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6,9
9.628
9
8 de noviembre de 2021
8 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una ascensión hacia lo hermoso, lo escondido, los miedos y cosquillas de la infancia que comienza a despertar hacia una pubertad sin marcha atrás.
Esa época en la que aprendes a tus expensas; que avanzas en el camino de la vida sin brújula; o mejor dicho, con las brújulas ajenas; con las verdades y mentiras del otro; de los otros. Y hay que avanzar. No siempre sin saber que el semáforo está en verde ni por qué estaba en rojo.
Mil veces tendríamos que ver películas así; sin tapujos, o con los suficientes para comprender los tapujos de una época que nos ha tocado vivir a todos; a unos en este época como a mí, a otros en otras épocas pero seguramente con los mismos tabúes o los mismos temores desplazados a la época de cada cual.
El pequeño actor principal está para comérselo de lo bien que interpreta. Ese abismo que hay en la interpretación dentro de la interpretación de una especie de fábula en el marco escolar está muy bien escogida. Los dos personajes de las tías de Pamplona son dos joyas de autenticidad. Las dos; tanto la estrecha como la tirada p'alante; un poco achispada pero viva todavía.
El lenguaje está bien escogido. Se habla como se hablaba en aquella época en blanco y negro. Con mucho negro.
Mi único bemol son ciertas elipses en lo ocurrido entre los niños en la escuela.
Viva el cine de esta calidad.
Esa época en la que aprendes a tus expensas; que avanzas en el camino de la vida sin brújula; o mejor dicho, con las brújulas ajenas; con las verdades y mentiras del otro; de los otros. Y hay que avanzar. No siempre sin saber que el semáforo está en verde ni por qué estaba en rojo.
Mil veces tendríamos que ver películas así; sin tapujos, o con los suficientes para comprender los tapujos de una época que nos ha tocado vivir a todos; a unos en este época como a mí, a otros en otras épocas pero seguramente con los mismos tabúes o los mismos temores desplazados a la época de cada cual.
El pequeño actor principal está para comérselo de lo bien que interpreta. Ese abismo que hay en la interpretación dentro de la interpretación de una especie de fábula en el marco escolar está muy bien escogida. Los dos personajes de las tías de Pamplona son dos joyas de autenticidad. Las dos; tanto la estrecha como la tirada p'alante; un poco achispada pero viva todavía.
El lenguaje está bien escogido. Se habla como se hablaba en aquella época en blanco y negro. Con mucho negro.
Mi único bemol son ciertas elipses en lo ocurrido entre los niños en la escuela.
Viva el cine de esta calidad.

4,6
3.487
2
27 de abril de 2022
27 de abril de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie de situaciones sin nexo lógico y sin gracia.
Esta pareja de "cómicos" ni siquiera se parecen a un Mortadelo y Filemón del mundo del cine. Es puro "quiero y no puedo", o mejor ".. no sé si puedo".
Si la has grabado la ves dándole a la techa de "avance rápido" y ni siquiera te paras cuando la chica está en la ducha.
No sé cómo hay productores que pierden el dinero haciendo este tipo de cine.
Ni siquiera para una tarde de siesta veraniega. Nada.
Basura cinematográfica.
Pena de pérdida de tiempo.
Esta pareja de "cómicos" ni siquiera se parecen a un Mortadelo y Filemón del mundo del cine. Es puro "quiero y no puedo", o mejor ".. no sé si puedo".
Si la has grabado la ves dándole a la techa de "avance rápido" y ni siquiera te paras cuando la chica está en la ducha.
No sé cómo hay productores que pierden el dinero haciendo este tipo de cine.
Ni siquiera para una tarde de siesta veraniega. Nada.
Basura cinematográfica.
Pena de pérdida de tiempo.

