Nominada dos veces a los premios de la Academia, 21 gramos no es un film convencional, de los que estamos acostumbrados a ver. La película nos lleva a un mundo marcado por las desgracias personales y el afán de salir adelante de situaciones adversas.

Con este planteamiento, podríamos esperarnos el típico telefilm de sobremesa donde la protagonista sufre su particular calvario para terminar en un apogeo de felicidad y esperanza. Por contra, el guión de Guillermo Arriaga va mas allá de los tópicos y nos ofrece una historia, que en un principio parece estar desestructurada, pero que va encajando sus piezas poco a poco como si de un rompecabezas se tratase.

Alejandro González Iñárritu tiene el virtuosismo de convertir el guión en pura estética audiovisual, con un peculiar planteamiento de la obra y exprimiendo al máximo las actuaciones de nombres tan reconocidos como Naomi Watts o Benicio del Toro. La obra consigue cautivar al espectador desde un principio y sabe jugar con valores como el odio y la venganza en un baile de secuencias que terminan orquestando una auténtica sinfonía a tres voces.

Y es que parte del mérito de la obra reside en las actuaciones de los tres personajes centrales, que valió las nominaciones a mejor actriz y mejor actor secundario. Para empezar un Sean Penn en su línea, ofreciéndonos una vez más una de esas interpretaciones a las que ya nos tiene acostumbrados y sobre los que se asienta gran parte del peso del film.

Pero si hay que destacar un nombre, ese es el de Naomi Watts. Impresionante su actuación en este drama, en el que dota a su personaje de una fuerza y naturalidad que le hizo merecedora de la nominación recibida a los premios de la Academia. El rol que se le presentaba era complicado, ya que podía caer en los defectos de la exageración y la sobreactuación. Defectos que brillan por su ausencia y que hacen que la actuación de Watts pueda tomarse como referente para este tipo de personajes.

El otro nomindao por su intervención en este film fue Benicio Del Toro. Su papel, algo mas secundario que los dos anteriores, tiene la marca propia del actor. Al muy recurrido rol de exconvicto Benicio da su propio enfoque, transmitiendo la inseguridad y los temores del personaje al que interpreta.

El argentino Gutavo Santaolalla es el encargado de ponerle melodía a esta melancólica obra. Para ello nos ofrecena partitura donde se introducen elementos de cuerda que enfatizan la sensación de caos por la que va transcurriendo la vida de los personajes.

Rodrigo Prieto pone fotografía a una de las películas mas sorprendentes del pasado 2003, en una obra que se asienta totalmente en las fantásticas interpretaciones de Watts, Del Toro y Penn.