Desde luego, la primera impresión al ver el cartel de la película y leer su sinopsis, no fue buena. Al verla, me desengañé, pues sorprende el juguito que le ha sacado al tema el Sr. Lawrence. Y es que, la diferencia entre esta película y una mala comedia, es su reparto. Hugh Grant (que nunca ha sido actor de mi devoción) está cogiéndole el tranquillo a esto de la comedia, que ya le vale, después de hacer tantas, y la preciosa Drew Barrymore, que, aunque en su línea de bastante resultona actriz de comedia, ha desempeñado trabajos mejores en otros metrajes. Globalmente, y gracias, como dije, a los actores principales, la película se deja ver bastante bien. Es fresquita y con numerosas escenas de partirse un poco el culo. Interesante, o casi buena, diría yo.

Es una película danesa cuyo argumento roza niveles de guardería o, como mucho de preescolar. De díálogos incoloros, inodoros y, sobre todo, insípidos, es la versión práctica del manual de cómo aburrirse sin moverse del sofá. Sinceramente, no pude terminar de verla, ya que, llegados al punto en que te has hartado de repetirte: "A ver si ocurre algo...", y de aguantar supuestas escenas cómicas (que no digo que no lo sean para el público danés), pues me tuve que levantar del sofá y pulsar STOP (la desesperación me movió a hacer ambas cosas a la vez). Total, que el que pueda evitarla, que lo haga. Habrá ganado un tiempo precioso.