Es una película difícil de entender, por supuesto, incluso se ha de ver un par de veces o tres para llegar a comprenderla al completo (yo la he visto tres y todavía tengo alguna que otra espinita), pero esta cinta no es sino una crítica como las que aquí escribimos, es una crítica hecha obra de culto. Es una crítica al quehacer cotidiano; es una crítica a la importancia que se les da a problemas absurdos, mostrando que en el momento en el que tienes el rostro ensangrentado y sientes un verdadero dolor físico todos esos problemas no son más que la trigésima mitad de lo realmente importante.
Sin rodeos, es una crítica a una sociedad "ordenada" en la que el marketing y esa gente a la que llamamos "políticos" te dicen lo que es políticamente correcto y lo que no, lo que es verdaderamente importante y lo que no. Una sociedad que siente pánico hacia lo primitivo y que evita cualquier parecido hacia el mundo animal, olvidándose de que esta formada por una especie como otra cualquiera, o peor que otra cualquiera. Una sociedad subordinada a una interminable moda que incita al consumo y en la que es más rico el que más tiene. Una sociedad que carece de personalidad, amaestrada, y que vive cegada al idealismo al que es sometida, obedeciendo como un perro a las órdenes de ese líder al que admira. Una sociedad que ella solita se está llevando a su autodestrucción, como si de una obra de Poe se tratara. Una sociedad a la que queramos o no todos pertenecemos y a la que llamamos civilización.
Eso es, es una crítica a la civilización.
- "No sois vuestro trabajo, no sois vuestra cuenta corriente, no sois el coche que tenéis, no sois el contenido de vuestra cartera, no sois vuestros pantalones. Sois la mierda cantante y danzante del mundo"

Excentricidad es la palabra que define a esta película. Posee un ritmo impresionante, demasiado para verla por primera vez a las 3 de la mañana un lunes. Escenas raras, terroríficas, desconcertantes, tanto más cuando se presenta a un matemático sumergido en su propia atmósfera, esquizofrénico, diría yo (véase Una mente maravillosa); aunque os aseguro que la estructura de cada toma esconde más de lo que enseña a simple vista, se compone de una complejidad presuntuosa. Así que darle tiempo, para mi gusto es de las que las puedes ver las veces que quieras, pero ponedle mucha atención: os quedaréis con ganas de más.