Normalmente resulta complicado encontrarse una serie que a base de clichés, de resultado. Si disfrutas de lo mundano y las relaciones que se cocinan en exteriores con un punto ligeramente sórdido, te atrapará.
Cada uno de los personajes se hace querer con sus rasgos e historias circunstanciales.
En resumidas cuentas, a pesar de desprender una innegable parte convencional, consigue lo que busca. Una trama redonda y entretenida.

"Caïd" plantea una serie de episodios de corta duración para contarnos una historia nada original, pero con un ritmo y cadencia finamente calibrados.

La lente ofrece a cada personaje el tiempo justo que le corresponde en relación a su importancia. Interpretaciones que dan la talla que exige el metraje, y algunos primeros planos que te cortan la respiración.

Si eres de los que intencionalmente se meten en situación, será un tiempo muy bien invertido.

Recomendada para los amantes del género y del hecho real como base.
Personalmente, destacar la intención de ofrecer diferentes ópticas para contar la historia: la infinidad de capas que envuelven a la lacra del racismo; los daños colaterales a nivel familiar; la subjetividad alrededor de las posibles razones que pueden conducir a alguien a cometer semejantes atrocidades (ambiente, predisposición biológica, carácter multifactorial...); la rutina y todo lo mundano que acompaña a las personas con un déficit en la relaciones sociales...

Se abre el telón. Una serie de sucesos anómalos que invitan al interés natural de quien busca encontrar una explicación razonable a las cosas. A partir de este punto, lo único que te mantiene pegado a la pantalla es el deseo de saber que ocurre al final.
La remarcable interpretación de Boyd Holbrook y Michael C. Hall no evita pensar que al guionista se le terminó la tinta antes de tiempo y simplificó una historia que prometía.