Es de esperar que en un producto Disney actual protagonizado por una superheroína haya cierto grado de crítica feminista. Es lo que toca hoy en día y si se tiene tolerancia cero a este tipo de reivindicaciones lo mejor es no consumir el producto. Yo me decidí a ver el primer episodio porque, en principio, no tengo inconveniente en ver una comedia protagonizada por una mujer empoderada que además resulta ser la adaptación de uno de mis personajes favoritos de los cómics por mucha carga feminista que lleve a cuestas. El problema es que en Disney, al igual que en muchos otros lados, se confunde feminismo con misandria. Cualquier producción que representara a las mujeres asociándolas a los peores comportamientos que estas pueden tener sería automáticamente catalogada (y con razón) de misógina, y esto es exactamente lo que hace Hulka con los hombres cada vez que aparece uno en pantalla. Donde una empleada ayuda y anima a su jefa, un compañero la crítica por no sonreír suficiente y menosprecia su trabajo y su valía. Donde un grupo de mujeres se desvive por ayudar a una desconocida, llegando hasta a regalarle ropa porque yo te creo hermana, un grupo de hombres la incomoda y la acosa sin piedad. La escalada de este feminismo casposo, mal entendido y mal aplicado, alcanza su clímax cuando Bruce Banner trata de explicarle a su prima lo que supone ser un Hulk, la responsabilidad y el cuidado que debería implicar, y ella le dice que no hace falta que le explique nada. Que ella es mujer y con eso basta. Que ya sabe de qué va porque si hace ver que un piropo le sienta mal la pueden matar (¡literalmente, ojo!). Que lo mismo con el mansplaining (ya saben, hombres incompetentes que te explican tu especialidad). Y esto, sin ningún tipo de sonrojo, mientras le está haciendo un hulksplaining de manual a su primo, el primer Hulk. Los años de experiencia, los sacrificios, la persecución, las hostias con Ultron, Tanos y compañía... Todo palidece en comparación con el hecho de ser mujer y que te piropeen por la calle. Claro que sí, guapi. Con productos como este no es de extrañar que escuchar el término feminismo haga que se le erice el pelo de la nuca cada vez a más personas, hombres y mujeres por igual. Y ese es el drama.

No he leído ninguna crítica advirtiendo de este hecho. Si no compartes las políticas de género indentitarias, no veas esta película y no se la pongas a tus hijos. El único tema que trata es el proceso de conversión de un hombre normal en un maldito aliado feminista planchabragas. El peor momento con diferencia llega al final, que comento en la zona spoiler.