6,0
2.609
3
25 de agosto de 2022
25 de agosto de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena haber dedicado tanta magnífica ambientación, bien dibujada, bien realizada, para hacer una película sin historia, sin argumento, sin sustancia.
El elenco parece la lista de los reyes godos. Están todos los actores conocidos de la época. ¡Hala, hala! Por dinero, que no se diga…
Pero que actúan dos o tres minutos cada uno. No falta nadie; lo que falta es una historia, un argumento, un hilo rojo que lo hilvane todo y que no sea la simple excusa de haber hecho una peli ambientada en los años negros del franquismo (pero en las capas sociales que sufrían menos).
Y, cada loco con su tema. Los pocos personajes que vuelven delante de la cámara, siguen a su bola, en lo que estaban. Y nada de nexo plausible con las otras (raras) secuencias que volvían. El del banco, en el banco; la del metro, en el metro; la mecanógrafa, ante su cacharro; el del murciélago, bailando el murciélago; los porteños, a su lunfardo, el del carburador, en su taller. Y… ¿por qué seguir?
¿Para qué perder el tiempo entonces en verla? Pues sí. Para en ambiente. Para ver cómo eran los bancos de la época (demasiado limpitos y recién pintaditos esos decorados…), cómo era un taller mecánico (éste es el más limpio; o sea: pura farándula), y sobre todo, cómo lo pasaban los señoritos en la tertulia del Casino Municipal con sus partiditas y sus conversaciones sin intríngulis.
A veces pierdes la calma y le das al “avance rápido” si la ves grabada. Y, claro, no pierdes el hilo porque no lo hay.
Y, ¿por qué la ves? Porque sabes que estuvo seleccionada nada más y nada menos que a los Premios Óscar. Casi na…
¡Ah! Y, una advertencia: son dos horas de mosaico color sepia, deshilachado.
El elenco parece la lista de los reyes godos. Están todos los actores conocidos de la época. ¡Hala, hala! Por dinero, que no se diga…
Pero que actúan dos o tres minutos cada uno. No falta nadie; lo que falta es una historia, un argumento, un hilo rojo que lo hilvane todo y que no sea la simple excusa de haber hecho una peli ambientada en los años negros del franquismo (pero en las capas sociales que sufrían menos).
Y, cada loco con su tema. Los pocos personajes que vuelven delante de la cámara, siguen a su bola, en lo que estaban. Y nada de nexo plausible con las otras (raras) secuencias que volvían. El del banco, en el banco; la del metro, en el metro; la mecanógrafa, ante su cacharro; el del murciélago, bailando el murciélago; los porteños, a su lunfardo, el del carburador, en su taller. Y… ¿por qué seguir?
¿Para qué perder el tiempo entonces en verla? Pues sí. Para en ambiente. Para ver cómo eran los bancos de la época (demasiado limpitos y recién pintaditos esos decorados…), cómo era un taller mecánico (éste es el más limpio; o sea: pura farándula), y sobre todo, cómo lo pasaban los señoritos en la tertulia del Casino Municipal con sus partiditas y sus conversaciones sin intríngulis.
A veces pierdes la calma y le das al “avance rápido” si la ves grabada. Y, claro, no pierdes el hilo porque no lo hay.
Y, ¿por qué la ves? Porque sabes que estuvo seleccionada nada más y nada menos que a los Premios Óscar. Casi na…
¡Ah! Y, una advertencia: son dos horas de mosaico color sepia, deshilachado.
1
9 de octubre de 2024
9 de octubre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
No es una película. Es un falso reportaje sobre no sé qué, no sé dónde y no sé cuándo. Nada se vincula a una posible realidad ni a un relato que se pueda entender. Todo es postureo y forma de no contar una historia.
Nunca he visto una "película" que se aleje tanto de lo que se le pide a una película: una historia con un hilo de relato que se entienda y una situación que se entienda.
Nada de eso.
Es una continua muestra de imágenes y de situaciones sin ningún vínculo que no llevan a ninguna parte.
El creador de los diálogos no ha debido cobrar mucho ya que las imágenes se siguen sin palabras ni descripciones.
En fin: una catástrofe total.
No pierdas tu tiempo con este chisme que no me atrevo a calificar de película
Nunca he visto una "película" que se aleje tanto de lo que se le pide a una película: una historia con un hilo de relato que se entienda y una situación que se entienda.
Nada de eso.
Es una continua muestra de imágenes y de situaciones sin ningún vínculo que no llevan a ninguna parte.
El creador de los diálogos no ha debido cobrar mucho ya que las imágenes se siguen sin palabras ni descripciones.
En fin: una catástrofe total.
No pierdas tu tiempo con este chisme que no me atrevo a calificar de película

5,7
198
9
10 de junio de 2021
10 de junio de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Relato atípico, lleno de momentos en los que dices "qué pena, aquí podrían haber aprovechado para...", o "¡vaya! Ya han fastidiado una situación magnífica metiendo una escena inapropiada".
A eso yo lo llamo hacer cine.
Mira que los "galanes", los "chicos guapos" que podían aprovechar la situación para recuperar viejas ilusiones, son feos a parir. No se salva casi ninguno. Y sin embargo las chicas están aún de muy buen ver a pesar de la cuarentena.
El retorno al pasado, el volver a revivir escenas como si estuviéramos recuperando una escena de teatro ya conocida, manida, desesperadamente aburrida o magníficamente decepcionante, es algo que pocos pueden vivir. Y aquí se vive de manera diversa.
Parece como una partitura de variaciones sobre un tema (el amor, el temor, la vida e incluso la muerte) que se interpreta de manera magistral. Sobre todo las chicas. El episodio del "coleccionista" es digno de estudiar.
A veces no entendemos todo porque a lo mejor (casi seguro) al guionista le faltó tiempo para matizar relaciones. Los años de la juventud son complejos y rememorarlos a los 40 es difícil
Aquí se hacen buenas (y menos buenas) escenas de recuerdos; esos recuerdos que con la edad no pueden ser auténticos ni con la intensidad de la época. Pero da igual.
Películas como ésta necesitamos. Seguro que hoy hay gente que quiere y puede hacer puro cine como éste.
Desde aquí mi sincero ánimo a estos sastres del séptimo arte... o de caballería si les da por batallar y batallar.
A eso yo lo llamo hacer cine.
Mira que los "galanes", los "chicos guapos" que podían aprovechar la situación para recuperar viejas ilusiones, son feos a parir. No se salva casi ninguno. Y sin embargo las chicas están aún de muy buen ver a pesar de la cuarentena.
El retorno al pasado, el volver a revivir escenas como si estuviéramos recuperando una escena de teatro ya conocida, manida, desesperadamente aburrida o magníficamente decepcionante, es algo que pocos pueden vivir. Y aquí se vive de manera diversa.
Parece como una partitura de variaciones sobre un tema (el amor, el temor, la vida e incluso la muerte) que se interpreta de manera magistral. Sobre todo las chicas. El episodio del "coleccionista" es digno de estudiar.
A veces no entendemos todo porque a lo mejor (casi seguro) al guionista le faltó tiempo para matizar relaciones. Los años de la juventud son complejos y rememorarlos a los 40 es difícil
Aquí se hacen buenas (y menos buenas) escenas de recuerdos; esos recuerdos que con la edad no pueden ser auténticos ni con la intensidad de la época. Pero da igual.
Películas como ésta necesitamos. Seguro que hoy hay gente que quiere y puede hacer puro cine como éste.
Desde aquí mi sincero ánimo a estos sastres del séptimo arte... o de caballería si les da por batallar y batallar.
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