro en Taxi Driver tiene un parecido razonable con Messi?

Una película que con una banda sonora envolvente desde la primera nota, con una voz en off que conduce la historia a la perfección, un De Niro en estado de gracia que es capaz de transmitir con las miradas, con las tímidas o sarcásticas sonrisas toda la amalgama de sentimientos por los que va transitando el protagonista, planos cenitales innovadores y una acumulación de elementos que explotan al final del film con una secuencia que escenifica la palabra catarsis a la perfección.