La desesperación de una persona ante la historia de su vida, de un trabajo basura a otro, sin una casa para vivir, sin dinero y con una problemática familiar seria le puede llevar a tomar decisiones quizás poco éticas, por encima de la amistad, por encima del bien y del mal. La moral por encima de la vida o la vida por encima de la moral: dónde ponemos el límite es una decisión difícil de tomar. Alrededor de esta reflexión gira toda la película. Y gira y gira, ya que en ciertos momentos se hace algo repetitiva. Buena interpretación, pobre sonido y fragmentos demasiado redundantes.

Típico argumento de película de miedo donde aparecen fantasmas, niños, personajes con pasados traumáticos... Salvable porque en ciertos momentos llega a resultar interesante y angustiosa, y por la imagen muy contrastada y monocromática de Balagueró.

Trama de acción más trama de acción más trama de acción que suman un total de tres tramas de acción que ocurren al trepidante ritmo de la música tecno, mediante las que el director trata de explicar cómo la vida puede cambiar a partir de un solo instante de tiempo que sea diferente. Estas tres historias hacen que la película sea increíblemente dinámica y mantienen al espectador siempre atento a todo lo que sucede en cada caso. Todo esto acompañado de una estética de video musical (incluso con algún toque curioso de animación), de los “flashforward” de personajes secundarios y de la perfecta música elegida hacen que nos encontremos ante algo realmente original.

Idilio amoroso, desarrollado en la década de los 60, por dos personas con vidas paralelas e intrincadas en el engaño marital. Destaca por la superposición de imágenes y la repetición de secuencias temporales parecidas que tratan de dar la sensación de que se tratase de la misma escena. Sin embargo, los vestidos de la protagonista nos hacen salir del error producido en nuestra retina. Maravillosos primeros planos. Lo más destacado, no obstante, no es la fotografía, sino la estructura narrativa. En ningún momento se nos muestra a las personas que realmente dan origen a la imposible historia de amor de los protagonistas. Deliciosa, también, la banda sonora.

Excelente película de reconstrucción de una vida tras la pérdida de marido e hija de la protagonista en un fatal accidente de tráfico. Mucha imaginería visual en torno al color que da título a la película y una banda sonora que potencia los sentimientos de los personajes. Zozobra vital de Julie, la protagonista, hasta que al final se reencuentra consigo misma. Tempo lento y clásico de la “nouvelle vague”, como si los Truffaut o Godard siguieran entre nosotros. Se podrá hacer una valoración más globalizadora cuando veamos las otras dos películas de la trilogía.